MADRID. El principal acontecimiento de la semana pasada fue la reunión del Banco Central Europeo (BCE), en la que subió los tipos de interés pero sugirió que podría ser la última subida por ahora (en un aparente acuerdo entre los miembros agresivos y los moderados). Los precios de las materias primas y los tipos de interés siguen subiendo, a medida que los inversores empiezan a prever un mundo de gasto deficitario persistente y presiones inflacionistas.
El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años coqueteó con nuevos máximos de 18 años al cierre semanal del viernes. El dólar y las divisas de los países de los mercados emergentes exportadores de materias primas se beneficiaron de este contexto. Las divisas latinoamericanas siguen brillando en 2023, y la clasificación de la semana la encabezan el peso colombiano, el mexicano y el chileno, junto con el real brasileño.
Los grandes acontecimientos de esta semana que arranca serán las reuniones de septiembre de la Reserva Federal (el miércoles) y del Banco de Inglaterra (el jueves). A diferencia del BCE, existe un consenso en el mercado de que la Fed mantendrá los tipos sin cambios. Es probable que el Banco de Inglaterra suba los tipos y es quizás el banco central del G10 que está más lejos del final del ciclo. El informe sobre la inflación de agosto de Reino Unido, que se publica el miércoles, y los índices PMIs de actividad empresarial de las principales áreas económicas, que se conocerán el viernes, completarán una semana inusualmente cargada de datos.
El BCE optó por un compromiso entre halcones y palomas en su reunión de septiembre. Los primeros consiguieron una subida a cambio de sugerir que el BCE cree que ya ha subido los tipos lo suficiente por ahora.
Creemos que el BCE puede ser demasiado optimista ya que los signos de estanflación se acumulan como por ejemplo el aumento de los costes laborales, por un lado, y la caída de los índices PMIs por otro. Esta semana obtendremos la última lectura sobre esto último. Las expectativas al respecto ya son bastante sombrías, lo que nos lleva a pensar que el valor de la moneda común ya descuenta el pesimismo en los niveles actuales, sobre todo cuando en China empiezan a aparecer las primeras señales positivas desde hace un tiempo.
El informe de inflación de agosto publicado la semana pasada nos dejó algunas sorpresas ligeramente negativas. Se esperaba un repunte de la inflación general debido a la subida de los precios de la energía, pero el subíndice subyacente, más importante, sorprendió al alza con un aumento mensual del 0,28%, equivalente al 3,4% anualizado. Esta última cifra supone la primera ruptura de la tendencia desinflacionista en EE UU en seis meses.
Sin embargo, probablemente no sea suficiente para cambiar el rumbo de la FED por lo que, al igual que el consenso del mercado y de los economistas, esperamos que mantenga los tipos de interés sin cambios esta semana. La clave de la reunión será si el banco central se opone a las expectativas del mercado de que el ciclo de recortes comenzará a mediados del próximo año.
El informe laboral de julio mostró que los salarios británicos aumentaron a una asombrosa tasa anualizada del 8,5%, lo que, en nuestra opinión, garantiza otra subida de tipos por parte del Banco de Inglaterra en su reunión de esta semana.
Por supuesto que las expectativas del banco serán clave, pero esperamos ver que el Comité de Política Monetaria está cada vez más alarmado por los indicios de que los efectos de segunda ronda impulsan las presiones inflacionistas en Reino Unido. Creemos que las expectativas actuales de un tipo de interés terminal de alrededor del 5,5%, seguido de recortes a principios de 2024, no se ajustan a la realidad y esperamos que el Comité de Política Monetaria se oponga a estas expectativas el jueves, lo que supondría un apoyo para la libra
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury