VALÈNCIA. La artista plástica Laura Kasamayor presenta en la Sala de Exposiciones del Ateneo Mercantil, del 17 de noviembre al 31 de diciembre, un panorama de técnicas mixtas. Autora del mural Haikun, en la base de Tecnología de la Información y Comunicaciones de la ONU ubicado en Valencia, que actuó de marco al 10º aniversario de la base centrada en innovación digital e inteligencia artificial y la llamada Agenda 2030 -un modelo de acción global sobre las grandes problemáticas de la Humanidad. Las técnicas hablan de los mismos propósitos de la Agenda, como continuidad del proyecto en su vertiente artística iniciada en 2017 en la organización internacional y muestra la representación de cuatro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y un repertorio gráfico de la propia visión actual sobre estas problemáticas y particularmente sobre el germen y organización de la vida, cuya exploración nunca es suficiente.
Entre un ejercicio estructural rayano en lo esquemático de un retrato sin continuidad, hasta la explosión floral de sus universos en movimiento, Kasamayor expone aquí una suerte de biología energética. Expresiones de un orden mayor, inquietante, críptico, pero que también -según el principio de dualidad inherente a todo- exaltan la idea de creación en sí, las formas de la vida más allá de su substrato, acto por el cual, en sus palabras “cuentan su experiencia” a través de una técnica propia que Kasamayor denomina bubbles, es decir burbujas y, como tal, energía en combustión.
Como cultora de disciplinas varias en la pintura, la autora utiliza bases metálicas de hierro, plata, oro, cobre o bronce a los que alía y fusiona con tintas y barnices con el resultado de reacciones químicas, matéricas y cromáticas frías ya fueren estas invisibles y subatómicas, traslúcidas y químicas u oxidaciones híbridas que van dando forma a su paleta de un cromatismo ligado a la naturaleza en imágenes que, a su vez, pueden sugerir figuraciones como imponer el impacto expresionista bajo la impronta orgánica. La liberación de la energía como acontecimiento e incluso crítica social en la vinculación entre naturaleza y tecnología, que tanto le interesa, y aquí registrada con la frescura de una artista heterodoxa que no sólo no se inscribe en movimientos o escuelas, sino que adecua sus materiales al tema a exponer, es decir encarnando el ansiado encuentro entre estética y ética.