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Les Arts escala la cumbre del sinfonismo con un programa dedicado a Richard Strauss

17/05/2023 - 

VALÈNCIA. Cuando Richard Strauss se enteró que el Teatro Nacional de Múnich, su ciudad natal, había sido destruido durante un bombardeo en 1943 a causa de la Segunda Guerra Mundial, se quedó terriblemente impactado. «¡El mundo es muy cruel. Me han aniquilado!», dijo. Esta impresión le llevó a componer Metamorfosis (Metamorphosen en su título original), una composición para veintitrés instrumentos solistas de cuerda, que utiliza como motivo principal un pasaje de la Marcha fúnebre de la Sinfonía “Eroica” de Beethoven; «In memoriam». Las ideas de Goethe, concretamente de los poemas La metamorfosis de las plantas y La metamorfosis de los animales, también le sirvieron de inspiración y consuelo para esta obra que, no era sólo para los teatros de la ópera bombardeados, sino para la destrozada cultura que representaban y que el propio Strauss había encarnado tan fructíferamente.

Algunos años antes había pasado por un shock similar al enterarse de la muerte de Gustav Mahler. Este hecho le hizo hacer una pausa en sus composiciones operísticas para retomar una obra sinfónica que tenía inacabada. Se trata de la Sinfonía Alpina (Eine Alpensinfonie según su nombre original en alemán). Una obra que empezó a escribir después de participar en una expedición en la que se propuso alcanzar la cumbre del Heimgarten (una montaña cerca de Ohlstadt en los Prealpes Bávaros del sur de Alemania). El grupo excursionista fue sorprendido por una gran tormenta, «los árboles estaban siendo arrancados y las rocas lanzadas a su cara», escribía un impactado Strauss de 15 años en una carta a su colega Ludwig Thuille.

Nada más llegar a casa se sentó al piano para describirlo musicalmente y, aunque estos esbozos no se conserven, 40 años después - movido por esta pérdida - retomó la idea reciclando material de una obra que había titulado Die Alps. 

Se propuso crear una sinfonía en dos partes titulada: Der Antichrist: Eine Alpensinfonie, después de haberse inspirado en los escritos filosóficos del ensayo de Friedrich Nietzsche de 1888, Der Antichrist. No era la primera vez que ocurría esto, ya que en Also sprach Zarathustra (1896), utilizó la obra homónima del filósofo alemán también como fuente de inspiración. El título le pareció demasiado filosófico, y finalmente decidió acortarlo llamándola Una sinfonía alpina.

Un poema sinfónico que representa una de las cumbres de la música programática desarrollado en 22 episodios o escenas que, como un cuadro, permiten al oyente sumergirse en la naturaleza panteísta de Los Alpes.

45 minutos de paisaje sonoro en el que cada elemento tiene su leitmotiv: la noche, el sol, la tormenta, la lluvia…, a los que Strauss asocia un tema musical propio, a partir de una variedad cromática orquestal inaudita que permite transmitir al espectador las impresiones que le producen cada uno de los momentos vividos y los parajes atravesados en la ascensión a la cima.

El compositor consideró esta pieza su más perfecto trabajo de orquestación. La estrenó, dirigida por él mismo, un 28 de octubre de 1915 en un Berlín hambriento y cansado de la Primera Guerra Mundial, que estaba a las puertas de convertirse en la mayor ciudad industrial de Europa y en metrópoli cultural de los años 20.

En ese momento Strauss no podía ni imaginar que pocos años después intentaría evitar sin éxito la prohibición de la música de Mahler, a quien rinde tributo esta sinfonía, ni siquiera desde su cargo como presidente de la Cámara de Música del III Reich.

La relación de Strauss con el gobierno nazi ha sido desde entonces objeto de innumerables comentarios, discusiones y estudios. Sin embargo, la dimisión de su cargo, su postura apolítica y la protección que hizo de familiares y amigos judíos le llevó a estar presionado y vigilado por la Gestapo. Esto no hizo sino acrecentar su incomodidad hacia el gobierno de Hitler. Strauss lamentaba la destrucción de la cultura alemana que estaba viviendo.

En 1945, al terminar de componer Metamorfosis, escribió en su diario íntimo:

«El período más terrible de la historia humana se ha terminado, el reinado de doce años de bestialidad, ignorancia y destrucción de la cultura por parte de los mayores criminales, durante el cual los dos mil años de la evolución cultural de Alemania llegaron a su fin.»

Pocos meses después Strauss fue detenido por soldados estadounidenses en su casa de Garmisch. Mientras descendía la escalera anunció al teniente Milton Weiss del Ejército de Estados Unidos: «Soy Richard Strauss, el compositor de El caballero de la rosa y Salomé». El teniente Weiss, que era también músico, asintió con la cabeza en señal de reconocimiento. En el césped del jardín colocaron una señal para proteger al compositor.

El próximo 8 de junio Fabio Luisi clausurará la temporada sinfónica de Les Arts con un programada dedicado a Richard Strauss con estas dos obras fundamentales: Metamorfosis y la Sinfonía Alpina.

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