Libros y cómic

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El sexo del futuro imaginado en los 80 por Paul Gillon

Es una fantasía recurrente, tanto, que se ha repetido varias veces en el cine. El último hombre sobre la Tierra, de 1964; The Omega man, en 1971; El último superviviente, en 1985; Soy leyenda, en 2007 y, recientemente, la serie El último hombre sobre la tierra En el cómic también sedujo la idea de qué pasaría si uno se despierta y ya no hay nadie, que han muerto todos. Paul Gillon tiró del mito a principios de los 80 en La Superviviente, aparecida en la revista Zona 84 (última edición, Glenat, 2011). Un tebeo que no es otra cosa que el mito de Robinson, pero en un contexto post-apocalíptico en lugar de en un naufragio.

La idea tenía de fondo más inteligencia que las desarrolladas en el cine. La hipótesis que planteaba era que, en un planeta en el que habían muerto todos los humanos, los robots seguían funcionando con normalidad realizando sus tareas rutinarias. La protagonista se instalaba en París y se dedicaba a no hacer nada junto a su ayuda de cámara. Tal y como eran los tebeos en aquella época, la ciencia ficción pronto daba paso al sexo. La protagonista se acostaba con su robot, Ulyses, y lo que conseguía al final era que este acabase comportándose igual de mal, como un celoso violento e impulsivo, que un humano posesivo y controlador.

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