VALÈNCIA. Ejemplar es una palabra polisémica. Un ejemplo es esta misma palabra: el “ejemplo” -valga la redundancia-. Otra acepción de ejemplar se refiere precisamente a un prototipo, o algo que cabe seguir para obtener el éxito… como una vida ejemplar. Un ejemplar también puede ser una pequeña pieza de una colección de libros, un personajillo hecho de páginas y resguardado por un lomo que contiene cientos de palabras y letras bailando en su interior. Si hablamos de un ejemplo de algo ejemplar en València aparecen dos nombres: Carol Martínez y Carmen Herrero, las diseñadoras gráficas y creadoras tras la plataforma editorial independiente Estudio Ejemplar… y ya dejamos esta palabra tranquila.
Este dúo, que ya ha dado vida a publicaciones de otros creadores como Lorena Gómez con Salamina o su publicación sobre el significado y la forma del color Verde ahora se atreve con un proyecto con el que presentan su estudio: Atlas de Libros Cotidianos, una publicación en la que recopilan 58 libros que han significado algo -lo que sea- en la vida de los que los tienen. Para ello lanzaron una open call en 2024 con la idea de preguntar a sus seguidores qué libros les habían cambiado en la vida pudiendo ser desde tu libro favorito de la adolescencia hasta el que tuvieras más cerca en la mesilla de noche.

- Carol Martínez y Carmen Herrero, las caras tras Estudio Ejemplar
- Foto: PAULA BERJILLOS
Un homenaje a los libros desde los libros es lo que les lleva a reflexionar sobre la relación que tenemos con estos “ejemplares” y comprenderlos como un espacio emocional. “Nos centramos en el libro más allá del objeto contenedor y vamos a la parte más emocional.
Hablamos de libros que pueden ser un regalo, un recuerdo y otros que simplemente acompañan a quienes los tienen”, apunta Martínez, a lo que Herrero añade que recibir todas estas historias les hace reflexionar sobre el libro que generan que -en sí mismo- sirve para dar cabida a las historias, llegando a una convocatoria “muy exitosa”, que les sirvió para dar el pistoletazo de salida.
“Teníamos a casi sesenta personas esperando que hiciéramos algo. Queríamos hacerlo con cuidado, pero a la vez estábamos dándole muchas vueltas a cómo empezar. Queríamos comprender Ejemplar como un juego entre contenido y contenedor, generando un trabajo con el que se pueda jugar y que hable de nosotras”. Con este juego, con el que saltan a la comba junto a 58 personas más, consiguen desde lo colaborativo generar un espacio en el que superan el vértigo por formar parte del mundo editorial que siempre habían admirado desde fuera, o desde la barrera de los stands.

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- Foto: PAULA BERJILLOS
El proyecto, a su vez, nace del “frikismo” de Herrero y Martínez por las ferias de autoedición y por las editoriales que forman parte de sus carteles, a las que confiesan que seguían como “si fuera un cantante en una gira”: “Empezamos a seguir a diferentes editoriales como si fuéramos fans y de ahí sacamos la conclusión de emprender nuestro proyecto contando con que ambas somos diseñadoras gráficas”, explica Herrero. “De las ferias aprendemos todos los tipos de formatos y mundos que caben en el universo editorial y comprendemos la edición desde una mirada más amplia”.
Para Martínez, la clave de Ejemplar es precisamente generar sus propios discursos, y dar cabida a todo tipo de voces e historias. Su proyecto nace precisamente de la indecisión y de intentar vencer al síndrome del impostor con su propio ejemplo: “Tenemos un síndrome del impostor que no nos cabe dentro y en un contexto que siempre está liderado por hombres queríamos dirigirnos a nosotras mismas en un ejemplar que forma parte de un colectivo dentro del mundo editorial, como una copia dentro de un todo”, explica una de las cabezas pensantes del proyecto. “Nacemos desde los libros porque es lo que nos une y por eso Atlas de Libros Cotidianos habla precisamente del libro más allá del soporte y se centra la historia y relación que construimos con estos objetos”, añade.

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- Foto: PAULA BERJILLOS
En esta publicación, descubren que muchas veces se le da mucha importancia a la portada más allá del interior, que los que participaban tendían a enviar su libro favorito más allá de la conexión emocional que sintieran con los “ejemplares” y que había libros que se podían repetir como El principito. “Nos sirve como aprendizaje para futuros proyectos. Aprendemos de la pluralidad que cabe en una publicación tan extensa y en cómo trabajar con las historias de los demás. Nos interesa que las historias que nos cuentan queden reflejadas mientras jugamos con el diseño”, explica Herrero.
Con esta idea de convertirse en contenedor, ninguna de las integrantes de Estudio Ejemplar quiso formar parte de su propia idea, aunque no se les puede no preguntar qué ejemplar habrían incluido en su Atlas. Martínez confiesa que incluiría La historia interminable porque era el libro que le leía su padre de pequeña. Herrero se decanta más por la literatura de Haruki Murakami y elegiría Tokio Blues, aunque cree que no ni siquiera lo tiene en formato físico.
Esta pequeña confesión, de alguna manera, es ejemplar de su proyecto: importa el contenedor pero también el contenido, importan las historias que se cuidan y se recuerdan y ese ejemplar que, aunque no esté en la estantería, queda en la memoria. Como un proyecto, como un dúo, como esa sensación física de lanzarse al vacío y vencer entre dos al síndrome del impostor con un trabajo que es, aunque ellas no lo digan, ejemplar.

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- Foto: PAULA BERJILLOS