VALÈNCIA. Nunca es fácil poner punto y final, y para hacerlo como toca hay que tener mucho estilo. Hay que saber concluir, despedirse y dejar al lector con ganas de saber más, aunque satisfecho. Esta ha sido la tarea de Flavita Banana, la artista tras la que se esconde Flava Álvarez-Pedrosa Pruvost quien pone punto y final a su serie de Archivos con la publicación de Archivos expiatorios (¡Caramba!, Astiberri).
Lo hace con un volumen que se sumerge bajo tierra para llegar al sustrato de su humor y en el que reúne más de doscientas páginas de sus últimas viñetas. Para celebrar su arte, su mirada y el humor, la artista recopila algunas viñetas en las que habla sobre el mundo que le rodea, siempre reflexionando por el camino que va tomando. Entre bromas que enfrascan la realidad de quienes conviven con ella, sean de la ideología que sean, y con una crítica feroz, la artista consigue repasar sus mejores viñetas en un formato que sirve como punto y final de esta etapa creativa, por ahora.
-¿Cómo te sientes al poner punto y final a tu colección de Archivos?
-Es un sentimiento extraño. Cuando empezamos a hacerlos tan solo pensamos en los archivos como la forma de recopilar las viñetas en las que iba trabajando. Es un formato muy cómodo en el que albergar las historias. Con el paso del tiempo vimos que había demasiado contenido y que podíamos hacer cosas chulas con los archivos, dejarlos bonitos y ordenados.
-La portada muestra a dos gusanos jugando en la tierra, algo que de alguna forma habla de los orígenes.
-La portada de la tierra habla de un terreno que ha estado en barbecho durante mucho tiempo. Hablamos de una vuelta a los orígenes y de observar lo que te rodea, de alguna manera resume algunos de los ejes temáticos del libro.

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-En tus viñetas reflexionas sobre la realidad y el mundo que nos rodea, y sin embargo no caducan sus bromas ¿cómo se puede hacer humor crítico de algo tan actual y que perdure en el tiempo?
-Soy muy estricta con hacer viñetas perdurables, me gusta centrarme en lo que me rodea y reflexionar sobre las cosas que vivimos y reírme de ellas. Cuando dibujo sobre temas actuales intento encontrar una conclusión universal que hable de lo que estamos viviendo. Muchas de las cosas que nos pasan han venido para quedarse, como la adicción a los móviles o el uso de la inteligencia artificial. Son temas que parece que se van a desinflar, pero ahí sigue.
-Pero siempre hay una forma nueva de mirar hacia estas historias
-Exacto, no nos podemos quedar en los mismos formatos de siempre para retratar una y otra vez los mismos temas de actualidad. No se pueden seguir haciendo solo viñetas de náufragos en islas desiertas o señores que hacen cola en Hacienda. Hay una línea clásica de viñeta que ya es muy universal, hay que innovar dentro de esta.

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-¿Cuál es la fórmula para reflexionar sobre estos temas desde fuera?
-Intento apelar a la sensibilidad y pensar en mi propia percepción. Lo que más me gusta es ver los debates que se generan con viñetas que tienen un toque de humor absurdo y que no tienen que ver exactamente con nada. En mi trabajo es muy importante tocar ciertos temas con humor y ensalzarlos sin buscar culpables o estar enfadada con la actualidad.
-¿Se puede hacer humor sin ofender?
-Claro, hay una gran diferencia entre ser el cuñado de la cena de Navidad y ser humorista. Yo dibujo para gente que tiene sentido del humor. Escribo y dibujo para personas que son capaces de reírse de las cosas que hacen mal y que son autocríticas con sus comportamientos. Cuando hago un chiste sobre gente que no lee, no digo que esa gente sea tonta, solo digo que habría que leer más.
-Y aun así, hay muchos ofendidos en tus comentarios de Instagram, por ejemplo.
-Yo he observado que hay ciertos sectores entre mis seguidores que a veces se ven atacados directamente. Yo dibujo para la gente que tiene sentido del humor y voy tanteando como hacer viñetas para que la gente sea capaz de reírse conmigo, hasta cuando hacen las cosas que dibujo. Es muy importante tener la capacidad de verse reflejado y saberse reír de uno mismo.

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