VALÈNCIA. En los años 30 los niños no solo se limitaban a jugar con sus muñecos. Los había que también se atrevían a trastear con figuras de dinosaurios, con coches y con pistolas. Sus andanzas, a veces temerarias, fueron capturadas por fotógrafos de la época y expuestas en fotolibros dirigidos al público infantil, que servían como un diario de sus vidas. Ahora sus historias se cuentan, del 3 al 5 de octubre y en el marco de la feria del libro artístico Recreo, a través de la muestra Kids Photobook Archive, organizada por la editorial Tambourine. 

Un paseo visual a través de veinte publicaciones que van del 1930 al 1980 y que muestran el lugar “experimental y fascinante” que ocupa la fotografía dentro de la literatura infantil y que se cuenta manos de su comisaria: Sara Arroyo. Con estas publicaciones habla de todas las historias que se quedan por contar y que se refieren a otro tipo de públicos, y que además cuadra perfectamente con el público de Recreo: “Se trata de una muestra que accede al archivo de los fotolibros antiguos, que explican su contexto y que pone en valor este tipo de literatura infantil, a veces invisibilizada”.

“Nos ponemos en contacto con este subgénero -el del fotolibro- dentro de la literatura infantil a través de autores como Alec Soth que son reconocidos por tener una biblioteca que se centra en los fotolibros dirigidos a niños, poniéndolos a ellos como protagonistas”. De esta forma, y mostrando su colección personal, Arroyo bucea entre rastros y mercadillos online para encontrar más de una veintena de estas publicaciones que les sirven para montar el Kids Photobook Archive, una exposición que se centra en la mirada de los más pequeños y que cobra una forma más organizada y estructurada con un fin concreto: “contar que leen y ven los niños” y que hacen, claro.

Al hojear las páginas de estos fotolibros el lector -y visitante- se encuentra con manuales de los más peculiares en los que empuñar una pistola puede formar parte de un juego y en el que los niños parecen no tenerle miedo a nada. Las publicaciones, para Arroyo, ponen a conversar a los adultos con los pequeños rozando los límites de lo políticamente incorrecto: “Aunque las publicaciones se refieren a los niños, emplean un lenguaje muy experimental y original. Existe un interés en contar las historias de una manera nueva y diferente, aunque formen parte de su rutina”. 

Con una mirada desde el presente Arroyo expone algunos fotolibros en los que se muestran historias que ahora no podrían ser contadas: “Hay de todo en los libros, desde fotografías de un día de pesca hasta otras más perturbadas. Hay imágenes violentas como una historia en la que una niña castiga a una muñeca azotándola mientras está rodeada de peluches”. Estas imágenes, que cobran vida a través de Kids Photobook Archive se leen ahora desde el presente con cuidado y curiosidad.

Para mantener la esencia de Recreo, Arroyo ha decidido que en València los ejemplares se expongan en abierto para que los visitantes puedan “hojearlos y vivir la experiencia de acercarse a las historias”. Una prueba con la que busca que quien se acerque a la muestra pueda conocer y acercarse a este subgénero tan desconocido dentro de la literatura juvenil: “Tenemos que encontrar un balance con la educación visual de los niños, hay que compartir con ellos la fotografía para que aprendan a ver el mundo más allá del dibujo. La literatura infantil tiene que incluirlo todo”. 

Un 'display' tubular 

La propuesta para la exhibición de la muestra de fotolibros se basa en el conocido como Abstracta System de Poul Cadovius de 1962, basado en tubos de acero de diversas longitudes que se ensamblan fácilmente mediante conectores y abrazaderas diseñadas de una manera que otorgan estabilidad al conjunto y sostienen diversas superficies. El sistema permite construir estructuras y composiciones minimalistas y de apariencia ultraligera, consiguiendo estanterías o expositores de estética atemporal que se adaptan a cualquier ambiente.

A partir de este sistema, que está pensado y diseñado para múltiples usos (separadores, vitrinas, estanterías, etc.) LAKA propone una composición de estructuras trigonométricas y minimalistas gracias a unos conectores hexagonales poco frecuentes. El diseño de Cadovius ha sigo galardonado en múltiples ocasiones incluyendo el ID Award de Dinamarca en 1992 y forma parte  de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa) desde 1967.