Cultura

Las clamorosas ausencias en los 50 mejores libros españoles del último medio siglo

  • Mario Vargas Llosa
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ALICANTE. Babelia, el suplemento cultural de El País, se planteó hace unos meses determinar Los 50 mejores libros españoles del último medio siglo. Con este fin, se envió un cuestionario a más de doscientos expertos de los que respondieron 116, 67 hombres y 45 mujeres. El jurado estuvo integrado por cuarenta profesores de literatura de universidades españoles y extranjeras, cuatro libreros y, completando la relación, firmas culturales del diario. La lista final de libros incluye ensayo, poesía, novela gráfica, cuentos y, sobre todo, novela. Hay escritores con dos y tres obras;  y, en cuanto al sexo, predominan los varones sobre las mujeres, 36 y 14 respectivamente.

Nada más revisar la selección, eché en falta a siete personalidades de nuestra literatura. Sus nombres son los siguientes.

El primero que salta a la vista es Mario Vargas Llosa. Recordemos que el escritor peruano obtuvo la nacionalidad española en los noventa y que ha sido galardonado con los premios Nobel, Príncipe de Asturias y Cervantes. Y aunque varias de sus mejores novelas son anteriores al periodo de esta selección,  La fiesta del chivo, publicada en 2000, está considerada como una de sus grandes obras y debería estar en el listado. ¿Y por qué no figura? Solo hay una respuesta: motivos ideológicos.

  • Mercè Rodoreda -

Se supone que a los expertos no se les debería pasar ningún libro de calidad, sin embargo, un ejemplo flagrante de lo contrario es La muerte y la primavera, la novela póstuma de Mercè Rodoreda publicada en 1986, tanto en catalán como en castellano. Esta obra constituyó un hito en el panorama literario catalán que la calificó como magistral, y solo bastante tiempo después fue descubierta por parte de la crítica del resto del país que entonces se deshizo en elogios En este sentido, García Márquez escribió un artículo al poco de su fallecimiento que reveló su profunda admiración por ella y en el que también se lamentó de la escasa repercusión que su muerte había tenido en los medios hispanohablantes.

  • Javier Reverte -

Otro olvidado es Javier Reverte, una referencia en la literatura de viajes. De todos sus libros hay uno que, a mi entender, destaca sobremanera y que debería encontrarse entre los elegidos: En mares salvajes, Un viaje al Ártico cuyo itinerario discurre por el norte de Canadá. Su génesis y desarrollo resulta fascinante: en 2007, a consecuencia del cambio climático, se abrieron los hielos árticos permitiendo la navegación; y justo al año siguiente Reverte consiguió un pasaje en un barco oceanográfico que atravesó el mítico Paso del Noroeste, la ruta que conecta el Atlántico y el Pacifico. En cierta ocasión, le preguntaron la razón por la que sus libros recibían el desdén de cierta parte de la crítica española. Contestó que, a diferencia de la anglosajona, muchos críticos consideran la literatura de viajes un género menor.

Si por una suerte de Ministerio del Tiempo, los expertos hubieran viajado a 1650 para escoger los libros más importantes de ese medio siglo, sin duda habrían desechado Don Quijote de la Mancha por el éxito comercial y popularidad que alcanzó desde su  publicación: seis ediciones en el primer año y más de 13.000 ejemplares vendidos en los diez posteriores, una cifra considerable en aquella época.

  • Arturo Pérez-Reverte -

Este preámbulo viene a cuento de la siguiente ausencia: Arturo Pérez-Reverte que, desde sus inicios en la escritura, ha sido ignorado por parte de la crítica al ser, precisamente, un escritor superventas. Así, de su prolífica obra, hay varias novelas que merecen aparecer en el listado por su calidad literaria como El Club Dumas, considerada como una de sus obras más sobresalientes; Línea de Fuego, que aborda la Guerra Civil centrándose en los hombres y mujeres que, voluntarios o a la fuerza, lucharon ella; y Hombres buenos a la que The Times dedicó un  espacio en su sección cultural: “Arturo Pérez- Reverte nos hace disfrutar de un juego inteligente entre historia y ficción”.  Una sinopsis breve podría ser: “A finales del siglo XVIII, dos académicos de la RAE visitan París en viaje oficial para conseguir de forma clandestina los 28 tomos de la Encyclopédie de D'Alembert y Diderot, que estaba prohibida en España”. Pero esta obra es mucho más, y de ahí su excelencia. Es un modelo ejemplar del denominado género híbrido, es decir, la fusión de géneros, en el que coexisten la aventura, la historia, la filosofía y el relato de viajes. Y también es metaliteratura en la que el propio autor interviene como personaje en un plano narrativo actual en el que cuenta el proceso de investigación y escritura del relato, combinado hábilmente con otro plano de ficción enmarcado en el pasado. A mi parecer,  esta novela merecería estar en el podio de la selección.

  • Manuel Vicent -

Otro autor no mencionado es Manuel Vicent. De su obra hay al menos dos que deberían encontrarse entre las mejores: Tranvía a la Malvarrosa, una novela de iniciación juvenil ambientada en la Valencia de los años cincuenta; y la menos conocida El azar de la mujer rubia que refleja de una forma brillante la Transición. Y huelga decir que ambas fueron elogiadas por toda la crítica de nuestro país. Debo reconocer que no he podido hallar una explicación del olvido de Vicent. Ha ganado los más prestigiosos premios literarios y ha recibido numerosas distinciones. Es un virtuoso en la lengua castellana, su prosa es precisa y elegante, y como decía Azorín “Escribimos tanto mejor cuanto más sencillamente escribimos”.

  • María Dueñas -

El siguiente nombre ignorado es María Dueñas. Posee el título de doctora en Filología Inglesa y ha ejercido en universidades españolas y estadounidenes. Pero, también es una apasionada de la lectura, cuenta con un amplio bagaje académico y, sobre todo, atesora una gran imaginación. Así que un buen día, a los 45 años  —es lo que se suele denominar una escritora tardía—, decidió zambullirse en el insondable mundo de la literatura, pero sin grandes pretensiones. Su ópera prima, El tiempo entre costuras, se publicó sin poner en marcha la maquinaria habitual de las editoriales, pues se trataba de una debutante. Naturalmente, la novela pasó desapercibida para los medios, pero gracias al boca a boca y a las recomendaciones de los lectores pronto ganó popularidad y fue superventas. Los ecos de su éxito llegaron entonces a los críticos, y todos sin excepciones la alabaron con frases como “Una novela con mayúsculas, deslumbrante” y “Una de las novelas más poderosas de los últimos años”. Sin duda, esta obra debería estar en dicha nómina.   

  • Julia Navarro -

La última figura excluida —también escritora tardía— es Julia Navarro, periodista con una dilatada trayectoria profesional. Trabajó en numerosos medios escritos y televisivos; y al igual que sus colegas Reverte, Vicent y Pérez-Reverte resolvió de pronto cambiar el rumbo de su vida y publicó su primera novela que fue un completo éxito. Prosiguió con su brillante carrera profesional y tiempo después lanzó la que, en mi opinión, es su obra cumbre y que merecería estar en el listado: Dispara, yo ya estoy muerto, una extraordinaria novela de más de novecientas paginas con resonancias de las grandes novelas históricas épicas del siglo XIX.

¿Y por qué no aparecen María Dueñas y Julia Navarro en esta relación? Una voz autorizada como Lola Gulías, editora de ficción en Planeta, lo aclaró crudamente en una entrevista concedida hace unos años: “Los libros, por el hecho de vender mucho, generan prejuicios en torno a su calidad; y si es una mujer, peor”.    

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