Libros y cómic

DIBUJADO POR DON JULIO

'Los negritos no van a comerte': el nuevo cuaderno de Fandogamia que no le teme a las denuncias

VALÈNCIA. Publicar algo, con el esfuerzo y dedicación que conlleva, debería significar siempre una alegría. Un motivo de celebración con amigos y familiares y un espacio de disfrute por un trabajo bien hecho. Para el dibujante Don Julio -nombre artístico tras el que se encuentra Julio Serrano- no siempre ha sido así, para nada. 

Sus dos últimas publicaciones, en forma de cuadernillo de actividades y junto a la editorial valenciana Fandogamia, han resultado en varias denuncias por su “ofensa” a ciertos colectivos. Primero le pasó con Ser fascista está mal, un cuadernillo de actividades que de forma ácida y didáctica explora los puntos en común entre ciertos líderes fascistas como Hitler, Franco y Mussolini… no se libra ninguno.

 

Algo que les valió una denuncia -cuyo denunciante no se ha hecho público por parte de la editorial- ya archivada que ahora se expone en su web: “¡Ocho reimpresiones y otra denuncia archivada! ¡Así se hacen los tebeos! Llega una nueva edición del cuaderno de actividades para adultos más adecuado para los tiempos que corren”, firman desde Fandogamia

 

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Ahora, y tras la denuncia -también archivada- de Abogados Cristianos por el cuaderno El niño Jesús no odia a los mariquitas, Don Julio no solo puede respirar tranquilo, sino que ahora presenta su nuevo trabajo: Los negritos no van a comerte, en el que reflexiona sobre el racismo con rabiosa actualidad siguiendo el estilo de sus anteriores trabajos. Una publicación que llegó a librerías el 17 de abril y en el que demuestra que aún le quedan ganas para seguir haciendo cuadernillos PARA ADULTOS, sí, en mayúscula, que luego hay quien se confunde. 

 

La novedad es que este cuadernillo cuenta con el asesoramiento completo de Open Arms -una ONG dedicada al rescate en mar de migrantes en el Mediterráneo- quienes han ofrecido sus servicios para revisar el cuaderno y asesorar a Serrano en los datos que necesitara. “Susana, esto tampoco es para niños, pero te vendría bien leerlo”, apuntan en la publicación que anuncia este nuevo cuaderno a los seguidores de Don Julio y la editorial, quienes lejos del miedo siguen trabajando en estos cuadernillos que son “más necesarios que nunca”.

 

“Las denuncias son una labor de persecución que llevan consigo mucha pérdida de tiempo y dinero, además de la sensación de estar indefenso ante estos bullies de la justicia. Es agotador recibirlas, pero a la vez te da ánimo porque si persiguen mi trabajo es que lo estoy haciendo bien, o así me gusta entenderlo”, apunta Serrano.

 

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Para este trabajo, y una vez superada la ansiedad de las anteriores publicaciones, se plantea el reto de seguir innovando pero en la misma línea de sus anteriores cuadernos. Para ello arrasa con los cuadernillos de verano y lo que encuentra en los kioscos mientras va recopilando información de los datos que le interesa analizar para abordar el complejo tema del racismo. “Se trata de no ser repetitivo y coser las ideas mientras invito al lector a reflexionar sobre los datos que se publican en el cuaderno. Hay que documentarse y saber hacer crítica mientras a la vez se genera algo informativo”, apunta el autor de Los negritos no van a comerte, quien entre sus páginas deja hueco para datos desoladores y reflexiones muy duras sobre el maltrato que reciben los inmigrantes.

 

“Contar con la ayuda de Open Arms para realizar este cuaderno ha sido muy interesante a la hora de hablar de la marginalidad y de sus situaciones, aunque sea de una forma general. Este cuaderno me hace ver que tengo el poder y privilegio de contar con una plataforma en la que puedo exponer estos temas tan problemáticos y con ello lograr que la gente lo lea y, con un poco de suerte, que se conciencie un poquito”. 

 

El cuaderno, también, pone el foco en las nuevas oleadas de turistas y realiza una interesante -y muy actual- comparación con la supuesta invasión de los espacios, mientras habla de quienes intentan hacerse un hueco de manera tranquila en la ciudad con un pequeño comercio. Para ello los compara con los nómadas adinerados que pueden llegar a destruir el tejido del barrio. “Hilo problemáticas que parten de diferentes lugares para hablar de una misma idea y generar una reflexión”, explica el autor.

 

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Conociendo su realidad como persona no racializada, Serrano se apoya por completo en Open Arms y otros colectivos para aplicar su feedback y así generar una publicación que tenga sentido y lleve a la reflexión. Tanto es así que más allá de librerías se repartirá por parte de la ONG como una especie de ejercicio para adultos: “Es muy interesante que una organización como esta quiera adaptarse a las nuevas formas de comunicar, y que esté abierta al humor y la crítica. A veces este formato ayuda precisamente a que se le dé más seriedad a un problema, y muchos ejercicios dejan mal cuerpo al lector haciéndole reflexionar”.

 

Es su manera de operar también en El Jueves, el medio con el que lleva trabajando más de quince años y en el que cada semana tiene que “trabajar con el humor y la sátira” para hablar de actualidad. “Es un ejercicio que tengo bastante automatizado porque llevo ya más de veinte años dedicándome al humor gráfico, aun así, este cuaderno me ha hecho “peinarme” internet para aprender ejercicios nuevos para contar mi historia, y me ha hecho vivir mucha angustia con el relato que quería reflejar”.

 

Cerrar este encargo, tal y como lo contempla Serrano, es superar también el reto mental de volver a la carga con el formato cuaderno que ha sido tan duramente perseguido, y que le ha llevado a estar en varias batallas judiciales que le han quitado tiempo y espacio mental para poder crear con tranquilidad. “En menos de un año llevo cuatro denuncias y es agotador ver que mi trabajo se persigue, pero a la vez siento que lo que cuento tiene que llegar a los lectores y me fio totalmente del criterio de Open Arms y de la información que publicamos, quiero que los lectores se acerquen con la mente abierta a este trabajo y que, más allá de las polémicas puedan aprender y reflexionar sobre este tema”. Con esto Serrano demuestra que los negitos “no van a comerte” y los denunciantes, tampoco. 

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