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Marina Garcés: “La amistad es una práctica de transformación”

  • Marina Garcés, en una foto de archivo
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VALÈNCIA. El día en el que la filósofa y escritora Marina Garcés fue a la librería valenciana La Repartidora para presentar su nuevo libro La pasión de los extraños. Una filosofía de la amistad (Galaxia Gutenberg) le pasó algo mágico. Cuando se dirigía hacia la presentación Garcés podría haber ido en taxi, andando o en bus, pero decidió tomar un metro, que pasaba casualmente por la parada de Amistat, en la que se encontró con una peculiar estampa: dos amigas reclinadas la una sobre la otra y, a su lado, una chica con sus auriculares. Una imagen que se refleja en su libro, en un capítulo en el que habla sobre la importancia de la inclinación -tanto física como mental- y su relación con el valor de escuchar y apoyarse dentro de cualquier amistad. Una imagen que hizo que se le alegrara el día. 

Ese mismo día, y antes de abordar las claves de este libro junto a sus lectores, Garcés se reunió con Culturplaza en una conversación sosegada sobre los amigos, la lectura de la amistad a través de filósofos como Bourdieu, Nietzsche y Descartes y cómo ha evolucionado este concepto a lo largo de los años. Como si de una conversación entre amigas se tratara, Garcés llegó a esta conversación comentando la imagen de las dos amigas, y cómo le había conmovido ver como algo que relata en su libro tenía ejemplos tan reales fuera de las páginas. 

 

Un pretexto perfecto para hablar de la amistad como esa “pasión de los extraños” que lleva siendo una materia a analizar tan única e incomprensible desde hace cientos de años, y que ha generado todo tipo de debates que no tienen una solución clara. ¿Se puede mezclar sexo y amistad?, ¿es cierto eso de que quien tiene un amigo tiene un tesoro?, ¿qué dicen nuestros amigos de quienes somos?, estas y cientos de preguntas más caben entre las páginas de este libro. 

 

-¿Qué te motiva a escribir sobre la amistad?

 

-Hay un triple por qué. Uno personal en el que comprendo que la amistad es algo que me ha atravesado desde siempre, y que me hace cuestionarme mucho sobre mí misma. Uno más político o social que me hace reflexionar sobre por qué la amistad ha tomado más relevancia en los últimos años y nos hace replantearnos cómo son nuestras relaciones sociales y nuestros vínculos. Y por último un porqué filosófico porque es mi oficio y mi pasión y contemplo que la amistad es uno de los grandes temas de la filosofía occidental.

 

-¿Cómo se aborda este concepto desde la filosofía?

 

-Es una tradición de pensamiento altamente idealista que se puede cuestionar desde el presente. Me gusta ver como evoluciona a lo largo del tiempo y cómo se transforma. 

 

-En el libro hablas cobre como la amistad tiene que romper lazos con el concepto de utilidad, y como de forma errónea asociamos a los amigos con “los favores”.

 

-La amistad no se puede comprender como algo utilitario, es su gran línea roja. Asociar la utilidad con las relaciones de amigos hace que la amistad se someta a una finalidad superior de la que se busca extraer un beneficio de esta relación. Actualmente, hay un discurso muy “normalizado” que comprende la amistad como un factor medible y que tiene que ser perseguida en términos de beneficios vitales.

 

-En tu libro también hay espacio para esos estudios que abordan precisamente la idea de que tener un amigo puede alargar la esperanza de vida. 

 

-La amistad lleva siendo un debate abierto cientos de años, pero parece que el periodismo y la neurociencia están centrándose en ello mucho más ahora. Cuando se ha visto que estamos en un momento en el que hacen falta más que nunca los amigos es cuando se ha puesto el foco neurológico en el tema. Esto surge de la cultura del bienestar que se entiende como algo propio y privado, que revierte finalmente al individuo y genera un discurso un poco peligroso que habla sobre la idea de sentirse bien constantemente.

 

-¿Qué opinas del concepto “persona vitamina”?

 

-Uno no se puede relacionar solamente con personas que le hagan sentir bien o que amplifiquen sus capacidades. Los amigos son personas que te posicionan en el mundo de cierta manera y considerar al sujeto como alguien perfecto lleva a esta idea de instrumentalización que lleva a capitalizar las relaciones. 

 

-En tu libro también se habla de este factor de utilidad y se liga con esa idea de “presumir” de planes y amigos en redes sociales ¿Es más difícil tener amigos en el siglo XII y en la era de las redes?

 

-Esto de que si tu amigo no publica algo sobre ti no es tu amigo es mentira. La amistad se construye también entre secretos e intimidad y las redes se han convertido en un escaparate totalmente abierto que potencia el poder de la amistad como capital social. La amistad se intenta medir en acciones como cuantas interacciones hay en una publicación y cuantas personas te siguen. Quien no expone su vida no es que no la tenga, sino que la vive de una manera más privada y quizás íntima.

 

  • Marina Garcés, en una foto de archivo -

 

-También pones el foco en las rupturas de amistad, y cómo pueden doler tanto o más que las románticas, ¿consideras que se le está dando más espacio a este tema?

 

-Poco a poco están entrando en nuestro imaginario y en la conversación. Ahora se le dedican programas de pódcast, series y hasta libros a este tema y hay un murmullo que se adentra en esta dimensión tan dolorosa como necesaria. Esto implica hablar de la ética, de los cuidados, de las relaciones y de cómo también una amistad a veces conlleva la pérdida.

 

-¿Cuál es el problema de las rupturas de amistad?

 

-Que no se le atribuye la época y el drama que tiene realmente, como pasa en otro tipo de relaciones posibles. La ruptura de relaciones románticas o de familia han alimentado durante años la literatura, el cine y las grandes disputas políticas… ¡Hasta las guerras! Y se han comprendido dentro del imaginario de los conflictos entre individuos y entre colectivos en las sociedades. La amistad también tiene la época para entrar en ese discurso y esa narración de nuestra historia y nuestro imaginario, y su dolor existe. 

 

-¿Cómo lee la filosofía la amistad?

 

-Como una virtud ética y un beneficio a la hora de relacionarse. Desde la tradición filosófica se comprende la amistad como una cualidad en la que prima la conversación, la estabilidad y donde hacer amigos es algo bueno para la vida. Aristóteles se refiere a la amistad como una de las grandes virtudes de la vida y se comprende como un espacio libre en el que puede desarrollarse el ser humano.

 

-Aunque para hacer amigos hay que romper esa norma de “no hablar con extraños”, para poder llegar a establecer nuevos vínculos.

 

-Para mí la fuerza de la amistad reside en la condición de lo extraño, un amigo no tiene que ser siempre un reflejo en el que mirarnos a nosotros mismos ni un alma gemela. Si el amigo se convierte en un espejo, hablamos más bien de un narcisismo contemporáneo que puede convertirse en algo tóxico. El amigo no sale del hogar ni de donde tú sales, viene de otro lugar y te lleva a otros, un amigo es siempre un portador de nuevos mundos.

 

-Esto lo ejemplificas en La pasión de los extraños a través de la película E.T, el extraterrestre, que confiesas que te conmovió mucho cuando eras pequeña.

 

-Es el mejor ejemplo de extraño que te puedes imaginar, y la película habla de una conexión de otros mundos. La extrañeza no se refiere a ir con gente muy diversa, sino a esa distancia de lo desconocido que hace posible la amistad. Es interesante relacionarse con el concepto de extrañeza y ver cuánta somos capaces de soportar. La amistad es una práctica de transferencia y de transformación en la que nos descubrimos a nosotros mismos. 

 

-¿Cuál es el peligro de institucionalizar la amistad?

 

-Que se pierde su historia. La amistad es una comunidad de recuerdos que viven mientras son contados, pero no hay que venderlos constantemente en las redes sociales. La amistad reside también en lo privado y en lo cotidiano. Nace de la autosuficiencia y de querer compartir la soledad, los miedos y las sombras con alguien. La amistad no es más que una brecha compartida. 

 

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