VALÈNCIA. Un pez muerto también sigue la corriente; le arrastran las olas y se deja llevar. En el mar no se está permitido parar. Un hombre llega a la oficina, se toma un café y empieza a teclear, no sabe bien qué hace, pero sabe que para llegar a fin de mes tiene que producir, dejarse arrastrar.
Su historia es el punto de parte de Mil cosas (Anagrama), una novela de Juan Tallón que reflexiona sobre la hiperproductividad y “la vida absolutizada por el trabajo (...) la velocidad de las cosas y las grandes penurias a las que las metrópolis nos abocan”.
Para entrar a este universo, que tristemente resulta muy familiar, Tallón imagina la vida de Travis y Anne, una pareja con una existencia hiperactiva que tiene que compaginar el trabajo con la crianza de un niño pequeño. Con su experiencia, y su día a día, se compone una novela en la que todos van “a mil cosas” sin llegar terminar una tarea sin que empiece la próxima.
“La escritura de Mil cosas remite directamente a como viven los personajes y la bola de nieve que se genera dentro de la vida de Travis y Anne. Yo estaba trabajando en otro proyecto cuando me llegó Mil cosas y lo detuve para empezar a trabajar en este libro simplemente observando a los personajes. Averigüé a qué se iban a dedicar y fui a toda velocidad hacia el final de la historia, que es desde donde comienza el libro”, explica el autor.

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- Foto: A. PÉREZ MECA/EUROPA PRESS
Curiosamente, la manera de crear esta historia está entre otras novecientas noventa y nueve maneras de hacerla. Tallón arrincona a sus personajes entre tareas pendientes y prisas en una novela que critica la vida acelerada y que se escribe “con nervio” y a ritmo de thriller, lo que lleva la cotidianidad a una escena más terrorífica: “La novela se cede completamente al ritmo. En un thriller te enfrentas a una serie de acontecimientos que se suceden entre una acumulación de rutinas en las que casi coincidimos diariamente y por eso choca con todo”.
“Este ritmo se sigue para contarnos que Travis y Anne salen de casa para ir a trabajar, pero antes de salir de casa ya han pasado mil cosas: pasa la vida y pasan los pequeños problemas que les rodean. Pasan las obligaciones familiares y se deja entrever la tensión que hace intuir al lector que bajo esa capa de normalidad se está escondiendo de alguna forma el horror”. Entre prisas y el pánico se cuelan también escenarios cotidianos, como las oficinas, las mesas desordenadas y hasta los periódicos con las columnas de Manuel Jabois.

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- Foto: A. PÉREZ MECA/EUROPA PRESS
Al igual que en una película de terror en la que puede dar más miedo una sonrisa que un susto, la novela consigue atemorizar al lector entre los posos del café, las llamadas perdidas y los post-its incomprensibles: “Trabajo con elementos que tenemos próximos a nosotros, en los que normalmente no reparamos porque no les damos importancia. A mí siempre me ha parecido que cuando miras algo que no te llama la atención durante mucho tiempo puedes descubrir algo extraordinario, y quizás la literatura a veces sea eso: alcanzar lo extraordinario o volver extraordinario, lo que en apariencia no lo es. Como lo que decía Anne Sexton sobre los escritores, que con muebles usados fabrican un árbol”.
Entre Mil cosas, los personajes van tan estresados que se presentan casi siempre por sus acciones. Y esa manera de mostrarse al mundo es casi un espejo que puede reflejar al lector: “Los personajes se acercan al lector a través de sus acciones, aunque todo va tan deprisa que podríamos ser cualquiera de nosotros. La novela está llena de verbos y de acciones y es por ello que sentimos que los protagonistas están todo el rato operando, haciendo, ejecutando y resolviendo. Es lo que les hace ser personas extraordinariamente vivas”.
Una energía que se compensa con el cansancio, pero que muestra la realidad de que cualquiera podría vivir en este libro, en el que Anne y Travis pueden ser también Isabel y Pepe, Alicia y María o Juan y Andrea. Ni en la vida ni en la novela hay espacio para un pensamiento lento ni para un pez que no sigue la corriente.
Tallón presentará Mil Cosas en Bangarang el próximo 12 de noviembre de la mano del escritor valenciano Rafa Lahuerta.

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- Foto: A. PÉREZ MECA/EUROPA PRESS