VALÈNCIA. Trece años han pasado desde que la ya disuelta Bancaja solicitara al Ayuntamiento de València una licencia ambiental para el bajo de su sede de València sita en la calle Pintor Sorolla. Ahora, pasado todo ese tiempo, el consistorio da luz verde al permiso, cuando la entidad bancaria ya no existe y es Caixabank la dueña del edificio tras su fusión con Bankia.
Concretamente, fue el 17 de marzo de 2008 cuando Bancaja solicitó la licencia ambiental para las oficinas del bajo. Poco después, servicio de Salud dio su primer visto bueno y salió a información pública en octubre de ese año. Pero no fue hasta un año después de iniciarse el procedimiento, en marzo de 2009, cuando recibió el primer informe favorable de la Sección Urbanística.
En mayo de ese año se emitió otro informe positivo por parte de la Sección Técnica de Actividades y hasta noviembre de 2010 -dos años y medio después de pedirse la licencia ambiental- no recibió el visto bueno a la compatibilidad urbanística de la actividad proyectada y su cumplimiento con las ordenanzas municipales.
Según la resolución de la actual concejala de Actividades, Lucía Beamud, ya en abril de 2021 la ponencia técnica municipal de análisis ambiental acordó por unanimidad "estimar suficiente la garantía y eficacia de los sistemas correctores propuestos por el interesado", en este caso ya Caixabank, por lo que se ha podido finalmente desbloquear la concesión de este permiso trece años después de iniciarse el proceso.
El permiso que se pedía y que se ha concedido finalmente el día 20 de mayo de 2021 es para "la instalación de una actividad de oficinas con una instalación fotovoltaica en la cubierta" y Actividades ha dado la autorización con la condición de que se dote un local de primeros auxilios.
Este caso se podría tomar en cierto modo como el paradigma de la lentitud con la que, en no pocas ocasiones, avanzan los plazos administrativos en la tramitación de licencias en el consistorio de València, que llegó a tener en 2015 cerca de 8.300 licencias atascadas en los despachos municipales.
Desde entonces, esta cifra se ha reducido a unas 3.700 licencias en el embudo de la concejalía de Actividades. Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer, admiten en el departamento que dirige Beamud, se congratularon de estar resolviendo expedientes atascados durante tanto tiempo.