VALÈNCIA. Esta semana lo nuestro ha sido puro teatro, como cantaba La Lupe en aquella canción llena de dramatismo a lo cubano. Aunque no nos engañemos, que nuestra función se acerca siempre más a un espectáculo de cabaret y a la comedia que a una sesuda tragedia griega. Somos de brillo y burbujas y esto es una crónica social, qué le vamos a hacer.
“Falsedad bien ensayada, estudiado simulacro”, seguía así La Lupe con la desgarradora letra de su canción y, la verdad, podría encajar a la perfección en nuestro día a día porque a veces nos cuesta demasiado diferenciar la realidad de la ficción. Casi tanto como a Emma Stone y Jonah Hill, protagonistas de Maniac, la exitosa y delirante serie que acaba de estrenar Netflix y cuyo cartel publicitario ha llenado las calles de nuestra ciudad estos días. Muy recomendable para reafirmarnos en que, hoy en día, lo más normal es no sentirse normal -y no pasa nada-.
Pero dejemos la televisión y volvamos al teatro porque la vida se parece peligrosamente en muchas ocasiones a una función donde cada uno parece estar representando, con mayor o menor acierto, su papel. Los actores están caracterizados a conciencia con el vestuario meticulosamente pensado y ocultando su verdadera identidad tras la máscara de su personaje sobre el escenario. El problema aparece cuando a más de uno se le olvida quitársela al bajar de las tablas.
William Shakespeare lo resumió con precisión escribiendo: “el mundo es un escenario y todos los hombres y mujeres son meros actores”. Razón no le falta. Sin embargo, Oscar Wilde con la agudeza que le caracterizaba fue un poco más allá afirmando que: “la vida es un teatro con un reparto deplorable”. Como aquí la cosa va de hilar lo más fino posible nos quedamos con la frase de Wilde porque además por si no lo saben, my dear Wilde siempre tiene razón.
El pasado lunes fuimos puro teatro y además sin ningún remordimiento, el motivo lo merecía pues se celebraba la gala de los Premios de las Artes Escénicas Valencianas 2018 que tuvo lugar en el maravilloso Teatro Principal de València. Desde el patio de butacas y, mejor aún, entre bambalinas, nos mezclamos con la gente de la escena valenciana en unos premios que reconocen los mejores espectáculos y profesionales de la Comunitat y también los dan a conocer al gran público ya que À Punt se encargó de la retransmisión en directo de la gala. A pesar de la presencia de las cámaras que no se perdieron ni un segundo de la gala, hay detalles que solamente se pueden observar en el más riguroso de los directos, es decir, estando allí in situ. Detalles como, por ejemplo, el brillo tornasolado y los brocados del pseudoesmoquin azul noche de Rafa Alarcón que ejerció a la perfección, a pesar del fajín y los tirantes, de presentador de los premios.
También pudimos ver con claridad el lamé eléctrico del vestido de un solo tirante que lució la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltrá o la longitud excesiva de las mangas de los trajes de sus compañeros políticos, todos muy discretos. Mucha americana, jeans, trajes imposibles, camisas con cuello Mao -mira que les gustan a los actores- zapatillas y hasta camisas de leñador. Quizás el problema de los actores sea que se meten en la piel de muchos personajes y luego cuando bajan del escenario, no encuentran la ropa adecuada para cubrir su propia piel. Qué sé yo.
Hubo casi tanta variedad de estilismos como de obras de teatro. Aunque siempre hay quien es fiel a su estilo como el diseñador Francis Montesinos que iba vestido de Francis Montesinos y entregó el Premio a Mejor Vestuario a Pascual Peris, doblemente nominado y que lució un elegante look completamente en negro. También de negro aunque con pendientes y zapatos a juego en azul Klein, dando la nota de sofisticación la siempre elegante Mª Ángeles Fayos, presidenta de la Asociación Valenciana de Empresas de Teatro y Circo.
El punto de espectáculo lo pusieron los chicos de la danza que son muy artistas y muy creativos.
El escenario del Principal se iluminó cuando Santi de La Fuente, director artístico de La Coja Dansa subió a recoger el Premio a Mejor Espectáculo de Danza por Médul·la. Su bomber de lentejuelas doradas deslumbró al personal, él iba protegido de sus propios destellos por unas gafas de sol con forma de corazón.
También vimos a varios bailarines con faldas, será que necesitan libertad de movimiento constante para expresarse que el que es artista lo es dentro y fuera del escenario. Pues eso, que vivan los brillos, las faldas masculinas, el teatro y el espectáculo. Life's a cabaret!
El telón bajó hasta el año que viene con las grandes triunfadoras de la noche Mulïer y La Celestina, ésta última se llevó, entre otros, el Premio a Mejor Espectáculo Teatral.