La familia crece y esta semana próxima alumbraremos una nueva apertura en el barrio. Distinto es la nueva propuesta que surge en Arrancapins de la mano de Antonio Canaletti (Teca, La Fórcola y Entreblat) y su socio Michele Paties.
La Serenísima República de Venecia fue una ciudad-estado situada a orillas del Adriático que reunió bajo su dominio a todos los vénetos: Trivéneto, Istria y Dalmacia, erigiéndose durante el Renacimiento en una de las principales potencias económicas, políticas y artísticas del mundo. Antonio y Michele, venecianos ambos y herederos del legado histórico ducal de la República de San Marcos, están creando su propia fábula de Venezia a base de pequeñas anexiones silenciosas al otro lado del mediterráneo. De los canales, que lleva orgulloso en el apellido Antonio, a la luz y las flores de la ciudad que les ha adoptado, les separan cientos de kilómetros pero les une el mar y una cultura: la mediterránea.
Tras casi un año de negociaciones, Antonio y Michele han logrado adquirir el local que linda con Teca, en la Calle Honorato Juan 11, y ahora son poseedores de todo el chaflán. Nos cuenta Michele que: “las negociaciones fueron complejas, llevábamos más de un año intentando adquirir el bajo anexo al nuestro, pero los dueños que poseen varios locales e inmuebles en el barrio y la ciudad, no viven aquí, con lo que era complicado lograr un acuerdo. En un principio pretendíamos adueñarnos del bajo para convertirlo en un almacén de Teca, pero con el tiempo y una vez logrado un acuerdo para su alquiler, pensamos que era una buena idea ampliar Teca". Así que vuestra idea es ampliar Teca, le espeto. “Esa fue la primera idea, sí, sin embargo hemos tenido varios problemas, el principal es que los dos locales no se comunican entre sí, ya que el portal ejerce de barrera e imposibilita el tránsito interior, así que tuvimos que desistir“.
Aparece Antonio enganchado al móvil. “No veas el lío que tenemos, ya sabes, ultimando detalles: la luz, el gas, etc." Nos sentamos en la terraza y brilla el sol de otoño. Me tomo un espresso mientras Antonio cierra un par de conversaciones pendientes. “Ya estoy, listo". Comenta con su habitual sonrisa y con los ojos bien abiertos. Desborda ilusión. “La idea original, como decía Michele era ampliar Teca y sobre todo, la terraza. Es uno de nuestros principales activos, siempre está llena y hace mucho barrio, sin embargo tras darle una vuelta, decidimos montar una propuesta diferente. Hacer algo distinto. Solo había una cosa innegociable: el vino debía tener un papel fundamental. Forma parte de nuestra esencia. De ahí surgió el nombre. Un juego de palabras. Dis tinto ¿lo captas?“
Y tiene razón Antonio, si algo marca la diferencia de Teca, es su bodega, trabajada con mimo y cuidado. No voy a descubrirla ahora, pero ahí se cuelan Erick Pfifferling, Foillard o Marcel Lapierre y se juntan con Léclapart, Selosse, Prevostat, Egly Ouriet o Leflaive. Entre lo nacional hay cositas de Casa Castillo, El Cerrón, Luis Anxo Rodríguez Vázquez, Esmeralda García, Suertes del Marqués o Envínate y entre lo local destaca lo de Celler del Roure, la Comarcal, Terra D’Art, Casa los Frailes, Ferrer Gallego, Javi Revert o bodegas Sentencia. Vamos que posee una bodega de nivel, en la que siendo honestos, la comida no está a la misma altura. “Nosotros hacemos una cocina honesta, pero es cierto que en Teca te puedes bajar un champagne de Selosse, pero no tiene mucha lógica que te lo tomes con una sepia plancha. Hay una gran diferencia entre lo líquido y lo sólido, de ahí venía nuestra inquietud. Poder hacer una cocina a la altura de nuestra bodega“. Me cuenta Antonio.
Así que Distinto, tendrá otra carta, les interrogo. “Y otra cocina. El espacio en planta es exactamente igual que Teca, pero la distribución es completamente distinta. Hemos dado peso a la barra, en la que caben doce o catorce comensales, la vitrina tiene un espacio privilegiado y trabajaremos mucho producto de mínima intervención. La sala también es diferente, con mesas y decoración minimalista“. Me cuenta Michele, mientras aparece Javi Pastor, el cocinero que se encargará de dar vida propia a Distinto. Javi, natural de Ontinyent, lleva años en la ciudad. Primero en el extinto Maridaje de Ruzafa y posteriormente al mando de Ca Pastor, local que cerró en la calle Burriana y que dio paso a Croco, de Nando Chafer quién nos dio, por cierto, su último servicio el sábado. Malditas ubicaciones.
Mientras Antonio se sirve un chupito de Grappa y se tuesta al sol, Javi nos cuenta cómo será la cocina. “Vamos a trabajar producto local, de mercado, temporada y calidad. Tendremos buen marisco, chacinas, hongos, tomate… lo que veamos ese día que tenga calidad lo traeremos a Distinto. Que vemos unas navajas o unas almejas de carril que nos parecen espectaculares? pues las traeremos. ¿Que ese día nos gustan las gambas rojas o la quisquilla? pues gambas y quisquillas. La idea es tener pocas cosas fijas en carta como quesos, chacinas o salazones y complementarlas con el producto de mercado“. O sea, que vais a tener una barra de producto al estilo Ricardo, Rausell o Maipi. “Bueno eso son palabras mayores, nosotros vamos a tener nuestra propia esencia. Yo soy de la Serra de Mariola y trabajo productos también de ahí como la pericana, el capellán, los figatells o el raïmet del pastor en salmuera, que estarán en Distinto. Por último tendremos un plato de cuchara al día y los domingos prepararemos almuerzos“.
Pinta bien este Distinto, la verdad. Una propuesta que vertebra barrio y que sube el nivel. Una barra siempre es bienvenida y el producto sin trampas ni cartón es una propuesta que no abunda en esta ciudad en la que existe muy buena restauración de alto nivel y lamentablemente, muchísima de poco nivel con ínfulas o pretensiones a precios desorbitados. Esta ciudad necesita cosas como Distinto. Barras honestas, producto de calidad y precios comedidos. La tan denostada gama media en la que se mueven de maravilla otras ciudades mediterráneas como Alicante, Murcia o Málaga y que la saonización valenciana parece enterrar. Quizás no todos los días sean domingos Distintos, pero precisamente por eso, siempre nos quedarán los martes de Teca.