VALENCIA. La semana pasada anunciaba su llegada a Valencia Drivy, una plataforma de alquiler de coches entre particulares. Se unía así a la amplia oferta de soluciones para el coche surgidas los últimos años de mano de las startups.
Se suelen enfocar en el mercado local de las grandes ciudades donde el coche, a veces inevitable, supone también un quebradero de cabeza. La búsqueda de aparcamiento, el precio de la gasolina, la densidad de tráfico o el elevado coste de mantenimiento son problemas con los que gran parte de los ciudadanos bregan a diario. Pero donde unos ven dificultades otros detectan oportunidades de negocio.
Es el caso de las numerosas startups surgidas los últimos años en torno al sector, muchas de ellas enmarcadas dentro de la economía colaborativa y enfocadas a paliar contingentes indeseados para dejarnos sólo con la parte gratificante.
Muchas se abrieron paso al amparo de la crisis económica pero no parece que la recuperación vaya a ser una amenaza, de hecho se están afianzando como alternativa al sistema económico tradicional que empieza a ponerse nerviosos ante los cambios. Lo explica Raquel Priego, responsable de comunicación de Drivy Spain, más o menos así: Lo que están haciendo muchas startups es aportar propuestas inteligentes, novedosas y acordes con la evolución de los consumidores. Al principio, los grandes se resisten a abandonar la zona de confort, pero cuando ven que el experimento funciona y arraiga en la sociedad, terminan por agregarla o integrarla en sus propias compañías.
Cierto que la red y las aplicaciones móviles han convertido la economía colaborativa en un fenómeno de masas y tal vez sea en el sector del coche donde, gracias a Blablacar, se puso más de moda el negocio del compartir. Como denominador común a muchas de estas startups podría extraerse, además de la base tecnológica y el auge de la economía colaborativa, la atracción que ejercen sobre consumidores que han cambiado de mentalidad. La mayoría son jóvenes- en torno a los 30-35 años-, dinámicos, sociables, más atentos a las recomendaciones de amigos u de otros usuarios que a los mensajes publicitarios y que se han dado cuenta de que muchas de las cosas de las que disfrutan no exigen la condición de propiedad, y menos el coche, aquel regalo estrella de los concursos de la tele en los años 70.
Ya en la otra parte, el argumentario de los propulsores de los nuevos modelos de negocio se compone de prerrogativas como el consumo inteligente, respetuoso con el medio ambiente, ahorro económico, gastos variables en lugar de fijos, sociabilidad, mejora de la calidad de vida y oportunidad de nuevas experiencias.
Blablacar fue pionera indiscutible al irrumpir en el mercado con un servicio de coche y gastos compartidos para largos trayectos. Aunque hubo que pivotar, al final el servicio caló entre la población sobrepasando los 20 millones de usuarios en sólo 6 años.
Y si Blablacar conecta conductores con pasajeros, Drivy, también englobada en el sector de la movilidad, se encarga de contactar a personas “que ofrecen su vehículo para alquilar porque no lo usan con otras personas que necesitan un coche puntualmente”, dice Jaume Suñol, Country Manager Drivy Spain. En este marketplace de coches entre particulares, el propietario decide libremente el precio del alquiler pudiendo también fijar condiciones de kilometraje. Del importe total del servicio, el propietario del vehículo recibe un 70% y el 30% restante se lo reparten a partes iguales Drivy y Allianz, la compañía de seguros responsable en caso de incidentes, respaldo fundamental en un servicio con fuerte apoyo en la confianza. De hecho, el principal reto de la compañía fue “diseñar un seguro a todo riesgo específico para el alquiler entre particulares. Esto nos llevó un año”, comenta Jaume.
Drivy surgió en Francia hace cinco años y cuenta ya con 65 empleados que gestionan un total de 37.000 coches y 800.000 usuarios. Además de en Francia están presentes en el mercado alemán y el español. Sus tres meses de andadura en España les hace sospechar que, también aquí, acabarán alzándose con el liderazgo del “car on demand” entre particulares.
También Avancar ofrece un servicio dentro del carsharing enfocándose sobre todo al interior de los núcleos urbanos. Valiéndose del concepto de servicio de proximidad y como nota diferencial tienen los más de 300 vehículos que integran su flota repartidos por distintos parkings que los usuarios pueden consultar a través del móvil. Media hora como tiempo de alquiler mínimo y máximo 7 días es el que se permite.
En cuanto al target, Ignasi Fàbregas, director general de Avancar en España, lo define como personas dinámicas, sin ambición de tener un coche en propiedad pero que se valen de él de manera ocasional. Para dar respuesta a los distintos perfiles de usuarios disponen de coches familiares, utilitarios, Premium, híbridos y hasta de furgonetas de carga si lo que quieres es, por ejemplo, ir a hacer una compra a Ikea.
Este es uno de los momentos más temidos por los conductores de las grandes ciudades. Sólo en Madrid, y con suerte, la media se sitúa en torno a los 20 minutos de dar vueltas para encontrar un hueco donde estacionar. No es pues de extrañar la buena acogida que tuvo la iniciativa de Wazypark, una solución con la que según Carlos Rodríguez, CEO de la compañía, encuentras aparcamiento en algo menos de 2.5 minutos. Aunque se valen de una aplicación móvil, Carlos prefiere hablar de una “comunidad de usuarios conductores que se avisan entre ellos a través de la app cuando dejan un hueco disponible. Arrancaron en enero de 2015 y suman ya 600.000 descargas gratuitas. Con fuerte presencia en Barcelona, Valencia y Madrid el record lo tuvieron el pasado mes de noviembre con cerca de 250.000 usuarios únicos activos en la plataforma.
Asimismo, los miembros que se muestran más colaborativos dentro de la comunidad tienen la posibilidad de acumular puntos canjeables luego en servicios de otros negocios con los que han suscrito acuerdos como son gasolineras, talleres o aseguradoras.
Y mientras que el servicio de Wayzapark se ofrece fundamentalmente en la calle, la propuesta de la startup de Lanzadera Apparcando es convencer a los propietarios de plazas de garaje particular a que las alquilen mientras las dejan vacantes. La idea de Vicente Benlloch, requiere de la instalación de sensores en los aparcamientos para que se abra la puerta una vez que el inquilino ha formalizado la reserva y se haya identificado por el móvil.