Es oficial, el otoño ha llegado a nuestras vidas y aunque en la Comunitat Valenciana tarde un poco más en notarse, el resto de España empieza a ver cómo las temperaturas bajan y los días se acortan.
Pero recuerda, cero dramas. Ha llegado el momento de que los paisajes se tornen de mil colores, de las setas, de la caza, de dormir con una mantita... y ¡oye qué gusto! Además, los viajes en otoño tienen ese puntito romántico que tanto nos gusta.
El otoño también es el momento ideal de coger el coche y nunca mejor dicho, carretera y manta. Es la época perfecta para planificar una escapada por el país. ¿La que te proponemos esta semana? Logroño.
Logroño es tradicional y a la vez, rabiosamente moderna. Cada año, por ejemplo, acoge el Festival Internacional de Arquitectura y Diseño, también conocido como Concéntrico, un evento que traslada el arte más contemporáneo a distintos puntos de la ciudad. Logroño es para pasearla, para perderte por sus callejuelas y, por supuesto, para degustarla, que es lo que más nos gusta hacer en Guía Hedonista.
Uno de los favoritos es Tondeluna, el restaurante informal de Francis Paniego. En un espacio diáfano llevado a cabo por el estudio de arquitectura Picado y de Blas, con mesas corridas -y compartidas- y la cocina a la vista, dan rienda suelta a su creatividad. Sin trampa, ni cartón. Es el lugar perfecto para probar la ensaladilla rusa Tondeluna, las croquetas de Marisa -qué croquetas-, pochas con chorizo -ideales para el otoño- o una deliciosa menestra de verduras de temporada. Otra buena opción es La Cocina de Ramón. De la escuela de Paniego, salió Ramón Piñeiro, que practica cocina de producto y de temporada en su restaurante junto al mercado de abastos de San Blas. Si pides alguna de sus verduras de la huerta riojana o del propio mercado, un pescado y unas chuletillas de cordero lechal, tendrás la comanda perfecta.
¿Alguna vez imaginaste que uno de los grandes japoneses del país, estaría en esta pequeña ciudad de La Rioja? Pues lo está. Hablamos de Kiro Sushi, un restaurante de alta cocina japonesa, dispuesto al modo de las grandes barras del país del sol naciente. Cada servicio, solo 10 comensales se sientan a la barra donde oficia Félix Jiménez, natural de Alfaro pero formado en Japón. Sus nigiris son una locurita.
Restaurantes hay muchos y muy buenos, como hemos visto, pero no puedes irte de Logroño sin experimentar lo que es patearse, de bar en bar, la célebre calle Laurel. Da igual que sea sábado que lunes, siempre está hasta arriba, porque aquí lo del pincho-pote se lo toman muy en serio. Y siempre nos surge la duda, ¿qué pedir y dónde hacerlo? En muchos bares de lo ponen fácil, porque se han especializado en solo una cosa. Por ejemplo, es totalmente necesario, probar el champi con gamba de El Soriano. Siempre hasta los topes, tendrás que sortear a los parroquianos habituales, pedir tu Rioja y disfrutar de estos tres champiñones a la plancha, ensartados sobre un trozo de pan.
Otro que practica lo mismo, es el Bar Ángel. Pero hay mucho más. Los torreznos de La Fontana, la oreja rebozada del Perchas, la tortilla de patatas con salsa picante del Sebas, las bravas del Jubera, la ensalada de tomate del Soldado de Tudelilla o el pincho del tío Agus de pincho moruno, chistorra o salchichón en el Bar Lorenzo. ¡Y eso solo por citar algunos!
El postre se toma bajo cero. Y es que Logroño es el lugar de dellaSera, la heladería de Fernando Sáenz -el chef del frío- y su mujer Angelines González. Acaban de mudarse a una nueva ubicación, a tan solo 15 pasos, como ellos dicen, de la primera, concretamente en la calle Portales, 24. dellaSera bebe de la naturaleza y del entorno y una de sus apuestas más interesantes, es la colección de la viña helada. De todo lo que se descarta de las vendimias, ellos hacen helados. ¿Te lo imaginas? De queso de viña, de lías de vino blanco fermentado en barrica, de mosto de racima o alma de supurao, un vino dulce que se elaboro en la Rioja. Incluso han rescatado su bizcocho helado, una receta de 1902, que elaboraron para los archivos culinarios de la Biblioteca Nacional de España.
Hemos hablado de la vendimia, ¿verdad? El mes de septiembre y octubre, son los que los enoturistas invaden esta zona de La Rioja. Muy cerca de Logroño se encuentran grandes bodegas como Marqués de Cáceres, bodegas Fran Españolas, Altanza, Faustino... Riojazos de toda la vida. Pero te proponemos una que acaba de empezar con esto del enoturismo y que por ello es más especial. Apenas 15 minutos separan Logroño de Fuenmayor, donde están las bodegas LAN.
Acaban de estrenar propuesta de aprendizaje alrededor del vino y lo llevan a cabo en su súper bodega, para terminar en un espacio de lo más apetecible como si fuese el salón de una casa. Hasta tiene chimenea, así que imagina un día frío, con el fuego crepitando y copa de Rioja en mano. ¿Irnos ahora? ¿Por qué? Pero volvamos al enoturismo. LAN ofrece dos experiencias diferentes. La primera, para los que no tienen mucho tiempo o son de mirar todo a última hora. Se llama LAN en barrica y propone una cata haciendo hincapié en las diferencias de la crianza en diferentes robles. Porque aquí no solo envejecen en roble francés o americano, apuestan también por otras latitudes como el uso del roble ruso o el de Los Pirineos. La segunda y más completa experiencia, es LAN en tres letras.
Haciendo un juego con las tres letras de su acrónimo, han hilado una historia en torno a los hitos de su bodega, desde el viñedo Lanciano, a orilla del Ebro, pasando por la leyenda del Puente Mantible, obra romana del siglo II o la impresionante arquitectura de su sala de barricas.
¿Aburrirse este otoño? Imposible.