Los artistas Lolo & Sosaku recuperan el sonido de las Atarazanas de València 

VALÈNCIA. La València cultural está cargada de ecos que la conectan con la historia de la ciudad. De la muralla medieval que habita bajo el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) al Atzucac (callejón sin salida) que en el siglo XIV marcaba el límite norte de la judería de València y que hoy enmarca una de las salas del nuevo Centro de Arte Hortensia Herrero (CAHH). Mucho ha cambiado el contexto de estas construcciones, que ahora se presentan alejadas de su función original, rodeadas ahora de obras de arte, de pintura y escultura. Pero sus ecos siguen ahí. Tal es el caso de las Atarazanas de València. Construidas a finales del siglo XIV para la fabricación, depósito y reparación de embarcaciones, el espacio –dependiente del Ayuntamiento de València- se presenta ahora a la ciudadanía reconvertido en sala expositiva, una edificación que desde hoy recuperará parte de su historia a través del sonido.

Esta es la base del proyecto del dúo artístico Lolo & Sosaku, que regresa a València con un proyecto que parte de la propia historia de las Atarazanas, un site-specific que juega con la memoria del espacio a través de la especulación sonora y espacial. Esta es la primera vez que los artistas, de Buenos Aires y Tokyo respectivamente pero con domicilio en Barcelona, realizan una pieza escultórica-sonora en la ciudad, aunque ya habían expuesto una obra en la sala Boiler Room de la galería Luis Adelantado. Comisariada por Eva Ibáñez Soriano, la exposición Brisa Brea Son abre sus puertas este viernes, una propuesta que parte del propio pasado industrial y naviero de la ciudad para dar forma a una experiencia que reconstruye un pedazo de la historia de la ciudad.

El sonido y el movimiento es la clave para adentrarse en una exposición que quiere despertar el alma original de un espacio clave para contar la historia de los poblados marítimos. “Hay documentos escritos que explican cómo era este espacio, qué utensilios se utilizaban… Pero, al final, son testimonios sordos de lo que pasó aquí. No se trata de recuperar la historia tal cual, algo que es imposible, sino de jugar con el espacio, el sonido y crear escenarios especulativos”, explica la comisaria del proyecto en conversación con Culturplaza. El punto de partida es una pregunta -“¿qué podría estar pasando este lugar?”- cuya respuesta se despliega de manera poética entre los muros de las Atarazanas.

Con este ejercicio se busca poner en valor oficios en extinción como el de carpintero de ribera o el de calafate, una propuesta expositiva que llega precisamente antes de que las Atarazanas se convierta en una de las sedes del futuro museo marítimo de València, misión que compartirá con el antiguo Varadero y la recientemente restaurada Casa dels Bous, un proyecto, en todo caso, marcado por los constantes retrasos. Como una suerte de antesala a ese futuro, Brisa Brea Son se despliega como una propuesta artística sugerente, “diferente” a las que allí suelen habitar, que quiere “reactivar” la historia del lugar.  

El dúo de artistas, que este sábado también llevarán sus sonidos al espacio cultural Pluto en colaboración con Carlos Saez, propone mirar a esa industria marinera desde lo “onírico”, a través de olores y sonidos, aunque sin perder de vista que se trata de un espacio de trabajo. “No es un escenario complaciente, sino más bien hostil. Al final hablamos de un trabajo manual, pesado, que muchas veces no estaba remunerado como tocaba. No se busca romantizar el pasado”, relata la comisaria. Con todo, Lolo & Sosaku recuperan, aunque sea durante unas semanas, el eco del trabajo manual acontecido entre estos muros a través del sonido, un puente artístico e histórico que conecta la que València que fue con la que es y será. La exposición se puede ver con visita guiada con inscripción previa.