VALÈNCIA. (EP). Los astronautas experimentan con frecuencia dolor lumbar y un mayor riesgo de hernia de disco invertebral, según ha destacado en su trabajo David Marcos, fisioterapeuta del Servicio de Rehabilitación de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid).
Es un proyecto de la Agencia Espacial Europea que cuenta con el apoyo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y de la Universidad King's College (Londres) con el objetivo de conocer los procesos que se producen en el tejido conjuntivo, muscular y nervioso en la columna vertebral en la gravedad 0 y el efecto de la descarga espinal y recarga aguda sobre la columna vertebral.
Del mismo modo, el experto ha destacado que pretender servir como medida para evitar las consecuencias negativas de la gravedad 0, lo que facilitaría que los astronautas pudiesen desarrollar misiones espaciales de mayor duración. En este sentido, los problemas de espalda pueden suponer un factor de riesgo a la hora de realizar determinadas actividades en el espacio como ponerse el traje extravehicular o sentarse en el asiento Kazkeb. Asimismo, ha señalado que este estudio, a largo plazo, busca "crear un campo de conocimiento del dolor lumbar que sea aplicable a la práctica clínica".
La investigación se ha dividido en cinco publicaciones. La primera tendrá lugar en la Universidad King's College de Londres, donde se utilizará una técnica de simulación novel para producir efectos de descarga axial en la columna que se asemejan al entorno microgravitacional con el fin de entender el aumento de altura que sufren normalmente los astronautas.
En segundo lugar, se realizará un vuelo parabólico con el objetivo de recrear la microgravedad espacial. La tercera fase se basará en la comparación de medidas antes, durante y después del vuelo. La cuarta parte del estudio tendrá lugar en la Agencia Espacial Europea en Colonia (Alemania). En este punto, los participantes se someterán a compresiones espinales, que tratan de simular las fuerzas de gravedad, con el objetivo de observar como responde su columna.
Por último, el investigador ha concluido que en la quinta fase "me gustaría relacionar el dolor discogénico con los hallazgos durante el desarrollo de mi tesis y aplicarlo al entorno clínico".