VALÈNCIA. (EP). Los bosques tropicales se enfrentan a un mayor riesgo que otros ecosistemas vegetales terrestres por el cambio climático, según una investigación internacional codirigida por el investigador Josep Peñuelas, del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Para el estudio, publicado en 'Nature Ecology & Evolution', se han calculado las temperaturas óptimas de los ecosistemas terrestres de todo el planeta, lo que permite prever cómo se adaptarán los diferentes ecosistemas vegetales al calentamiento global y al cambio climático.
La temperatura media óptima de los ecosistemas terrestres, según la investigación, está en una horquilla que va de los 20°C a los 32ºC. Las regiones con climas más cálidos tienen valores más altos que las regiones frías.
La temperatura óptima indica qué margen tienen los ecosistemas de adaptarse a los aumentos de temperatura porque, de hecho, se trata de un límite: si la temperatura media del ambiente sobrepasa esa temperatura óptima, la capacidad del ecosistema de crecer y atrapar CO2 se reduce fuertemente, por razones como el estrés hídrico, el envejecimiento acelerado de las hojas o el aumento del grosor de estas.
"El dato es relevante porque estos ecosistemas son sumideros de CO2 y su capacidad de secuestrar las emisiones es un factor clave a la hora de prever futuros escenarios frente al cambio climático. Sin embargo, el dato de cuáles son sus temperaturas óptimas no se ha considerado hasta la fecha para prever su posible aclimatación", explica Peñuelas, firmante del artículo junto a otros 25 investigadores de 19 centros y universidades de todo el mundo.
Así, según muestran los resultados, los bosques tropicales se enfrentan a un mayor riesgo que otros ecosistemas porque su temperatura óptima, de 29°C (con un margen de error de 3°C), está muy cerca de las temperaturas medias del aire. "Es preocupante", dice Josep Peñuelas, porque según comenta "los bosques tropicales suponen una gran extensión de cubierta vegetal en el planeta y son esenciales en la captación de emisiones".
Por el contrario, los que tiene mayor margen de adaptación son ecosistemas como la tundra tibetana, con una temperatura óptima de 13°C (con margen de error de 3°C) o los bosques boreales perennes, cuya temperatura óptima es de unos 18°C.
"Los boreales son los bosques que más han crecido en los últimos años", explica Peñuelas, "lo que está permitiendo fijar más CO2". "Pero este crecimiento es cada vez más lento y no será indefinido, porque hay factores limitantes, como el espacio o la disponibilidad de agua, que son limitados", añade.
El artículo, que también ha sido coordinado por científicos de la Universidad de Pekín, el LSCE-CNRS de París (Francia) y la Universidad de Amberes, es un minucioso trabajo en el que se han recopilado y analizado todo tipo de datos como productividad, capacidad de fotosíntesis, temperaturas diarias medias, observaciones vía satélite de la vegetación y su distribución geográfica, o datos de las torres de flujo de gases de todo el planeta (unas 500 en total). Estas últimas analizan el flujo de aire, el intercambio de CO2, y cuántas emisiones son absorbidas por la vegetación.
Se prevé que a finales de siglo la temperatura máxima diaria del aire terrestre global aumente en 1,9°C, según los escenarios más prudentes, y unos 5,6°C según las previsiones más pesimistas, según destaca el CSIC.