La venta de seguros por Internet, según un reciente informe realizado por ICEA, alcanzó en 2014 los 509 millones de euros en primas, con un crecimiento del 4,25%, suponiendo aproximadamente un 0,92% del total de canales. Automóviles fue el ramo con mayor volumen de primas, con 434 millones, y una cuota del 4,39%. El siguiente ramo en volumen fue salud, con 32 millones de euros en primas y una cuota del 0,45%.
Estos datos muestran que la distribución a través de internet desempeña un papel secundario frente a los sistemas de distribución tradicionales (corredores y agentes) y frente a los operadores de banca seguros. Sin embargo, también parece indiscutible que la distribución por internet ha venido para quedarse y, sin duda, lo está haciendo con fuerza creciente. Efectivamente, la distribución de pólizas a través de internet ha registrado un crecimiento del 60% entre 2010 y 2014, pasando de un volumen de contratación de 271,35 millones de euros a los ya los 434 millones de euros del pasado año.
Ahora bien, como dice el refranero, no debemos confundir churras con merinas. La venta de seguros a través de internet puede hacerse de diversas formas. En numerosas ocasiones estamos ante una venta directa efectuada por la propia aseguradora. Es indiferente que se trate de una división de una aseguradora tradicional, de una sociedad filial creada para especializarse en esta modalidad de ventas o incluso de una aseguradora independiente de los grupos de aseguradoras tradicionales que ha sido creada con esta vocación. En cualquier caso es un seguro que vende la propia aseguradora sin utilizar intermediación alguna.
La segunda posibilidad es que la venta del producto se realice por un mediador que ha decidido comercializar los productos que intermedia a través de internet. Aquí la única variación reside en la utilización de un portal. En lugar de acudir a la venta presencial, se opta por la utilización de la tecnología con sus ventajas e inconvenientes.
Si nos detenemos a reflexionar sobre la innovación que introducen, veremos cómo lo más significativo está en la posición que ocupan
La novedad en este ámbito ha venido de la mano de los conocidos como comparadores. No solo se nos ofrecen a través de la propia internet cuando utilizas un buscador, también son publicitados en los medios de comunicación. Los comparadores se nos presentan como una herramienta informática que permite cotejar diferentes pólizas de una manera rápida. El usuario tiene así una herramienta informática gratuita que le puede proporcionar una rápida búsqueda del contrato de seguro en el que está interesado.
Sin embargo, si nos detenemos mínimamente a reflexionar sobre la innovación que introducen, veremos cómo lo más significativo no es tanto el uso de la tecnología sino la posición que ocupan. Los intereses en juego son ahora diferentes: ni estamos ante una venta directa a través de la entidad aseguradora, ni se trata de actividad de mediación en la que un profesional pone en contacto a una aseguradora con un cliente. Ahora se trata únicamente de ofrecer información: el cliente introduce unos parámetros y de manera rápida se le plantea una comparación entre las diferentes coberturas y precios de una más o menos amplia base de datos.
La pregunta a resolver es sencilla. ¿Qué interés en el mercado representa el comparador? A nadie sorprenderá que si estamos ante una venta directa de una aseguradora su interés es vender sus productos. A similares conclusiones llegaremos si de un agente exclusivo se trata al tener una afección respecto de la entidad aseguradora a la que representa. Por el contrario, el legislador impone la nota de independencia al corredor quien debe actuar por cuenta del tomador del seguro, estableciéndose en la normativa reguladora de la mediación instrumentos en aras de alcanzar esa preconizada independencia.
Pero, ¿y un comparador? El lector bien pensado seguramente concluirá que el comparador ofrece un servicio que financia a través de la publicidad que efectúa en su portal. Ésta será sin duda una fuente de ingresos proporcional al número de accesos al portal. Sin embargo, si nos detenemos un poco más en las empresas que están detrás de los comparadores veremos como no hay siempre tanta pureza.
Si activamos el link sobre aviso legal, podremos apreciar que algunas de ellas son propiedad de compañías DE SEGUROS
Si activamos el link sobre aviso legal de estas páginas web, podremos apreciar, en primer lugar, que algunas de ellas son propiedad de compañías aseguradoras. Sí, así es. Quizás pueda parecer sorprendente, pero no por ello menos cierto. La comparación efectuada aparece así bajo sospecha del interés directo del propietario del portal en que sus productos sean los mejor parados.
En otras ocasiones, el comparador actúa como auxiliar externo de algún mediador. O dicho de otro modo, cobra comisión por su actividad de proporcionar clientes al mediador al que está vinculado por un contrato mercantil. Al ser su vinculación directa respecto de un mediador, la independencia estará supeditada a la naturaleza del mediador (corredor o agente) y a su política de suscripciones. Ahora bien, aquí no estamos ante una mera información o cotejo de pólizas sin más, sino ante una captación de clientela que un mediador tradicional efectúa a través de un mero colaborador mercantil.
No se pretenden en estas líneas negar la utilidad de los comparadores. Es más, en ocasiones serán un instrumento útil para formar una opinión razonada antes de la suscripción de una póliza. Pero tampoco está de más que, al igual que hace un comparador, confrontemos la información que nos ofrece y nos preocupemos de contrastar la fuente de su procedencia. El uso responsable y consciente de la información suele llevarnos a mejores resultados.