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EL CUDOLET / OPINIÓN

Los errantes frente al Tsunami Democràtic

21/12/2019 - 

Olga Tokarczuk debió ser invitada, investida y galardonada, el pasado miércoles en el palco de autoridades del Nou Camp. Dudo mucho que aceptara tal ofrecimiento, por la apretada agenda, y por el escaso interés mostrado en el partido. Pero la aventura, trascendiendo más de lo anecdótico, particular iniciativa lanzada al vuelo, a modo de contrarrestar el abuso mediático (viene de lejos) del clásico. Los seguidores catalanes, con los ojos cerrados, hubieran certificado el beneficioso resultado del 1-O en vez de un 0-0. Me aburre mucho la crónica social del bipartidismo deportivo. Hubiera sido más justo y limpio con el medio ambiente, lanzar al césped, libros en vez de balones de plástico ¿Ya no recuerdan el lanzamiento de almohadillas? Tampoco es para alarmarse por lo sucedido. Pura anécdota de un tifo torpe, amarillo, intervencionista, frío, aséptico, político, dirigido, sin color ni sabor, organizado a destiempo por los radicales de turno. La oscarizada escritora, con un año de retraso en la disposición del título, merecidísimo Premio Nobel 2018, es el regalo invisible para esta Navidad. Más barato seguro que un iPhone 11.Aunque pierda la gracia, al hacerse visible la intención del objeto. La sorpresa viene envuelta en el interior, cómo en un huevo Kinder.  

El trabajo de Olga era desconocido para mí, reconozco no haber leído ni una sola coma. Ni el índice, ni los créditos, hasta su reciente canonización en el universo de las letras. Sensación parecida le pasó por la cabeza a Daniel Mantovani,  al regresar a Salas con los vecinos de su ciudad natal, personaje de ficción de una película de culto, El ciudadano ilustre. Recomiendo el film. Encajarán el humor argentino con gracia. El testamento literario de la errante mochilera, ocupa un distinguido lugar en el laureado y cuestionado Olimpo de la literatura universal escandinava. Rafael Narbona, crítico literario, lo definía exquisitamente bien sin fritos ni rebozados. Claro y conciso, escribía en las páginas de El Cultural. Harold Bloom acaba de dejarnos, pero nos ha legado una enseñanza fundamental; el crítico literario debe ser honesto. Y, honestamente, yo debo reconocer que hasta el momento no había leído nada de Olga Tocarczuck” Me solidarizo con las bravas letras de Narbona. 

Empecé tras ser galardonada, a dedicarle unos minutos, a las entrevistas concedidas a los medios de comunicación por parte de la autora de Los errantes. Después las horas asaltaron el minutero del reloj. Apareció en escena la errante visión del mundo a través de los ojos de Olga, contribuyendo a sostener el planeta, ante una sociedad con los pies más en la red que en la tierra. Olga es una bendita bendición. Bienvenida al origen, al Planeta de los simios. Un simio no mata a simio. La culta aventura del presente, la dejo en el individual ejercicio de la libertad de cada ser. Fácil tarea. Toma poco tiempo. Consiste en apagar el móvil, desenchufar la red y desplazarse unos minutos a una librería de las que frecuenta el compañero Javier Carrasco (por cierto un ácido e interesante columnista de esta plaza) Sentarse. Leer. Reflexionar. Tras esta beneficiosa y ejemplarizante acción conseguirá celebrar un Nadal nada radical. Desde la mediatización del premio, he seguido de cerca los pasos del peregrino cuaderno de notas de esta escritora polaca. Una mujer, y lo escribo sin acritud, para qué ningún patriota del bien o del mal, Ángel o demonio, Caín o Abel, muestre una condena enérgica por tal sana recomendación.

Entre las pequeñas diferencias existentes en las disertaciones de Olga y Greta, andan las próximas reglas del juego. La futura organización de la sociedad debe caer en manos de las mujeres por el bien de la humanidad. La joven más mediática, la adulta más intima, pero las dos han detonando la dinamita de un esperanzador mensaje. Las reflexiones de la lúcida y apátrida escritora son para quitarse el sombrero. Una bocanada de aire fresco en un mundo reseteado por el sobrealimentado escaparate social. Vanguardias contra lo establecido, obligando a mi pulgar a presionar un doble click del me gusta. Olga es la protagonista de esta columna. Si no han seguido sus trabajos, les dejo algunas décimas de la escritora del momento.  

Rescato un pequeño balance de las perlas soltadas por Olga, contra la tiranía de la Modernidad Líquida, bautizada por su compatriota Bauman. Ha acabado siendo un lugar de una cacofonía de sonidos insoportables. Cada vez más en una historia contada por una idiota, llena de ruido y furia. Sobre el placer de escribir ¿Por qué llevar un diario de viajes si puedes colgar las fotos en la Red? Acerca de la literatura. Un coro de solistas, voces  ahogándose unas a otras. Nos falta la parábola. A las fake news. La mentira se ha convertido en un arma de destrucción masiva. Y para concluir, puntualizo con comillas las dedicadas al patriotismo identitario. “Por algún lugar entre Bélgica y Holanda, no sé exactamente en qué país estoy, pues la frontera se ha difuminado por falta de uso, se ha borrado por completo”. Valga la redundancia, Los errantes: una propuesta nada radical cambiará sus vidas este Nadal.   

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