MADRID, (EP). Los especialistas recomiendan visitar la consulta del podólogo una vez al año para prevenir problemas de salud relacionados con los pies, como dolores de espalda, cadera o rodilla. Y, en concreto, ante citas deportivas de cierta envergadura como la cercana carrera de San Silvestre, es mejor "acudir tres meses antes para revisar el pie, descartar alteraciones y hacer una valoración muscular, de ligamentos y a nivel óseo", recomienda el podólogo Kamel FilaliKamal.
FilaliKamal apunta que la primera medida antes de hacer deporte es la observación, con el fin de detectar si hay algún tipo de deformidad o alguna lesión en los pies. "Pero si el deporte va a formar parte de la rutina y se empieza a notar que al final de cada jornada deportiva hay algún tipo de síntoma biomecánico, como un cansancio excesivo o alguna lesión repetitiva, estos son signos de alarma", advierte.
En este sentido, añade que sería conveniente visitar al podólogo y hacer una valoración general y un estudio de la pisada para saber si las lesiones repetitivas son causadas por mal apoyo o mala pisada". Pone como ejemplo el caso de un pinchazo de aguja que se siente por la mañana en la planta la primera vez que se apoya el pie en el suelo.
Es un dolor típico que desaparece rápidamente sin volverse a notar a lo largo del día, razón por la cual no se le suele dar importancia. "Pero es el síntoma más prematuro de una inflamación y la sufren a menudo los deportistas. Hay que acudir al podólogo para evitar que se convierta en una fascitis plantar", avisa.
Y detalla que ello es aplicable a deportes que de un tiempo a esta parte se han puesto de moda, "como el running, el paddel, que conlleva muchas frenadas en un espacio corto, o el fútbol sala, que se practica mucho en Murcia".
Además de este caso, Kamal refiere como dolencias más habituales en su consulta las uñas encarnadas, los papilomas o las deformidades causadas por deporte como hematomas subungueales, que son acumulación de sangre debajo de las uñas que se suelen originar por frenadas en bajadas bruscas.
Y entre los errores que se cometen en relación con esta parte de la anatomía, señala que el más común es la elección de calzado de un número mayor para no hacerse daño, algo típico en deportistas; o el caso contrario: uno demasiado ajustado.
También la costumbre de escoger el calzado guiándose solo por el tamaño del pie y no por su forma, que puede ser griega, egipcia o cuadrada, lo que viene determinado por la longitud del segundo dedo del pie, "pero la gente generalmente solo mira el dedo gordo para elegir el calzado", recuerda.
También advierte que es un error creer que los papilomas provienen de pisar descalzo en zonas húmedas como piscinas o gimnasios, "cuando lo cierto es que puede salir tanto en la planta como en otros sitios, y no es necesario pisar descalzo para contagiarse de estos virus", advierte.
Otro objeto de descuido son las plantillas. "Hay que tener en cuenta que una plantilla es un tratamiento y hay que revisarlo al tiempo. Hay gente que la lleva tres o cuatro años, y una plantilla mal puesta es como unas gafas mal puestas, te puede perjudicar más que beneficiar".
"Peor el pie, en ocasiones, avisa", según FilaliKamal. Así, aconseja revisar el desgaste del calzado; y si es excesivo y se produce en varios pares -no en uno solo porque puede deberse a su distinta calidad-, "eso tiene que llamar nuestra atención. Entonces hay que ir al profesional para ver si hay una alteración del pie", señala el experto.
Y tiene un recuerdo para la gente que padece diabetes, ya que deben revisarse los pies todos los días. "Quienes viven solos, pueden poner un espejo en el suelo y tratar de detectar heridas o fisuras para evitar las úlceras", recomienda.