Los analistas de Scope tienen claro que la mejora de las perspectivas de crecimiento de Europa depende de las reformas por el lado de la oferta
MADRID. Europa tiene que aumentar la productividad y el rendimiento de sus mercados laborales mediante reformas estructurales por el lado de la oferta que ayuden a impulsar el crecimiento económico. Esta tarea es más urgente en unos países que en otros. Scope ha examinado cómo los factores relacionados con la oferta -productividad, horas trabajadas por empleado, tasas de empleo, tasas de participación y demografía- han contribuido, por región y país, al diverso historial de crecimiento acumulativo de Europa entre 2000 y 2020 (esperado).
"Al explicar los diferentes resultados económicos de la periferia, Europa Central y Oriental y las principales economías de la eurozona, los factores relacionados con la oferta destacan posibles prioridades para los gobiernos en la formulación de políticas. Estas reformas son clave para reforzar el debilitado crecimiento económico en el marco de una política monetaria ultra acomodaticia", afirma Alvise Lennkh, director de análisis soberano de Scope Ratings.
Un buen ejemplo es la periferia de la eurozona, donde el crecimiento acumulado en Italia, Grecia y Portugal es superado por el de España y Chipre en los últimos 20 años. Sin embargo, ninguno de los países ha registrado grandes mejoras en los niveles de productividad: no ha habido prácticamente cambios en Italia y Grecia y en torno a un incremento del 10% en Portugal, España y Chipre”.
Periferia de la Eurozona: crecimiento acumulado (%) por componentes de la contribución de la oferta, 2000-2020 (esperado)
"En cambio, la mejora de las tasas de participación de la fuerza de trabajo ha sido crucial para impulsar el crecimiento, compensando una disminución de la media de horas trabajadas y un crecimiento acumulativo casi nulo de las tasas de empleo", dice Lennkh. Más recientemente, el aumento de las tasas de empleo impulsado por la recuperación económica ha apuntalado el crecimiento en los países más afectados por la crisis.
"Los gobiernos tendrán que aumentar la calidad del empleo invirtiendo en cualificación, a fin de incrementar la productividad junto con un crecimiento continuo del empleo", dice Lennkh. En cambio, los aumentos de productividad explican en gran medida el sólido crecimiento acumulativo de los últimos 20 años en la región de Europa central y oriental. También contribuyeron el aumento de la participación en la fuerza de trabajo y las tasas de empleo, que contrarrestaron la caída de la media de horas trabajadas, y la evolución demográfica adversa debida al envejecimiento de la población y a la emigración de los trabajadores más jóvenes.
"Mantener el aumento de la productividad, por ejemplo, mediante la mejora de la infraestructura y la mejora de la cualificación de los trabajadores, entre otras medidas, es esencial para que la región continúe su convergencia con las principales economías europeas", afirma Giulia Branz, analista de Scope. "Al mismo tiempo, es fundamental mantener la mano de obra y aumentar la inclusión en el mercado laboral para evitar nuevas disminuciones de la población en edad de trabajar".
El análisis de Scope sugiere que uno de los retos para las principales economías europeas -incluidos los países nórdicos y el Reino Unido- es invertir el reciente descenso del crecimiento de la productividad, que fue un motor clave del crecimiento entre 2000 y 2006. A partir de entonces, la evolución del mercado de trabajo ha contribuido a cerca de la mitad del crecimiento acumulado en la región.
Incluso entre estos países centrales, cuyo crecimiento global es similar en el período, existen algunas peculiaridades específicas de cada país. Francia y Alemania ofrecen una comparación interesante: es probable que las recientes reformas en Francia aborden la historia del país de aumentos relativamente bajos de productividad y una aún demasiado bajo tasa de participación laboral, por lo que posiblemente mejore las perspectivas de crecimiento, mientras que Alemania necesita reformas para hacer frente a la reducción de la media de horas trabajadas por empleado y a la disminución de su población en edad de trabajar.
"Ante el estancamiento de los beneficios del mercado laboral, los principales gobiernos europeos tendrán que impulsar la productividad, aumentar las tasas de participación e incrementar el número de horas trabajadas a través de reformas en la regulación laboral y fiscal, así como mejorar la integración de los trabajadores migrantes", afirma Branz.
Alvise Lennkh y Giulia Branz son analistas de Scope