La banca cotizada estadounidense está comenzando a publicar sus resultados correspondientes al pasado año
MADRID. No espero ninguna gran sorpresa para los grandes bancos de Estados Unidos cuando publiquen los resultados del cuarto trimestre del año pasado, es más, espero algo más de lo mismo. Creo que escucharemos comentarios sobre la inestabilidad de los mercados a finales del trimestre y sobre cuál ha sido el impacto de la volatilidad en los resultados de las unidades vinculadas a los mercados financieros. Y, probablemente, también se hablará sobre la forma siempre cambiante de la curva de tipos y el impacto que tendrá en los márgenes. Pero, para todo el año 2018 sospecho que se explicará que estos se han beneficiado principalmente de unos tipos de interés más altos.
La buena noticia es que los bancos de Estados Unidos tienen negocios diversificados y, si bien están relacionados con los mercados, cuentan con otras líneas que compensan la caída de los ingresos. Lo importante es que el descenso de los tipos hipotecarios -derivado de una caída de la rentabilidad de los treasuries- podría convertirse en un boom para el negocio de crédito inmobiliario de los bancos. Por el lado de los gastos, estoy seguro que se hablará sobre la continuación del control de costes en un entorno en el que los bancos continúan batallando para rebajar sus ratios de eficiencia.
Si miramos a los tres aspectos del balance de los bancos (capital, liquidez y calidad de los activos), vemos que juntos forman una buena historia desde un punto de vista fundamental. Los niveles de capital mantienen un nivel sólido y mientras que la dirección de los bancos los están guiando para que se reduzcan ligeramente con el paso del tiempo, todavía ofrecen un colchón suficiente para los bonistas.
El perfil de liquidez de los principales bancos estadounidenses como JP Morgan y Bank of America se beneficia de unos depósitos atrincherados en unos costes de financiación que aún están bajos. Las necesidades de financiación de estos bancos y otros miembros del sector dependen, por tanto, de los mercados mayoristas, lo que es un factor positivo. Tal como está ahora, la calidad de los activos sigue siendo sólida y estable: es posible que escuchemos algunos comentarios sobre el aumento de la morosidad, pero tenemos que situar este movimiento en un entorno en el que se está dejando atrás una situación de niveles de pérdidas históricamente bajos.
Por eso pensamos que los grandes bancos de Estados Unidos se sostienen sobre una base sólida, con un negocio diversificado y una menor necesidad de financiarse en los mercados de capitales que hace un año. Este último punto debería conferir un aspecto técnico positivo a los bonos de los bancos en un entorno de algo menos de exceso de oferta en el sector. Dicho esto, si la historia sirve de guía, deberíamos esperar que los bancos vuelvan a mercado con nuevas emisiones de deuda en los próximos días, ya que habrán captando la atención de los inversores durante la temporada de publicación de resultados.
Jon Curran es Senior Investment Manager de Aberdeen Standard Investments