VALÈNCIA. (EP) Los tres hermanos de Antonio Anglés, el presunto asesino de las niñas de Alcàsser, acusados de extorsionar a un hombre tras un robo de medio millón de euros, han negado los hechos. Uno de ellos ha manifestado a los jueces que tuvo una discusión "fuerte" con la víctima pero "nada más": "Llegamos un poco a las manos pero nada, dos hostias".
Los hermanos de Anglés y otra cuarta persona se han sentado este martes en el banquillo de los acusados, en la sección cuarta de la Audiencia de Valencia, por presuntos delitos de extorsión en concurso con un delito leve de lesiones, tenencia ilícita de armas y delitos contra la salud pública, por los que la Fiscalía solicita para ellos penas de entre cinco y 12 años de prisión.
Por su parte, la defensa reclama la libre absolución para todos excepto para uno de los hermanos, al que considera autor de un delito de tenencia ilícita de armas y le pide un año de prisión. La víctima no ha acudido a prestar declaración porque está en busca y captura por narcotráfico. El juicio ha quedado visto para sentencia.
Ninguno de los cuatro acusados ha querido responder a las preguntas formuladas por el ministerio fiscal, pero sí a su abogado defensor. Han negado cualquier tipo de extorsión, coacción o lesiones a la víctima el día en que se produjeron los hechos, el 21 de diciembre de 2017, en casa de uno de los acusados. Los acusados se citaron con el hombre para recriminarle que hubiera robado 500.000 euros guardados en un vehículo, según mantiene la fiscal. Cuando la víctima negó la acusación, uno de los encausados --siempre según la versión del ministerio público-- le encañonó con una pistola y le amenazó con clavarle una jeringuilla infectada con sida.
A continuación, los cuatro acusados le dieron patadas y puñetazos. Consiguieron así doblegar su voluntad para obligarle a acompañarles a una notaría, donde firmó la cesión del 40% de acciones que poseía en una gasolinera de Yecla (Murcia) a favor de uno de ellos, que era copropietario de la empresa.
Los acusados difieren de estas manifestaciones. Uno de los hermanos ha explicado en el juicio que la víctima era su socio y amigo “durante muchos años”. De hecho, ha indicado que también era el padrino de su hijo. El día de los hechos ha dicho que estaba en su casa junto a sus hermanos y otros amigos viendo un coche que se habían comprado.
Unos tres o cuatro días antes, ambos habían “pactado” que la víctima le hiciera una cesión de poderes de un negocio que compartían, de una gasolinera, porque no estaba encargando. “El no se encargaba de nada, pasaba de todo. Así que fuimos a firmar la cesión de poderes para que yo me encargara y él no se negó. Dijo que sí sin ningún problema”, ha manifestado.
Tras firmar, ha narrado que discutieron “fuerte” por problemas relacionados con que él se había despreocupado del negocio y ha dicho: “Llegamos un poco a las manos, pero nada, dos hostias”. La gasolinera se vendió posteriormente, un año después, y se repartieron el beneficio, ha explicado.
Sobre el arma y las drogas halladas en su domicilio, el acusado ha indicado que la pistola se la compró por miedo, porque le habían robado en una recaudación de la estación años antes y para protegerse. Sobre la droga, ha afirmado que era consumidor de cocaína y que le guardaba la heroína a su hermano, que es politoxicómano, con el objetivo de administrársela.
Los otros dos hermanos han coincidido en que el día de los hechos, mientras observaban en nuevo vehículo que se había adquirido, no vieron nada raro “ni fuera de lo normal”. Esta versión ha sido la misma que la del cuarto acusado.
Durante el juicio también ha comparecido uno de los agentes que investigó los hechos y ha explicado que la víctima denunció y les comentó que un de los hermanos le manifestó que le habían robado 500.000 euros que tenía en su coche y que creía que había sido alguien de su entorno. Le sometieron a la prueba del polígrafo con una pistola y “la pasó”, ha dicho.
A los días, según explicó a la policía, le volvieron a citar en su vivienda y le pegaron y le acusaron del robo. Le amenazaron con un arma, unas esposas y una jeringuilla contaminada y le dijeron que lo iban a matar si no les cedía las acciones de la gasolinera. Así, lo trasladaron a un notario y firmó.