La mítica marca de mobiliario escolar, que arranca nueva etapa, adelgaza su estructura y flexibiliza su actividad para alejarse del ámbito gubernamental y aceptar más proyectos privados
VALENCIA. Incluso para Nacho Caravaca es difícil sacar la cuenta. Forma parte de la quinta generación de descendientes del valenciano Federico Giner, quien puso en marcha una fábrica de mobiliario escolar y acabó decorando las aulas de media España. Por tanto, es uno de los tataranietos del histórico empresario. Desde hace casi dos años, también el gerente de la nueva sociedad familiar, con la que se pretende recuperar la icónica firma de pupitres y llevarlos hasta destinos tan remotos como el norte de África. Allí también se sentarán sobre sillas verdes, pero con un diseño totalmente renovado y mucho más ergonómico que el recordado de nuestros tiempos estudiantiles.
En los últimos dos años varios familiares se han reunido para crear una nueva sociedad de fabricación de mobiliario. “Hemos conseguido la firma, que era el principal activo, y tenemos el mismo objeto de producción”, explica Caravaca, quien se erige como gestor. Ahora bien, regresan con una imagen renovada a cargo del estudio valenciano de diseño Odosdesign y un nuevo enfoque en su desarrollo productivo, “más modesto, flexible y adaptado al mercado actual”. “Antes teníamos una estructura empresarial de gran volumen que no nos permitía aceptar una tipología de encargos concretos”, explica. Ahora descartan crecer por encima de sus posibilidades y se mantienen entre los 10 y 20 empleados en plantilla.
Ahora bien, no renuncian a que sus pupitres viajen por el mundo. Además de distribuir por todo el territorio español, mantienen las exportaciones a países del norte de África, como Marruecos o Argelia. También aceptan encargos de clientes europeos. El objetivo es captar cuantos más clientes privados mejor para diversificar su actividad, no trabajar únicamente para organismos públicos y depender de licitaciones, algo que consideran “un error de la etapa pasada” que podría haberles conducido a la situación de quiebra. ¿Quiere decir que cierran la puerta? No, y de hecho este año han aceptado sendos proyectos para el Gobierno de Madrid y la Universitat Politècnica de València (UPV).
“Simplemente no queremos cometer el error de tener una dependencia de la Administración o de un solo cliente muy grande”, argumenta el gerente. La previsión de facturación para este ejercicio se sitúa en torno a los 2 millones "a reinvertir por completo en la empresa”.
La compañía de mobiliario ha pasado este fin de semana por SIMO Educación, el salón de tecnología enfocada a la enseñanza. Al parecer, están trabajando en base a conceptos novedosos, como las inteligencias múltiples y otras metodologías que podrían requerir de la adaptación del entorno. También mantienen activas las colaboraciones con organismos técnicos. De hecho, todo el mobiliario desarrollado por Federico Giner es sometido a estrictos controles de calidad por parte del laboratorio de Ergonomía del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), perteneciente a la UPV, a través de la elaboración de encuestas reales a centros.
Cabe recordar que, aunque la firma se hizo famosa por la fabricación de mobiliario escolar y universitario, también fue líder en la venta de carros portaequipajes en los aeropuertos.