VALÈNCIA. Edición tras edición, Dansa València acerca los lenguajes del movimiento a nuevos públicos y espacios no convencionales en su primer fin de semana a través del ciclo Moviments Urbans. La propuesta es fruto de una colaboración entre el festival organizado por Cultura de la Generalitat a través del Institut Valencià de Cultura y la Concejalía de Acción Cultural del Ayuntamiento de València.
“La programación de Moviments Urbans está destinada a vecinos y vecinas de la ciudad de València que, en principio, no buscan asistir a un espectáculo de danza, pero acaban siendo sorprendidos. Las piezas programadas funcionan como puente para que la ciudadanía transite el camino que les separa de las artes del movimiento. El objetivo de esta propuesta estratégica con la que arranca Dansa València es de doble filo. Por una parte, convertir en cómplices a públicos ajenos a la disciplina y, por otra, poner en valor el espacio público como escenario de disfrute tanto intelectual como lúdico”, ha argumentado la directora del festival, María José Mora.
Este año, el anticipo de la cita con las artes del movimiento se ha programado los días 15 y 16 de abril en distintas plazas del centro histórico, el antiguo cauce del río Turia, el parque de Marxalenes y la segunda pinacoteca de España. Engloba un total de ocho espectáculos.
La concejala de Acción Cultural del Ayuntamiento de València, Maite Ibáñez, ha declarado estar “encantada de estrechar la colaboración con Dansa València y de reforzar, así, nuestro apoyo a la danza”. La regidora ha destacado como “importante” que las actuaciones se exhiban en nuestras plazas, parques, centros culturales y lugares emblemáticos, “ya que la experiencia de seguir los espectáculos en vivo y tan de cerca favorece el incremento de espectadores para la danza y hace más accesible este lenguaje artístico”. Sin duda, “el festival es una fantástica oportunidad para que los vecinos y vecinas se acerquen a los mejores espectáculos de danza de compañías valencianas, estatales e internacionales”.
La primera jornada se desarrollará en el Museo de Bellas Artes (calle Sant Pius V, 9) y en el Jardín del Turia. El sábado, 15 de abril, el patio del Embajador Vich de la pinacoteca será el escenario de una pieza de danza para toda la familia inspirada en la obra de Joan Miró La magia de los colores, Cromàtic. Desde Baleares, la compañía Baal embarca a la audiencia en un viaje al cosmos lleno de descubrimientos y sorpresas, donde cada uno de sus tres intérpretes asume un color: el amarillo, el rojo y el negro.
El claustro renacentista, realizado con mármol de Génova, también será el marco para la representación de una pieza cercana e íntima de los valencianos Cave Canem. No son ojos porque los ves, son ojos porque te miran explora cómo mover la energía en la escena sin cruzar miradas. En la representación, sus bailarines, Carmela García y Alexander Espinoza, descubren que su realidad se tambalea ante la presencia de otros ojos, no sabiendo cómo reaccionar o interactuar al no estar solos.
Para concluir la mañana, el baile se desplaza al kilómetro 1 del Jardín del Turia, donde Kiko López se sumerge en un desafío interno para encontrar el lado más bello del ser humano a través de la animación de un objeto. En su obra breve Honest, el protagonista realiza un viaje por el juego y el rechazo acompañado de una mirada frágil, vulnerable y honesta en pos de la aceptación de uno mismo.
Al caer la noche, la intérprete y creadora belga Marie Gyselbrecht indagará en los límites y las libertades del espacio público en la ‘skateplaza’ que se halla en el antiguo cauce del río, debajo del puente de San José. Su propuesta Nest se articula en torno al coche como uno de los símbolos más poderosos de nuestra civilización, un símbolo de estatus, pero también el sustituto de una casa o un lugar temporal donde pasar la noche.
La aproximación de la danza a la ciudadanía continúa el domingo 16 de abril en el parque de Marxalenes, en un intento tanto de emplear las artes del movimiento como herramienta social como de descentralizar la programación del festival.
La plataforma Hort-Art ha puesto en marcha este mes de marzo un taller con un grupo de adolescentes de este barrio del distrito de La Zaidía. Como punto final del curso, las participantes representarán la pieza de danza comunitaria Estudi per a cos bomba, un baile desprovisto de líneas narrativas absolutas, fruto de la investigación que el grupo ha realizado sobre los estados físicos.
La plaza de los Fueros será el espacio al aire libre donde la plataforma valenciana Wako, liderada por Eduarzo Zúñiga, escenificará Hellouses y Goodbyeses, donde convergen la danza, la salud, las artes interdisciplinares y el texto para generar vínculos y espacios creativos a través del tacto y las caricias.
El canario Richard Mascherin le tomará el relevo en la plaza de la Almoina con Vacío espiritual, una acción performativa que deviene danza contemporánea. La propuesta expone los contrastes en la relación entre el cuerpo del intérprete y la plataforma donde actúa, entre la intimidad y la exposición. El resultado es una intervención que desarrolla la corporalidad a través de los objetos, el sonido en directo y la música tecno.
La guinda a este primer fin de semana la pondrá la segunda edición de Styles Battle, que el año pasado ya hizo bailar al nutrido y entusiasmado público congregado en la plaza de la Virgen. El colectivo València City Cypher propone una nueva batalla de estilos, donde la creatividad y la musicalidad son las claves para ganar. La pista está abierta a bailarines de todo género, del contemporáneo al ‘hiphop breaking’, ‘popping’, electro, flamenco…
En este evento, los participantes deben sacar el máximo rendimiento a su creatividad, su capacidad de experimentación y sus dotes de improvisación y ‘freestyle’ al ritmo de la ‘playlist’ secreta de un diyey. La cita reúne a la comunidad dancística valenciana, organizada por colectivos que luchan a diario para visibilizar estilos de bailes urbanos poco conocidos, pero muy presentes en las calles de la ciudad.