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24 de febrero, otra posible fecha

Los partidarios socialistas del adelanto electoral se aferran a lanzar el anuncio a final de año

11/10/2018 - 

VALÈNCIA. Las voces dentro del PSPV-PSOE que vienen reflexionando internamente en el partido desde hace meses sobre la posibilidad de acometer un anticipo electoral en la Comunitat Valenciana no arrojan la toalla. Bien es cierto que la primera intención de algunos dirigentes dentro de la formación socialista era que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, diera el paso tras el verano y se lanzara a una convocatoria que, tal y como se aprobó en la reforma estatutaria de 2006, puede realizar el jefe del Consell.

Una prerrogativa que, de aplicarse, permitiría a la Comunitat tener una calendario propio y diferenciado de la mayoría de autonomías españolas, que se ven obligadas a celebrar los comicios el próximo 26 de mayo, fecha que coincidirá con las elecciones europeas. 

No obstante, en el mes de septiembre no ha terminado de madurar la idea del adelanto en el Palau de la Generalitat. Como se suele decir, al presidente le gusta la música pero no termina de ver la letra: esto es, cómo justificar un cambio de calendario de esas características sin que ello parezca nacer de un mero interés electoralista debido a la buena salud del PSPV en las encuestas.

Así, mientras algunos en su partido -y también en otras formaciones como Compromís- consideran que Puig se ha limitado, al no descartar la posibilidad, a lanzar un mensaje pedagógico a la ciudadanía de que existe la opción del anticipo y, por otro lado, marcar territorio frente a su socio en el Consell recordándole que dispone del llamado 'botón nuclear', otros creen que la convocatoria a finales de diciembre -incluso algunos señalan el discurso del final de año- es una vía que el presidente de la Generalitat debería estudiar.

Sobre esto, fuentes socialistas favorables a esta tesis, subrayan que Puig podría convocar los comicios habiendo aprobado los cuatro presupuestos de la legislatura -si es que como parece, las últimas cuentas salen adelante- y ofreciendo así una imagen de estabilidad pese a ser un gobierno de coalición que cuenta con el apoyo externo de Podemos. Con este escenario, los partidarios de esta decisión consideran que sería más sencillo explicar a la ciudadanía que el anticipo se produce con el objetivo de que los valencianos tengan un calendario propio aunque sea por pocos meses de diferencia -situación que podría variar en el futuro- con el resto de autonomías. De hecho, tal y como el propio Puig afirmó en la entrevista concedida a Plaza, los adelantos electorales "no tienen por qué deberse a una crisis, sino que también pueden surgir de la oportunidad".

Ese precisamente es el principal hándicap que algunos le ven a esta vía. Un anuncio a finales de año, contando que -según la LOREG- las elecciones "habrán de celebrarse el día quincuagésimo cuarto posterior a la convocatoria", enviaría a los comicios autonómicos probablemente al domingo 24 de febrero. Tres meses antes que las elecciones europeas y regionales programadas para el 26 de mayo, una diferencia de tiempo que muchos ven insuficiente. Otros en cambio, defienden que en Andalucía, la también socialista Susana Díaz ha adelantado los comicios al 2 de diciembre con apenas cuatro meses de diferencia respecto a cuando debían tener lugar sus elecciones. 

Unas reflexiones que, hasta ahora, siguen en un estado embrionario en el PSPV. Algunos, de hecho, todavía sueñan con que Puig decidiera dar un golpe de timón en los próximos días con el ánimo de convocar este mismo mes los comicios para que tuvieran lugar el 16 de diciembre. Algo que se antoja difícil dadas las  últimas declaraciones del presidente en las que ha antepuesto el objetivo de terminar la legislatura a su deseo del calendario propio.

Ahora bien, pese a esta posición pública del presidente de la Generalitat y líder del PSPV, lo cierto es que las últimas encuestas publicadas ofrecen un escenario muy ventajoso para los socialistas, que se convertirían en primera fuerza política y estarían en disposición de gobernar junto a Compromís sin la necesidad de otro socio. Un verdadero regreso a los tiempos de gloria del puño y la rosa que quedaron atrás hace casi tres décadas.


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