VALÈNCIA. De las más de 2.300 viviendas que podrá albergar el PAI Molí d'Animeta previsto en Quart de Poblet, 1.400 corresponden a la promotora Ática, propietaria del 60% del suelo y agente urbanizador del proyecto. Pero la firma valenciana no va a hacer frente a la construcción de todo el volumen que le corresponde, según anuncia su presidente, Vicente Llácer. "Nuestra intención es desarrollar alrededor de un tercio del total, de modo que estamos dispuestos a vender suelo para la construcción de unas 1.000 viviendas", afirma el empresario.
La intención de la compañía es precisamente lograr fondos mediante esta estrategia con los que poder desarrollar sus propias promociones en el PAI, cuyas obras de urbanización está previsto que empiecen a finales del próximo año con un coste de 28,3 millones de euros, tal y como reveló este lunes Valencia Plaza. El Ayuntamiento de Quart de Poblet, Metrovacesa, la familia Gómez Trénor y pequeños propietarios se reparten el 40% restante de los terrenos.
La intención de Ática es desarrollar las promociones de vivienda protegida. "La VPO es un negocio más complejo pero en el que nosotros nos sentimos cómodos fruto de nuestra experiencia en este campo", destaca Llácer, que se muestra "perfectamente consciente de que las parcelas más atractivas para su venta son las de mayor superficie y de vivienda libre".
En efecto, entre los suelos que Ática va a poner en el mercado se encuentran las tres grandes manzanas del centro del PAI, amplias parcelas con capacidad para albergar complejos de entre 250 y 300 viviendas con zonas comunes, áreas deportivas, club social, piscina... En definitiva, los terrenos por los que pugnan las promotoras respaldadas por fondos de inversión que tanto suelo están comprando en València.
La que se encuentra más al este, mordida por la zona rústica del PAI, corresponde a VPO y tiene todas las papeletas para ser desarrollada particularmente por Ática:
La enseña es consciente de que el producto en la capital del Turia es cada vez más escaso y confía en que lleguen ofertas atractivas por las parcelas que quiere vender. Además, según detalla, considera que la diversificación de promotoras en un mismo PAI contribuye a mejor un desarrollo conjunto y a una comercialización más atractiva, que suma los esfuerzos de las labores de marketing de cada compañía y genera un mayor atractivo por la zona.
"Nosotros somos fabricantes de suelo", afirma Vicente Llácer sobre su compañía. El empresario se refiere al rol que cumplen promotoras locales como la suya, con años de experiencia en la tramitación de los proyectos urbanísticos hasta obtener el preciado suelo urbano en el que se puede construir vivienda. En este sentido, se da la circunstancia de que la venta de Ática de un suelo urbano a precio de mercado supone un buen negocio para ambas partes, puesto que la firma invirtió un importe inferior y apostó por 'fabricarlo' con años de tramitación, obteniendo ahora la plusvalía.
"Esa va a seguir siendo un área en la que podamos movernos. Las grandes firmas tienen más músculo que nosotros. Acuden directamente al suelo listo para construir: llegan, compran y construyen. Pero nuestra labor ni la saben ni la quieren hacer", detalla Llácer, cuya compañía ha participado en el desarrollo de grandes desarrollos urbanísticos de València como Benicalap, Orriols o Sant Pau. El PAI Molí d'Animeta, con más de dos décadas de burocracia a sus espaldas, ha sido un claro ejemplo de este procedimiento.
Los planes de Ática para PAI también pasan por la convocatoria de un concurso de arquitectos para el diseño de los grandes complejos que albergará el proyecto. Consistirá, según Llácer, en un proceso remunerado con el objetivo de que afloren las mejores ideas para el desarrollo de los inmuebles.
En cualquier caso, los diseños de las firmas vencedoras no serán vinculantes. Los propietarios a los que Ática venda las parcelas podrán elegir libremente entre estos proyectos singulares u otros diseños encargados por cuenta propia.