VALÈNCIA (EP). Los podólogos valencianos han advertido este jueves que una de las patologías más comunes en primavera es la dihidrosis plantar, caracterizada por la aparición en la planta de los pies de pequeñas ampollas llenas de líquido que producen un fuerte picor y comezón, alguna de cuyas causas puede ser sufrir estrés emocional, alergias a algunos metales o las alteraciones hormonales derivadas de un embarazo.
Según ha informado la entidad colegial en un comunicado, la dishidrosis plantar es una enfermedad "poco conocida en general por la población y esta requiere ser tratada por un especialista". Aunque su aspecto no es similar, el picor a veces puede confundir al paciente, creer que son hongos y automedicarse pudiendo complicar la sintomatología.
Por eso, la presidenta del ICOPCV, Maite García, recomienda que si aparece un síntoma de alerta o cualquier tipo de molestias, "se acuda al podólogo para que pueda aplicar el tratamiento más adecuado para acabar con la patología".
En la mayoría de los casos, la dishidrosis se trata con pomadas específicas aplicadas sobre la zona afectada. Los podólogos han resaltado que el también llamado eccema dishidrótico a menudo es una enfermedad crónica y no es contagiosa. Además, se caracteriza por tener un carácter estacional y aparecer con más frecuencia en las estaciones de calor, como son la primavera y el verano, porque también es una alteración derivada del sudor.
Algunas de las causas más frecuentes que propician su aparición, junto al estrés emocional, son padecer dermatitis atópica u otras enfermedades alérgicas como el asma o la rinitis. También puede influir tener alergia a algunas sustancias con las que se puede entrar en contacto como el níquel, cobalto o cromo (presentes en artículos de joyería, pinturas, cueros, como perfumes, objetos metalizados, etc) y algunos componentes de determinados medicamentos.
Además, también puede surgir en el embarazo debido a las variaciones hormonales. Desde el ICOPCV han explicado que las ampollas de la dishidrosis permanecen alrededor de tres semanas, posteriormente se secan y la piel puede verse escamosa.
"Es habitual que las ampollas vuelvan a aparecer e, incluso, antes de que la piel se recupere completamente de las ampollas anteriores. Es fundamental no pincharlas o drenarlas porque se infectan con facilidad", recomiendan.