VALÈNCIA (EP). El Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunitat Valenciana (ICOPCV) ha elaborado un decálogo con recomendaciones para cuidar los pies durante los meses de calor y evitar algunas de las patologías más comunes, ya que el verano es la época del año en la que estas extremidades se encuentran más expuestas por utilizar calzado descubierto y es más frecuente caminar descalzos.
Así, algunas de las patologías que más se sufren en los pies durante el verano son el exceso de sudoración, los hongos, las verrugas, las sobrecargas musculares, los dedos en garra o las molestias en caderas, rodillas o espalda derivadas debido al abuso de un calzado excesivamente plano como las chanclas, según ha explicado la entidad colegial en un comunicado.
Desde ICOPCV han recomendado mantener una buena higiene de los pies a diario y, tras la ducha, secarlos muy bien. Es necesario prestar especial atención al secado de la zona interdigital para evitar que la humedad favorezca la maceración de la zona y de lugar a la aparición de problemas dérmicos como los hongos.
También han aconsejado hidratar los pies adecuadamente, ya que la piel del pie tiene una particularidad y es que la del dorso es similar a la del resto del cuerpo, mientras que la de la planta es más espesa y resistente, adaptada para soportar el peso.
Por ello, los productos que se empleen para su cuidado deben ser específicos. Según los podólogos, las cremas hidratantes con urea son básicas en periodos de calor, sobre todo en zonas más secas como los talones. La urea, al ser un queratolítico, ayuda a desprender la piel que necesita renovarse por lo que la hidratación es más eficiente que con las comunes leches corporales.
En tercer lugar, han recomendado aplicar protector solar ya que es común que se ponga hasta el tobillo olvidando los pies, especialmente los empeines, que están en línea perpendicular con los rayos del sol, y eso da lugar a quemaduras.
Asimismo, desde el Colegio apuntan pasear por la playa. Los paseos por la orilla de la playa se recomienda hacerlos en doble sentido. De esta forma, si hay desnivel, no se producirá sobrecargas solo de una zona. Además, el masaje de la arena sobre los pies beneficiará la circulación venosa y linfática.
Respecto al uso de sandalias, aconsejan que tengan con buena sujeción del pie, especialmente al tobillo y talón. De esta forma, el antepie podrá trabajar sin forzar otros grupos musculares provocando dolor en los metatarsos, por ejemplo.
También han subrayado optar por un calzado con una suela entre dos y cinco centímetros que proteja la planta de los pies con un material blando y cómodo, pero rígido a la flexión, así favorecerá un movimiento relajado del pie en balancín en cada paso.
En cuanto al calzado cerrado, este debe ser transpirable para que evite el exceso de sudoración del pie. En el caso de utilizarlo, es imprescindible utilizar calcetines de materiales naturales, como el algodón o el hilo, porque estos ayudan a la termorregulación del pie.
En cuanto a las personas diabéticas, el Colegio ha señalado que es fundamental realizar la exploración diaria de los miembros inferiores puesto que en muchos casos padecen neuropatías, pierden la sensibilidad de los pies y pueden realizarse rozaduras o heridas sin darse cuenta. En estos casos, detectarlas a tiempo es fundamental para evitar la aparición de úlceras que, en el caso de estos pacientes, pueden resultar complicadas de curar.
Por último, han aconsejado visitar al podólogo si se observa cualquier tipo de anomalía como picor constante, amarilleamiento o engrosamiento de las uñas o dolor que persista durante días, por ejemplo. De esta forma, se evitará propagar un contagio si existen hongos o que incremente la gravedad de una patología, si aparece.