VALÈNCIA. No sabemos exactamente cuándo se convirtieron los ecos de sociedad en ese ventilador de estiércol cuyo estilo gusta tanto a las frustradas que nunca llegaron a ser nada -para esa misma frustración masculina tenemos el fútbol y la pornografía- y que intentan superarlo dando agrias órdenes a los demás a base de billetes de cincuenta euros que salen de la cuenta del marido o de un familiar cercano incapacitado legalmente.
Las escuelas no son institutos ideales para crear un hombre o una mujer de tacto. En los colegios las chicas se forman en general con un espíritu motejador, burlón, y se dejan arrastrar por una competición de pequeñas prepotencias contra la dignidad y la susceptibilidad. Los chicos veteranos persiguen a los novatos con bromas de mal gusto que ahora se llaman mobbing, actos que en las viejas escuelas inglesas se llamaba antes fagging y en las francesas, brimades.
No sé si esto forma el carácter pero acostumbran a una falta de respeto hacia el prójimo que sólo sirve para ascender en la Legión Extranjera o en las listas de alguna formación de política extremista del 2007. Tal vez por ello mis crónicas se nutren de anfibologías, alegradas por la salpicadura de sifón de una sonrisa.
En la reserva
Precisamente, usando ese noble arte que deberían conocer todos los gacetilleros, la “reserva mental” de los jesuitas y los estoicos, creo que voy a ser el único periodista, fuera de los que juegan en casa, que nombre los premiados de este año de la revista valenciana especializada en cine, la Cartelera T (No pongo el nombre porque son de la competencia y porque últimamente han dicho cosas que nunca han sido del charming old estile habitual de la propia publicación). Hay que invitar a los valencianos a la reflexión, que en julio andan los ánimos muy excitados y alguien tendrá que recapacitar.
Sócrates, Kant y centenares de psicólogos intermedios fueron grandes conocedores del corazón humano. Pero que todos los especialistas en psicología han fracasado en su empeño lo demuestra la televisión y la crónica, en las que se encuentran únicamente interesantes los casos fuera de serie, los tipos freaks, las opiniones extravagantes, los trenes que se salen de los carriles, los incendios por imprudencia, los errores de cálculo y las pistolas que se creían descargadas. No caigamos en ese tipo de visiones y sobre todo, no demos ningún consejo que nadie quiere escuchar. Pero es innegable que los lectores, muchos ya jubilados, recuerdan el buen humor que desprendían las críticas en pequeño formato de esta revista a precio de empanadilla. Decía el título de una película de Almodóvar: “¿Existe algo, por pequeño que sea, que pueda salvar lo nuestro?”. Por si acaso sirve y por bien de los premiados, muy especialmente los premiados valencianos que se lo merecen, aquí va la reseña.
Tras una década celebrándose en Burjassot, la nueva limitación horaria de las actividades en el IMCJB y la ausencia de cafetería ha hecho trasladar el acto de los XXVI premios T al TT, al Teatro Talía, después de la función de la comedia “Por los pelos”, lo que hizo que uno de los premiados de edad respetable rogara, con las rodillas trémulas, “¿No podrían ser un poco más cortos?”.
El periodista Arturo Blai y la actriz María Minaya presentaron a los premiados de este año: Alberto Rodríguez, mejor película española y Laszlo Nemés como mejor film extranjero. Nely Reguera, como mejor Ópera Prima; Jonás Trueba y Alberto Morais Premio Especial Turia; Mejor actriz española, Núria Prims; mejor actor Raúl Jiménez; como periodistas, José Martí Gómez, Joan C. Martín, éste enólogo además de periodista, y Cristina Pardo. El documental sobre el accidente de metro de València, premio al mejor documental; contribución cívica a Joan Romero y Antonio Ariño. El premio de Teatro ha sido para Rodolf Sirera; otro premio especial Turia, para el Instituto de Enseñanza Secundaria Sorolla , en su 50 Aniversario; el premio de Artes Plásticas es para el albaidí José Soler Vidal “Monjalés”; y la serie «Merlí» de TV3, mejor programa de televisión que no sé cómo han podido ver sin repetidor. Estuvieron disfrutando del acto el escritor Fernando G. Delgado, Pedro García Reyes, Manolo Mata, Carmen Calvo, el director de cine Sigfrid Monleón, Alfons Cervera, Laura Pérez, Emili Piera, Dani Gascó, la actriz y escritora Ariadna González y todos los amigos habituales y colaboradores. Las fotos las hizo, como no, El Flaco.
Si desean cotillear sobre si hubo bajadas de azúcar durante las horas que duró la ceremonia, la calidad del guión, la talla de los presentadores , o si la espuma de los asientos del Talía es de alta densidad o de los eminentes a tiempo de retirarse, ya tiene que ser en mi gabinete privado. La fiesta siguió en el Johnny Maracas, que estaba a esa hora hasta las trancas, y la opípara cena en un pequeño bar muy cuco de la calle Caballeros.
Premios T
Contrastando con la gran cantidad de premiados en la gala de la Cartelera T, otra revista de tirada nacional, T, entregó en su séptima edición sólo tres, a las artes, la ciencia y el deporte, pero en una fiesta llena de elegancia aristocrática y detalles de lujo.
Tampoco diré su nombre por tratarse de competencia, pero es ni más ni menos que una de esas revistas femeninas por excelencia que empezaron en los años sesenta patrocinadas por la Comisaría General de Abastecimientos.
Fue Sarpe, una editorial cercana al Opus Dei, quien decidió lanzar esta revista que tomaba para su título un nombre de mujer de la literatura asturiana, popularizado también por el inolvidable Alfonso con sus tiras cómicas astur style de Telva y Pinón. Moderna por fuera, pero clásica por dentro.
Olga Ruiz, directora de la revista T, con su inseparable coleta de la laboriosidad, entregó el Premio TELVA, en el Palau de les Arts Reina Sofía, como homenaje a las carreras del maestro Plácido Domingo, del neurobiólogo Rafael Yuste y de la campeona olímpica Carolina Marín.
A la velada acudió el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, y Genoveva Casanova, la encantadora mexicana -ex de Cayetano Martínez de Irujo y de José María Michavila- quien hizo de presentadora con su inconfundible acento.
Al recibir el premio, el científico Rafael Yuste dio las gracias a su familia, que estaba presente casi al completo; en especial a sus padres que le apoyaron en todo y le dejaron usar el microscopio en el laboratorio materno. Insistió en que los científicos no son una unidad de destino en lo nacional sino una red que trabaja para el bien de toda la Humanidad.
Antonia Martín, tan emocionada que parecía poseída por el gemido de Carmen Sevilla, dio las gracias en nombre de su hija, Premio TELVA al Deporte 2017 por ser campeona olímpica en Río de Janeiro 2016, dos veces campeona mundial, y tres veces campeona de Europa en bádminton. Contó una anécdota sobre cómo en la primera competición a la que acompañó a su niña, le ganó una chica mucho más alta que ella y que le dio una vergüenza horrible ver cómo perdía; sin embargo su hija Carolina nunca perdió el empuje ni la fe en ella misma.
Enrique Ponce, vestido con pajarita gris y una chaqueta que bajo los focos parecía del color del edificio que nos albergaba, subió al escenario para entregar el galardón a las Artes. Aseguró que su sueño es torear mientras canta el que iba a ser el último premiado, Plácido Domingo, sueño que a muchos nos sumió en una cascada de imágenes confusas de Merimée mezclado con la Fura del Baus.
Pero quien destacó en la noche fue el divertido ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, vestido con un elegante smoking de terciopelo de alguna época remota y especulares zapatos de charol. Tras despreciar amablemente el discurso preparado por su jefa de prensa Reyes Martín Celaya, se lanzó a improvisar una serie de anécdotas en batería, y no dejó pasar la ocasión de decir que a los ministros les dicen cosas feas, pero también –y es aquí donde se nos erizó el vello de las axilas a muchos de los asistentes- el cargo está bien porque (sic) “cuando eres ministro te regalan muchas cosas”. En esta ocasión no se trataba de trajes, sobres, presiones de las eléctricas o anchoas, sino de una simple raqueta de bádminton que le ofreció la propia Carolina Marín. También dijo que haría lo que Plácido Domingo le estaba pidiendo todo el día por lo bajini: que ayudara a las escuelas en el estudio de la música. “Lo haré. Si me dejan”, añadió al final para romper el encanto y añadir un verso musical de José Alfredo. Relataría todos los chistes que dijo con un tono de humor elevado, a lo Benny Hill, pero tendría que hacer una addenda a la crónica.
Plácido Domingo, que acababa de cantar la noche anterior en la función de Macbeth y al que no pararon de llamarle “maestro”, de buscarle motivos de su éxito en su infancia y tildarle como “el tenor del planeta Tierra”, estuvo encantador, como siempre. Había un cartel con su efigie, tan favorecido, que parecía Mickey Rourke en “9 semanas y media”. Hizo honor a su fama de amable: no subió a la gala hasta haber atendido al último periodista, y una vez en el escenario hizo real una cita de La Bohème: “La brevità, gran pregio”, la brevedad, gran mérito. Dio las gracias a todos, dijo que el Palau de les Arts es increíble y que el público valenciano es extraordinario. Acudió con su mano derecha, el joven coach Carlos Escario y con su esposa, la mexicana Marta Ornelas, quien dejó su carrera de soprano para no abandonarle ni un momento.
La cuernavaquense Genoveva Casanova estuvo en todo momento encantada y maravillada por las palabras de todos los talentosos premiados. Su hermoso discurso acabó en un manantial de sponsors (anúnciese aquí) que no nos competen ahora, un Nessun Dorma de fondo y con los invitados venga a subir y bajar escaleras con los taconazos y las faldas largas.
FOTOGALERÍA PREMIOS TELVA
Como invitados de un mundo exterior de fábula: Patricia Rato, Alejandra Rojas, Andrea Pascual y Paloma Lago, ahora de vacaciones de las mañanas de TVE. Al llegar, el viento casi le arranca el traje de Anmargo, el bolso y sandalias de Just Ene y el bolso de Bulgari. Espero haberlo puesto bien porque me tuvo que deletrear los nombres dos veces.
A la ceremonia también asistieron, acompañados por el discreto director general de Unidad Editorial, Javier Cabrerizo, el elegante torero Vicente Barrera y su esposa Rocío; Cecilia Yuste Rojas; César Miguel Sanz de La Caixa; Cuchita Lluch, radiante con el pelo recogido, un traje de Galeano y acompañada por su querida amiga Amparo López; Jorge Martínez Aspar y Amparo Vílchez; Ana García Rivera y su marido Iván Martínez Colomer; Verónica González; Virginia Pila de M Dos interioristas; José Barrachina; de Bankinter acudió Lucas Noguera, banquero privado, con Paloma del Portillo Martinez-Medina de Mobisa y Marisa Martínez-Medina; Stanislav Angelov, músico repertorista del Palau; José María Ricart Vayá especialista en dermatología médicoquirúrgica, venereología y cirugía plástica y su escultural esposa Carolina Merino; Susana Aparicio de Dermmia; Vicente Alonso, de la Clínica alta Estética, con Rocío García Mompó; la doctora Victoria Rojas Pérez; Helios Álvarez, gerente de prensas y carrocerías de Almussafes; José Asensio, director de la planta de pintura de Ford; Teresa De la Vega; la guapísima diseñadora interiorista Sonsoles Gómez Torres con Fernando Cerveró Romero, de THiNK productivity; José Gómez Acebo y Calparsoro, sobrino político de la infanta Pilar; Rebecca Yuste-Golob domadora de elefantes y fieras; D. Silvino Navarro, Presidente de INCUSA durante muchos años y creador de la FVEA; Javier Vázquez-Illá, del Balneario de la Alameda, socio y consultor de Sensational Hotels & Spas, con Teresa Muñoz Sáiz. El diseñador Juan Vidal –muchas lucían sus modelos- con Neus Gallego Escribano; el Delegado de Gobierno, Juan Carlos Moragues; el empresario Juan Carlos Gómez Pantoja; Julio de Miguel Jr., hijo del histórico presidente de Bancaja; Leticia Valera, del Palau de protocolo, que tiene su propia ONG donde enseña a los senegaleses valencianos a moverse por el mundo occidental; Alfonso Manglano; Ana Serratosa con Javier Vela; El diseñador y arquitecto Ramón Esteve con la súper-natural Paula Rincón de Arellano; Juana Camps con un traje de Juan Duyos y joyas de Marfil acompañada por la dulcísima Ana García-Rivera que iba vestida por Toleas; Dionisio López, de Levante Wagen; María Ángeles Fayos del teatro Olympia; César Miguel Sanz -de la Caixa- con Concha Hernández; Susana Sorribes; Ramón Almazán y Mairén Beneyto que llevaba un traje como del Lejano Oeste; Mireia Sanz, de la Ford, con Roberto Rubio; Nacho Gómez-Trenor con Carolina Gil; Alfonso Roig con Patricia Bonilla Antonio Galván Clemente, de la Clínica Galván; Begoña Marfil, de la joyería Marfil; Carmen Alex y Daniel Ruiz, directivos de la FORD; Andrea Ferrer, subdirectora del hospital Imed; la presentadora argentina Natalia Martínez, con un traje de la uruguaya Paola de Santos y Hernán Montaño, de Canal 7, que creo que se quedaron elegantemente estáticos en la alfombra azul; el diseñador Alejandro Resta; Lucía Asensio y José Luis Lanuza; Carlos Sánchez Caballero, que ha llegado de Barcelona hace poco; y Francis Montesinos, que un día acabaremos saludándonos, digo yo.
La cena superideal con acento de verbena valenciana corrió a cargo de Cocotte, y los detalles, de Araventum: sobremesa con naranjas, azulejos y buganvillas y aroma a flor de azahar. Aunque las verbenas del Edifico Ulises de El Perelló olían más bien a endrinas destiladas. Eva Máñez estuvo al pie del cañón, fotográfico, por supuesto.
Etiopía en València
Aunque mi médico me ha dicho que deje la bebida, acudí la semana pasada a las Cervezas del Mercado en el Mercado Colón, a ver la exposición de fotos “El Color del Tiempo” de Luis Millet, que tratan sobre la vida en Etiopía y sus etnias. Sin sobresaltos ni retratos de tristeza, bien al contrario. “Espero que todos puedan disfrutar de la belleza de los valles de Omo y de Rift”, dice este agradable joven de sonrisa perenne y mirada profunda.
Vinieron sus amigos, Pilu Díez de Ribera o Vicente Pechuán con su mujer, Taíta Marín; las abogadas Paz Sansaloni y Maria José Ordeig con Vicente Cholvi, él mismo abogado; Encarna Jímenez Losantos, felizmente jubilada del IVAM, Isabel Bermejo, Lucas Soler, Patri López, Nuria Galvis, Mónica Alcañiz, Joselo Martín, Yolanda Manzanera, Óscar Casero y Alex Aparicio, recién llegado también de Etiopía y muy musculazo por la natación, así como mi vecina de la puerta 6 de la casa de mis padres y una amiga de mi hermana, de la Cruz de Malta. València es un pañuelo y las fotos, de Eva Ripoll.