VALÈNCIA. El sector químico en la Comunitat Valenciana ha sido uno de los más resilientes durante la pandemia. De hecho, de acuerdo con un reciente estudio del IVIE ha sido una de las industrias más solidas durante esta crisis sanitaria con un 40% de sus empresas 'altamente competitivas'. No obstante, el incierto escenario actual, con un fuerte encarecimiento de las materias primas y de los fletes marítimos, también conlleva importantes retos para un sector que da empleo a 15.000 personas de forma directa en la autonomía valenciana.
Así se puso de manifiesto en el desayuno informativo organizado por Valencia Plaza en el que se evidenciaron las fortalezas de las compañías químicas, con solo un 10% de ERTE en estos meses, pero también se analizaron los retos futuros. A la cita, celebrada en el Hotel SH Palace, asistieron Miguel Burdeos, presidente de Quimacova; Pedro Peleato, CEO de Seipasa; José Martí Silvestre, director general de Industrias Químicas Tamar; Jorge Tarazona, presidente del Consejo de Administración de Tarazona; Jorge Bretó, CEO de Citrosol; y Julián Herráiz, director general de Agrogfresh Fruit Protection.
El debate arrancó con el foco puesto en las fortalezas de esta industria: innovación, estabilidad en el empleo y capacidad de exportación. En este sentido, Miguel Burdeos, presidente de Quimacova, señaló que la industria química valenciana es una de las que más innova, con una capacidad muy potente que representa el 25% de la inversión en I+D+I a nivel nacional. Pero, además, puso el acento en la estabilidad del empleo en el sector y destacó la cohesión que existe entre este tejido empresarial. De hecho, Quimacova representa al 86% de las compañías a nivel Comunitat Valenciana.
Al respecto, Julián Herráiz, director general de Agrogfresh Fruit Protection, apostilló que el convenio colectivo vigente permite generar mucha seguridad y estabilidad al capital humano que cuenta, además, con uno de los salarios medios más alto. Tanto es así, que durante la pandemia solo hubo un 10% de ERTE en toda esta industria. También se puso el énfasis en su componente exportador. En este sentido, Herráiz detalló que el 54% de los productos van dirigidos al mercado exterior y la previsión es cerrar el año con unos 40.000 millones de euros exportados.
A diferencia de otros sectores muy focalizados en productos concretos, esta industria es muy diversa. Y así lo reflejó Jorge Bretó, CEO de Citrosol, quien subrayó la creciente profesionalización en las empresas y su destacada apuesta por la I+D+I, que redunda en una variedad de productos y una muy buena calidad. "Esta situación que hemos vivimos ha puesto en valor el sector químico que ha dado la talla y hemos estado en la primera línea de fuego produciendo geles y desinfectantes. Nuestra aportación ha sido grande para la sociedad y ha ayudado a que se nos vea un poco mejor. Somos el cuarto sector de la Comunitat Valenciana en exportación, con 3.100 millones de euros, y representamos el 11,6 del PIB autonómico", apostilló Jorge Tarazona, presidente del Consejo de Administración de Tarazona.
Pese a sus fortalezas, Pedro Peleato, CEO de Seipasa, también lamentó que en el imaginario de la sociedad también sigue el estigma de la contaminación sobre el sector, pese a que todo ha cambiado y se trabaja bajo unos férreos controles de seguridad y se transita hacia una mayor sostenibilidad.
Precisamente, la pandemia también ha puesto de relieve la capacidad de estas compañías que tuvieron que hacer frente a la alta demanda de ciertos productos. Este es el caso de Industrias Químicas Tamar, dedicados a productos de piscinas, y cuyo director general José Martí Silvestre, explicó que en los meses de confinamiento tuvieron que hacer frente a una creciente auge de sus productos ante el 'boom' de la compra de piscinas. Lo mismo ocurrió con los desinfectantes y productos de limpieza. Y todo ello, "sin problemas de suministro", destacó Burdeos.
La innovación y la sostenibilidad en esta industria es constante dado que es un sector regulado por un estricto marco normativo. Varias de las firmas presentes en el encuentro están dedicadas al sector agroalimentario y destacaron su apuesta por la reducción de los desperdicios. Y es que, según explicó Jorge Bretó, el 7% de la emisión de gases de efecto invernadero son debido al desperdicio alimentario y el 30% de la superficie cultivable se utiliza para producir alimentos que nunca van a ser consumido. Por tanto, dentro de los planes estratégicos de las compañías está la lucha contra el cambio climático y la reducción de residuos. "Más del 95% de la cuarta gama es ya residuo cero y no llevan ya tratamientos químicos en cultivo. También la mayor parte de la fruta, el 80%", destacó Peleato.
No obstante, uno de los obstáculos que se encuentran son las diferencias en los controles fitosanitarios en las entradas y salidas de los puertos europeos. "La legislación europea es muy estricta para homologar un formulado. Es un proceso que se eterniza y con unas exigencias enormes, frente a otros países. Y eso limita. Estamos aislados y preocupados en algunos cultivos. Por ejemplo, la nueva plaga del Cotonet no tiene tratamiento y está afectando principalmente en la zona de Castellón", explicó Herráiz.
Y es que, mientras que en ciertos países las exigencias son más laxas, en los países europeos el control de estos productos es más severo provocando "una desventaja y competencia desleal", puntualizó Peleato que, no obstante, apuntó que esas diferencias se están corrigiendo, pero sigue habiendo países en el norte de África con políticas más abiertas con el uso de fertilizantes.
Uno de los principales problemas que afronta la industria y la economía a nivel mundial es el encarecimiento de las materias primas y el aumento de los fletes marítimos. Una coyuntura que, según advirtieron, puede repercutir negativamente a nivel interno en el país. Al respecto, Silvestre explicó que antes de la crisis sanitaria fletar un contenedor podía rondar los 1.000 euros y ahora el coste puede superar los 12.000 euros. Una situación que dificulta la exportación y genera inestabilidad en mercado.
Por otro lado, también se abordó la atracción del talento en las empresas. Burdeos explicó que hasta hace unos años no existía formación profesional en el sector de la química, pero ahora hay dos centros de formación en Valencia y uno en Castellón. "Hay talento y la FP es muy importante y se echaba en falta", incidió Bretó. No obstante, los asistentes coincidieron en señalar que faltan recursos para una mayor transferencia de conocimiento desde las universidades. Porque, aunque hay talento y mucho conocimiento, falta aplicación real, concluyeron.