Fútbol y gastronomía; repasamos la historia gastronómica del Valencia CF, sus lealtades y sus casas de comida
Yo no sé una mierda de fútbol pero sí de pasiones, e intuyo que balompié y gastronomía se nutren de pulsiones quizá no tan diferentes: amor (a un balón o a un rodaballo; pasiones, al fin y al cabo) desahogo, arrebatos y un abrazo amigo. Lealtades, locuras y piel de gallina. ¿Qué gastrónomo no se ha hecho casi seiscientos kilómetros para cenar en Mugaritz?
La historia (gastronómica) entre el Valencia CF y la ciudad que lo acoge viene de lejos; desde aquel Gure Etxea en Almirante Cadarso hasta el Kailuze, segunda casa de Juan Soler y hoy propiedad (La Casita de Sabino) de Unai Emery, Andoni Zubizarreta y Xabier Eskurza.
Templos del Valencia CF fueron —y son— Maipi, Rausell (ambos, Gabi y los Rausell, valencianistas a muerte), Gran Azul, Tavella de Pablo Chirivella y las tres casas de comida de la familia Honrubia: La Principal, Aragón 58 y Komori.
-Nacho (Honrubia), es casualidad o... ¿sois futboleros en casa?
-Sí claro, nos gusta el fútbol y somos del Valencia CF (de hecho Komori significa murciélago en japonés), mi padre puede decir que "pasa" del fútbol pero es el mas valencianista de toda la familia.
-Háblanos un poco de las conexiones de vuestras casas de comida con el Valencia CF, desde Principal a Komori... nos da la sensación de que hay buena sinergia entre ambos.
-Ha sido siempre un tema de cercanía al campo y a las oficinas; cuando abrió Aragon 58 (entonces presidía Arturo Tuzón) ya se celebraran allí reuniones, y al haber abierto los restaurantes en torno a Mestalla y las oficinas... ha sido casi una sinergia cantada.
Hablamos también con Abraham Brández, de Gran Azul: “Somos muy futboleros, y por supuesto valencianistas”.
-¿Son de buen comer presidentes y jugadores?
-Yo diría que si (es más, una vez nos pidieron hacer la cabeza del mero a la brasa, una petición muy “gastronómica”) espero que esa sea la razón por la que nos eligen tan habitualmente. Por eso, claro, y por la complicidad que tenemos con el club.
-¿Y el presidente Anil Murthy?
-Bueno, nos dijo que éramos su restaurante favorito en València; estamos muy contentos.
Quiero saber más. Y no me ocurre mejor centinela del comer y el cuero que Daniel Borrás —y es que desde que lo conozco (y ya son años) no cesa su fe en el Valencia CF. El sabrá. En fin, Dani, que cuentes: “Pues para mí todo es la misma cosa. El fútbol no es un deporte, es espectáculo cuando los equipos te resultan ajenos y militancia (bien entendida) cuando es tu equipo. Son tensiones y risas compartidas, recuerdos de viajes en autobús, un montón de horas de conversación. Como los restaurantes, que no los eliges tú realmente; o conectan con tu forma de entender la vida o no te gustan. Con Maipi comparto equipo y maneras de comer, que no es poca cosa, y está entre mis recuerdos de infancia. Todo encaja.
Con el fútbol me pasa un poco como con el boxeo, que me cuesta verlo sin cierto remilgo de conciencia porque no comparto muchas de las cosas que pasan; en el boxeo es el dolor, en el fútbol toda la miseria moral que le rodea. Pero mi tío jugó en el Valencia y mi padre me lleva al campo desde los 4 años, así que no es tanto el fútbol como todo lo que los momentos con el fútbol de fondo me han dado. ¿Y compartir sentimientos no es bonito? Como compartir mesa, supongo”.
Eso es. Exactamente eso es: compartir sentimientos.