VALÈNCIA. (EFE) Los valencianos han podido reencontrarse este lunes con las terrazas de los bares y cafeterías después de 39 días de ausencia, en un día nublado en el que ni la amenaza de lluvia acompañada de barro les ha impedido volver a tomarse el café o almorzar al aire libre en su lugar preferido.
La Comunitat Valenciana ha iniciado marzo con la desescalada en la hostelería, que puede abrir las terrazas, con el 75 % de aforo, un máximo de cuatro personas por mesa y hasta las seis de la tarde, después de que el 21 de enero se aplicara el cierre total de estos locales, a excepción del servicio para llevar, para intentar frenar la pandemia de coronavirus.
Hay locales que no han reabierto al no tener terraza o al considerar que en estas condiciones no les sale rentable, o que esperan abrir a lo largo de la semana, pero los que lo han hecho ya han notado que "había ganas" de volver a los bares e incluso de darse algún pequeño homenaje, como pedirse para almorzar el bocadillo entero en lugar de medio "por ser el primer día".
Las mesas y las sillas han vuelto a formar parte del paisaje de las calles valencianas, así como el bullicio de las conversaciones en torno a un café o las pizarras que detallan el desayuno popular o el menú del día, sin faltar las instrucciones que piden mantener las medidas de seguridad o explican que no se puede consumir en el interior ni está permitido fumar.
Entre los que han vuelto a subir la persiana está el bar Berlanga, un clásico del barrio de Benimaclet desde hace 42 años, que ha aprovechado el periodo de cierre para reformar a fondo las instalaciones y que, tras rescatar del expediente de regulación temporal de empleo a seis trabajadores, ha llenado la terraza a la hora del almuerzo.
"Hemos abierto a las 6.30 horas; a las 6.35 hemos tenido el primer cliente, y las 7.20 hemos vendido el primer bocadillo", explica EFE Javi Berlanga, quien junto a su hermana Sara regenta un bar que espera dar este lunes "60 o 70 almuerzos, seguro".
Pese a la duda inicial de que la ausencia de sol invitara a quedarse en casa, la clientela ha cumplido y sobre todo los habituales, pero también gente nueva, se ha acercado a este bar en el que mientras se marchaban las comandas se atendían llamadas telefónicas de quienes preguntaban si estaban abiertos o pedían reservar ya una mesa para el sábado.
En el céntrico Mercado de Colón, bajo sus arcadas modernistas han vuelto a abrir algunas de sus terrazas, aunque otras mantienen amontonadas las mesas y sillas bajo plásticos, y las que lo han hecho se han encontrado con la sorpresa de que ha acudido más gente de la que esperaban.
"Hemos tenido los primeros clientes a las 8 de la mañana, los habituales de antes que trabajan cerca y ha visto que estaba abierto", explica a EFE Aida, camarera de la cafetería La Mie Dorée, que señala que la clientela ha acudido a "desayunar, almorzar y picotear", e incluso ha preguntado si ya tienen para comer, "como antes".
La vuelta de las terrazas a las calles ha coincidido con la primera jornada de parque infantiles desprecintados, de la posibilidad de hacer deporte en grupos de cuatro personas al aire libre, y de la reorganización de los horarios del comercio no esencial, que podrá cerrar a las ocho de la tarde, en lugar de a las seis.
En las redes sociales no han faltado las imágenes en las que se ha inmortalizado la alegría de quienes "por fin", después de casi un mes y medio en blanco, han vuelto a las terrazas con la complicidad de amigos, familiares o compañeros de trabajo, aunque no del tiempo.
Los propietarios de bares y restaurantes se enfrentan a una disyuntiva en una situación crítica: abrir ya sabiendo que van a sufrir pérdidas y aguantar, o esperar a que el Gobierno valenciano levante más las restricciones y se pueda dar servicio en el interior de los establecimientos.
La taberna Alkázar, en la calle Mossen Femades, en pleno centro de València, ha decidido reabrir su terraza este martes con 4 mesas, pero cuatro salones interiores y el hotel siguen cerrados; mientras que el bar Marvi, en la calle Santos Justo y Pastor, en el distrito de Algirós, no puede correr más riesgos y de momento no abrirá su local.
Desde hace un año, el restaurante mediterráneo Taberna Alkázar mantiene cerrado su hotel y ha mantenido a una persona para mantenimiento y recepción y otra en administración y ahora, con la reapertura del restaurante cuenta con cuatro más (dos en sala y dos en cocina) para atender las pocas mesas de la terraza, cuenta a EFE la nieta de los fundadores de este local, Isabel Fernández.
Asegura que no le sale rentable abrir en estas condiciones pero "hay que moverse y dar servicio a los clientes", que no han dejado de llamar para preguntar cuándo iban a abrir. De hecho, ha tenido que rechazar clientes porque ya lo tiene lleno para este domingo.
"Aguantaremos y esperaremos a que en dos o tres semanas nos dejen abrir los interiores", declara Fernández, quien afirma que con esta apertura no se cubre "ni para gastos" y que el hotel no tiene expectativas de abrir ni en Fallas ni en Semana Santa.
Lo que les ha llevado a abrir su terraza es "dar servicio a nuestros clientes, clientes locales muy fieles que venían a preguntar" cuándo abría la taberna, aunque Fernández reconoce que los ánimos no están muy altos porque la situación es peor que hace un año: "la cantidad de gastos es inmensa, con un hotel cerrado y un restaurante con cuatro salones cerrados los gastos no paran".
"Estamos todos endeudados y hemos tenido que poner patrimonio personal y pedir créditos, un varapalo tremendo", según Fernández, que antes de la pandemia contaba con 24 empleados.
Ahora "toca aguantar y ver cómo va, poner todo lo que tenemos para poder salir adelante, tanto esta casa como el equipo", ha manifestado.
La otra alternativa a la que se enfrentan los hosteleros es esperar a que las condiciones de apertura permitan que el negocio sea viable y rentable y este es el caso del Bar Marvi, de Tino Fernández, que asegura que no podría asumir los gastos que supone un empleado (entre 100 y 120 euros al día entre sueldo, Seguridad Social y su parte de vacaciones) y el coste de las compras para ofrecer almuerzos y comidas.
Con el aforo al 75 % podría instalar cinco mesas pero para ello necesitaría a un trabajador porque él solo no podría atender la cocina y el servicio a los clientes. Además, no podría permitirse que un cliente solo se tomara un café, una cerveza o un vino, y él no podría decirle a un cliente de hace 20 años "que solo puede venir a almorzar".
El pronóstico de lluvia para esta semana ha terminado de consolidar la decisión tomada por Tino. "No me sale rentable, imposible, inviable", ha comentado a EFE para señalar que necesita el interior de su local para que su negocio sea rentable.
"Es un riesgo que no se puede correr, lo que me faltaba" después de un año de restricciones y de facturación muy baja que ha llevado a reducir el número de siete empleados que tenía antes de la pandemia.
Ha podido ir tirando con sus ahorros pero se ha visto obligado a vender un inmueble de su propiedad para seguir asumiendo los gastos del bar, un negocio heredado de sus padres y en el que trabaja desde que tenía 16 años, hace treinta.
"Toda mi vida y mi infancia la he pasado en el bar, hay clientes que son amigos, y pienso si esto me pasa con un negocio que no es mío, seguramente habría cerrado", dice Tino.
La Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV) cifra en un 40% los locales que desde este lunes comenzarán a abrir las terrazas debido a para muchos establecimientos "no les resulta reantable por las restricciones", así como por la previsión de mal tiempo de este semana. Este porcentaje se irá alcanzando de forma progresiva y hacia el fin de semana, según ha señalado la federación en un comunicado.
Este lunes en el primer día en que las terrazas de la hostelería de la Comunitat Valenciana puede abrir desde el pasado 21 de enero, pero hasta las 18.00 horas, con un aforo de un 75%, un máximo de cuatro comensales por mesa y una distancia de 1,5 metros entre mesas.
En concreto, según un muestro realizado por Hostelería Valencia, entre el 60% de sus establecimientos asociados que no van a abrir, de ellos un 65,5% son empresas que a pesar de tener terraza seguirán cerrados por "no resultarle viable funcionar con estas medidas tan restrictivas".
Además, han explicado que las condiciones meteorológicas previstas para esta semana también "han frenado" la decisión de abrir a muchos establecimientos que esperarán hacia el fin de semana para levantar las persianas.
Al respecto, el secretario general de Hostelería Valencia, Rafael Ferrando, ha insistido en que el sector se encuentra en "un momento muy complicado" y con "unas restricciones mucho más duras que en el momento en el que se cerró". Por ello, volverán a pedir en la próxima reunión de la mesa de diálogo de Sanidad la apertura del interior de los locales y ampliar el horario.
Asimismo, ha reiterado el llamamiento a la responsabilidad de todo el colectivo empresarial y especialmente de la ciudadanía para conseguir mantener "con éxito" este plan de desescalada.
En ese sentido, ha anunciado que van a trabajar en campañas de sensibilización a través de las redes sociales para "concienciar de la importancia" de cumplir las normativas de seguridad en los establecimientos de hostelería, especialmente el uso de la mascarilla obligatoria en todo momento, para preservar la salud tanto de clientes como de personal de hostelería y dejar claro que los establecimientos son "seguros".