VALÈNCIA. Charlas. De creativos. Para creativos. Bajo esta premisa tan simple se explica qué es Cuaderno Blablabla. Tras la idea de Cuaderno está el docente ocasional, ilustrador freelance y alborotador Sergio Membrillas. Esta serie de charlas quieren convertir el universo de las conferencias en algo menos encorsetado y accesible para todo el mundo, no solo profesionales de las áreas del plantel de ponentes.
“He intentado montarlo con iniciativa pública, porque es una iniciativa que requería una buena infraestructura. Pensé que siendo València la Capital Mundial del Diseño 2022 iba a ser posible. Lo he intentado, he llamado a las puertas que había que llamar y no ha habido mucha colaboración. No me quedó otra que montarlo con el espíritu DIY de los promotores musicales independientes. Y montarlo con amigos y con fondos privados privados de los, podríamos decir, los Medici de València”. Carmencita Film lab, Bangarang, Impresum o el Máster de Diseño e Ilustración de la UPV son los nombres que apoyan esta iniciativa. Respecto al line-up, el promotor de estas charlas indica que las concibe como si fueran una revista Apartamento siempre abierta, que suscite interés pese a que el público objetivo no conozca a las personas allí reflejadas.
La mecánica de Cuaderno 2022 es sencilla: una charla cada tres meses, que tendrá lugar en la librería Bangarang. Por diez euros las personas interesadas podrán acceder a las charlas de los ilustradores Olga Capdevila en marzo, el ilustrador José Roda en mayo, la fotógrafa Alba Yruela en septiembre y Robbie Whitehead, fotógrafo y editor de la revista Apartamento en noviembre. Habrá además un bono para asistir a la totalidad de los eventos. Cervezas, conversación, merchandising y alegría.
El formato no presenta ninguna rareza: 45 minutos de duración, 15 minutos de preguntas, y tiempo libre para cada ponente pinche su música y venda sus productos. Membrillas busca trazar un paralelismo entre las charlas vinculadas con los discursos visuales y los conciertos en directo de forma que los primeros pierdan grados de seriedad. “Me interesa que puedas hablar con los ponentes, comprarles a ellos en vez de por internet. Que sea un poco más gamberro.
“Me parecía interesante darle a València una programación constante durante todo un año, no solo un día. Solo hay una cosa que considero importante: la idea de hacerlo jovial. El público objetivo de los eventos de tipo charlas creativas suele ser muy endogámico: el ilustrador x da una masterclass, el diseñador x solo se relaciona con diseñadores… los festivales son un poco así. Pero si analizas perfiles por redes sociales de artistas de cualquier disciplina, es gente con intereses a los que les echa para atrás este tipo de eventos porque se piensan que son muy técnicos. La idea es que las charlas sean como tu Instagram: un mosaico de distintos interes”.
¿A València le hacen falta iniciativas así? “Yo he tenido la oportunidad de viajar y vivir en otros sitios. A València lo que le ponemos como valía es que es muy barata. A mí me parece un valor muy triste. ¿Venirte aquí porque es barato? Entonces, lo que puede pasar es que te vengas a esta ciudad como base de operaciones porque es cómoda o que hagas algo en ella para que tenga más cosas, para mejorar su tejido cultural. Soy el primero que, al igual que otros amigos y diseñadores, vivimos lo de la ciudad del diseño de lado, como que no estamos integrados. De manera egoísta, un sábado cada tres meses tengo un plan guay. Me siento bien porque estoy haciendo algo que le gusta a la gente”.
Sergio está contento con la acogida. “Yo creo que hay un nicho creativo en València que puede destinar una módica cantidad para la cultura. Intento creer en ellos, aunque haya un prejuicio por el que se piensa que la gente no gasta nada”. El cariño que Membrillas le profesa a la ciudad no siempre ha sido así: “Yo odiaba València de joven. Me quejaba de que no venía nadie. Pero luego vienen cosas y no vamos. Genera una cosa que es el promotor de eventos amargado, rencoroso. Cuando volví de vivir fuera me reconcilié. Ahora no me iría de València. Hay cierta responsabilidad moral que es que a los que nos va bien, tenemos que aportar algo a la ciudad».
Uno de los ponentes, José Antonio Roda Martínez, más conocido como Roda, expresa su alegría por participar en este encuentro. “Me hace bastante ilusión primero porque admiro mucho el trabajo que hace Sergio, para mí es un referente entonces que me lo haya pedido sin conocernos personalmente ni nada, pues muy contento la verdad. Por otra parte siempre es un gusto ir a València y además ahora que es la capital mundial del diseño, con más motivo aún. En la misma línea te digo que el resto de ponentes también son unos profesionales increíbles así que solo puedo sentirme agradecido y reconfortado. Me gusta mucho hablar sobre el trabajo en general y sobre el mío en particular, creo que son muchas las misconceptions en torno a las profesiones creativas y abogo siempre por la transparencia, la democratización y la honestidad, por eso el cara a cara me viene bien para lo mío”.
“No sé si sería el valor diferencial de Blablabla respecto a otras iniciativas, pero la cercanía, la ligereza y cero prejuicio que desprende Cuaderno Blablabla es lo que a mí más me motiva y me hace querer ir. Si fuese una fantochada para gente con ínfulas, me quedaba en mi casa”.
Olga Capdevilla coincide: “Yo estoy encantada de participar por el amor que le tengo a València y por la confianza que le tengo a Sergio. He sido también ponente en los Ilustratalks que él organiza en el Máster de Ilustración de la UPV y siempre es garantía de cosas bien hechas, bienestar y bien cuidar. Aparte de que es muy buen anfitrión”.
“El valor diferencial entiendo que se va a encontrar en la cercanía. El hecho de que se organize en una librería, rodeados de proyectos de otros autores y sin podio, ya marca una diferencia en el carácter cálido/familiar que se le quiere dar al evento. En esta línea también está el tema del vermut-musicado. Tal vez sea lo más diferenciado de otros eventos. Compartir la música es otra forma de aproximarnos y de reducir distancias”.
Cuaderno Blablabla y la reflexión que trae sobre cuánto, cómo y porqué está dispuesta a pagar la gente para el consumo de productos culturales conduce a una idea: la del concepto de artista. Según Membrillas: “No estaba previsto que las personas de clase media nos pudiéramos convertir en artistas, en consumidores de arte y cultura”.
Tenemos una cita cada tres meses para debatirlo.