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Los asteroides: un peligro real para la humanidad

30/10/2024 - 

¿Por qué es crucial para nuestra especie el conocimiento del cosmos? Detrás de la investigación espacial hay mucho más de lo que nos pensamos


El pasado 7 de octubre algunos medios se hicieron eco de que la última misión de la ESA (Agencia Espacial Europea) había lanzado un nuevo artefacto al espacio a bordo de un cohete de la empresa privada SpaceX. La verdad es que la noticia pasó bastante desapercibida debido a su poca espectacularidad.

La sonda espacial de la ESA se llama HERA, como la esposa de Zeus, y su misión principal es estudiar el movimiento de Dimorphos, un pequeño asteroide de algo menos de 200 metros que orbita alrededor de otro asteroide, más grande, llamado Didyimos. Muchos se preguntarán que sentido tiene hacer el seguimiento de un montón de escombros, que es lo que es Dimorphos, situado a millones de kilómetros de la Tierra.

Puede decirse que HERA es la segunda parte de la misión DART de la NASA que en septiembre de 2022 estrelló una pequeña nave, llamada impactador, contra ese asteroide para ver si podía desviarlo, aunque fuera un poco, de su órbita. DART era muy pequeño en comparación con Dimorphos, un cubo de 2m de arista aproximadamente y con poco más de 500 kg de masa, por lo que la desviación que podía realizar era muy pequeña. Desde la Tierra con grandes telescopios y utilizando también el telescopio espacial Hubble pudo comprobarse que DART había cumplido su objetivo de mover al asteroide un poco de su órbita, pero hacía falta tomar medidas más precisas. Esa es la misión de HERA.

En resumen, la finalidad de ambas misiones es comprobar si el ser humano es capaz de desviar un asteroide de su órbita. ¿Por qué se ha empleado tanto esfuerzo y dinero en esto?

Se nos ha contado hasta la saciedad que los dinosaurios desaparecieron debido al impacto de un asteroide contra la Tierra hace 65 millones de años. Esta teoría fue expuesta por primera vez en 1970 por Walter Álvarez y su padre, Luis W. Álvarez, ganador del premio Nobel. La alta concentración de Iridio, un elemento muy raro en la Tierra, que había en el enorme cráter de Chixulub en la península de Yucatán en México los puso sobre la pista. 

Didymos (izquierda) y Dimorphos (derecha). FOTO NASA

Se supone que el cráter tuvo que haberse producido por el impacto de un asteroide que entró en la atmósfera a más de 20 km/s generando una energía de unos 72 teratones de TNT, es decir, un millón y medio de bombas atómicas como la que destruyó Hiroshima juntas. Eso produjo enormes tsunamis que llegaron de una manera impetuosa hasta más de 3000 km; en Dakota del Norte (EE.UU) se han encontrado enormes cantidades peces fosilizados con restos del impacto en sus branquias. Los incendios se propagaron por todas partes y el humo de estos produjo una noche perpetua durante muchísimo tiempo, lo que hoy llamaríamos un invierno nuclear. Las rocas del lugar del impacto se fundieron e inyectaron sulfuro a la atmósfera en grandes cantidades. Fue una catástrofe climática de escala planetaria, el 70% de las plantas murieron, esto rompió las cadenas tróficas e hizo desaparecer un porcentaje similar de animales, entre ellos los grandes saurios.

"No sabemos cuándo nos impactará el próximo asteroide, pero sí sabemos que lo hará seguro"

Pero este no ha sido el único impacto de un asteroide contra la Tierra. Este tipo de impactos es más o menos normal en el sistema solar, siempre hablando en escalas astronómicas, es decir millones de años. No hay más que mirar a la Luna y ver la cantidad de enormes cráteres que tiene. Nuestro planeta también ha sido bombardeado en el pasado incluso más que la Luna, lo que pasa es que los agentes atmosféricos como el viento y la lluvia, además de la vegetación y los movimientos tectónicos se encargan de borrar su rastro. La probabilidad de impacto de un asteroide depende de su tamaño. Los de 1 km de diámetro aproximadamente se piensa que golpean la tierra cada 500.000 años, los de 5 km cada 20 millones de años y los del tamaño como el de Chixulub cada 66 millones de años.

No sabemos cuándo nos impactará el próximo asteroide, puede ser dentro de miles de años, pero lo que sí sabemos es que lo hará seguro. Un impacto de este tipo sería una catástrofe absoluta para la humanidad. ¿Comprendemos ahora un poco mejor la importancia de la misión DART y HERA?

Con nuestra tecnología actual sólo somos capaces, como ha demostrado DART, de desviar un pequeño asteroide unos pocos metros, pero si lo detectamos con la suficiente antelación y actuamos inmediatamente, esos pocos metros se traducen con el paso del tiempo en miles de km, la mecánica orbital juega a nuestro favor.

Sin duda debemos seguir estudiando y desarrollando artilugios que sean capaces de desviar asteroides tan grandes como el de Chixulub, ya que actualmente estamos muy lejos de conseguirlo. Confiemos en nuestros científicos e ingenieros, e intentemos poner todos los medios a su alcance para que sigan investigando ya que de su trabajo podría depender el futuro de la humanidad.

 


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