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LA DIPU RESSONA  

Luces y sombras coexisten en el nuevo Sona La Dipu

Mañana viernes se celebra la final del renovado Sona La Dipu con muchas luces y sombras al respecto de su nueva edición

15/09/2016 - 

VALENCIA. Este viernes, en la Plaza Europa de l’Eliana, se desarrollará el penúltimo capítulo de la novena edición del concurso de Pop Rock La Dipu Ressona (bautismo que recibe en el boletín oficial de la Diputación de Valencia). El Sona La Dipu, tal y como se le conoce popularmente desde hace ocho años, amagaba a mediados del curso con reverdecer laureles; o simplemente con tratar de recordar las buenas intenciones que empujaron a su creación en 2008. A partir de cierta reorganización del presupuesto y de los premios, la transparencia, y la designación de un jurado público formado por periodistas, figuras fundamentales en la supervivencia discográfica de Valencia y miembros de la industria musical, se pergeñó un formato de concurso que aún debía portar el calificativo de nuevo con prudencia.

Ya en la fase final del concurso, lo del nuevo Sona La Dipu hay que cogerlo con la medida aristotélica de la virtud. El término medio en el análisis despeja dudas al respecto de algunas de las nuevas medidas, pero arroja también oscuridad a otras; de las costumbres que resisten, pero también de las adquiridas este año. Ninguna de ellas tiene que ver con los grupos que el viernes disputarán la última edición del concurso en l’Eliana. De hecho, Meridian Response, The Saltitos, Lígula y Candela Roots cubren con solvencia el extraño y ambicioso espectro pop-rock que se autoinflige el concurso. Ellos son la mejor noticia del nuevo Sona La Dipu, pero también lo fueron Badlands, La Hora del Té, Holy Paul o Funkiwi’s el año pasado, cuando nada era nuevo y todo era rancio.

 

Sin embargo, es la configuración de la final del nuevo Sona La Dipu la que invita rascar para comprobar la solidez de sus propósitos. No por los finalistas, sino por los que los acompañan y llevan sobre sus nombres el peso de autorizar los 15 euros por entrada. Miss Caffeina y Love of Lesbian abrirán y cerrarán la final. Dos grupos de radiofórmula indie que al menos sí mantienen, de aquella manera, esa sensibilidad musical acorde a los participantes del concurso que defendían en la Diputación a principios de año; no deja de ser una especie de celebración de la matrioska indie: cuando parece que ya no hay más grupos dentro del mismo modelo, aparece otro. 

De Melendi a Love Of Lesbian, los que van a repetir os saludan

Más allá de las implicaciones mercantiles que pueda sugerir que sean dos grupos habituales del establishment festivalero los que pongan la guinda a la final, lo cierto es que hasta tiene sentido si lo que se pretendía era, como se manifestó públicamente, colocar a los grupos locales en el circuito de festivales. Cabe preguntarse, eso sí, qué es del nuevo Sona La Dipu si Love Of Lesbian ya tocaron en las semifinales de 2014 celebradas en la Casa de la Cultura de Burjassot.

 

Lo de Love Of Lesbian y Miss Caffeina en la final sólo es el hilo del que tirar, la pista sobre la que ponerse, para concluir que si el nuevo Sona La Dipu ha acabado siendo nuevo no lo será por la coherencia en la elección de los grupos que acompañaron a las bandas concursantes; que se lo pregunten a Moonflower, que en dos años ya han tocado junto a Carlos Baute y Malú. Además de la madrileña, que ya actuó en 2013, este año han participado de nuevo Melendi (también en 2011 y 2012) y Fangoria (2013); junto a Izal resulta una combinación amorfa que no dista mucho de la de 2014 con Marta Sánchez, Sergio Dalma, La Habitación Roja o Sidonie. El criterio puede ser más o menos discutido, aunque el desequilibrio de estilos es evidente, pero lo que llama a la reflexión es que con semejante selección se pueda “fomentar la creatividad musical y el lanzamiento de nuevos valores de la música entre la juventud de la provincia de Valencia”, tal como indica el corta pega de las bases.

Igualdad de género: todavía mucho por hacer

Otra de las novedades del nuevo Sona La Dipu era la creación de dos nuevos premios. O, al menos, así se presentó públicamente en el propio documento del boletín oficial de la Diputación de Valencia. El primero de ellos es la grabación de un videoclip “con imagen y sonido profesional para el grupo que el jurado considere el mejor grupo de música en valencià”; sin embargo, curiosamente uno de los finalistas de esta edición, Candela Roots, ya ganó hace un par de años el premio a la mejor canción en valenciano. En efecto, en 2014, y a petición de Compromís, se estableció el nuevo premio que, corta-pega mediante, en 2016 sigue presentándose públicamente como nuevo.

El segundo de ellos, sin embargo, sí que es completamente nuevo. Lleva el nombre de Música En Femenino “y pretende fomentar la igualdad de género entre las bandas valencianas”, por lo que los grupos concursantes deben estar formados por al menos un 50% de mujeres. A la espera del fallo del jurado y dejando de lado la susceptibilidad de que se apueste por la perennidad de lo exótico, es una buena noticia, un comienzo. Sin embargo, llama poderosamente la atención que el nuevo Sona La Dipu apueste por fomentar la igualdad de género mientras, por ejemplo, en un jurado de cinco personas, ninguna de ellas sea mujer. 

 

No es algo que deba depender del jurado, pero tampoco se puede decir que la final sea especialmente feminista con 3 mujeres entre los 21 músicos de base de las bandas participantes. Y es uno de esos aspectos en los que el nuevo Sona La Dipu ha terminado siendo nuevo y no al mismo tiempo. De hecho, no sólo es la final. Entre los 12 grupos seleccionados para las semifinales el balance era directamente proporcional: de los 58 músicos que participaron, sólo 6 eran mujeres. Todo esto indica lo positivo de la medida como gesto más que como medida en sí. Luz y sombra a la vez.

Nuevo Sona La Dipu: nuevas luces, viejas formas

Entre las luces, cabe destacar que la mirada hacia los festivales, mucho más acentuada en el nuevo Sona La Dipu, sí está teniendo su impacto tangible. Es cierto que, a nivel de valores, es discutible que se potencie la presencia de nuevas bandas valencianas en contextos en los que muchas veces a nadie le importa lo que hay sobre un escenario, en lugar de hacerlo, por ejemplo, a partir del circuito de salas (en las que muchas veces han de pagar para tocar); sin embargo, no cabe duda de que hoy en día es el gran nicho de mercado en la música.

Entre las sombras, las viejas formas en la gestión de la supresión del concurso de DJs. Después de convivir con la versión pop-rock, el área de cultura de la Diputación de Valencia decidió prescindir de la sección de disk jockeys para este año por razones técnicas y económicas, y lo hizo a través de un mensaje en Facebook que más tarde fue borrado. Esto provocó hondonadas de quejas, pero lo peor para el nuevo Sona La Dipu ha sido la repercusión en su imagen pública; las protestas han derivado en persistentes peticiones públicas de DJs involucrados en la edición del curso pasado que aseguran públicamente no haber cobrado todavía; extremo que ya confirmaba Víctor Pérez, presidente de ProDJCV, asociación organizadora del concurso junto a Fotur. A principios de año, Diputación reconocía esas deudas (en el caso de ProDJCV, porque entregó la factura fuera de plazo y a través de Fotur) y manifestaba su intención de saldarlas de inmediato. Es curioso pero, entre el protagonismo de los DJs, el aspecto prehistórico de la web y la discutible gestión de las redes sociales, el nuevo Sona La Dipu puede parecer incluso más viejo que el primer Sona La Dipu en 2008.

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