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NOSTÀLGIA DE FUTUR  / OPINIÓN

Lugares de innovación

Por qué la innovación y el espacio público son ya un matrimonio inseparable

4/05/2017 - 

La innovación dibuja patrones espaciales. Las personas y las empresas inmersas en procesos de innovación (cuando nuevas o mejoradas ideas, productos, servicios o tecnologías crean soluciones a desafíos económicos, sociales o medioambientales), tienden a buscar el calor de la concentración.

La concentración de la innovación evolucionó de los antiguos distritos industriales al modelo de parques tecnológicos dominante en los últimos 50 años. Dicho modelo pinta un paisaje de la innovación de espacios suburbanos, como Silicon Valley, espolvoreados de campus corporativos aislados, accesibles solo en coche privado. 

Los parques tecnológicos, al estar especializados en el trabajo, olvidan aspectos como la calidad de vida o la integración del trabajo, la vivienda y el ocio. Ese modelo, ligado a una potente política de fomento de la innovación a través de los institutos tecnológicos (impulsados entonces por Andrés García Reche quien está hoy al frente de la Agencia Valenciana de la Innovación), fue especialmente exitoso en el País Valenciano a finales de los ochenta y principios de los noventa. 

Hoy en día emerge un tercer modelo complementario, los lugares o distritos de innovación. Los distritos de innovación, reflejo de cambios globales en cuanto a las preferencias de empresas y personas en cuanto a la localización, están re-definiendo la relación entre la economía, el espacio público y las redes de relaciones sociales.

Los distritos de innovación son lugares donde se concentran grandes empresas y lo que los anglosajones llaman anchor institutions (instituciones arraigadas, como las universidades, que están fuertemente vinculadas en términos de identidad y relaciones a un territorio) junto a start-ups, incubadoras y aceleradoras de empresas. Ubicados en entornos compactos, accesibles, densos y de usos mixtos. Es decir, espacios donde trabajar, residir y disfrutar

Llevamos tiempo hablando de la importancia de los espacios de encuentro y de colaboración para la generación de comunidades emprendedoras y de ecosistemas innovadores. La aparición del tercer modelo de concentración de la innovación, el que sucede en entornos urbanos con un alta calidad de vida, puede explicar el relativo éxito del ecosistema valenciano y el crecimiento de sus aceleradoras e incubadores, pero dibuja sobre todo un potencial aún por explorar. 

Identificando la relación entre innovación y calidad de vida; entendiendo la importancia de lo que pasa entre los edificios que acogen los proyectos innovadores y su vinculación con el entorno urbano construido, el poderoso think-tank progresista Brookings y la entidad sin ánimo de lucro Project for Public Space lanzaron hace poco un ambicioso proyecto de investigación dirigido a estudiar y diseñar recomendaciones en la intersección de la innovación y el espacio público. Un proyecto que integra los beneficios recíprocos de los espacios públicos dinámicos, las economías urbanas innovadoras y el crecimiento inclusivo. 

Foto: EVA MÁÑEZ.

Con el concepto de innovación abierta como central (cuando las empresas trabajan con otras empresas, ciudadanos e investigadores para generar nuevas ideas y llevarlas al usuario), afirman que estos distritos tienen que tener tres atributos fundamentales: la conectividad, la diversidad y la calidad para crear así un entorno vibrante donde la innovación puede florecer. 

Su novedad fundamental respecto a los parques tecnológicos suburbanos es la necesidad de combinar y activar los activos físicos de manera que creen lugares (en inglés existe una distinción entre los espacios —spaces— y los lugares —places—). Los lugares, tal como los definen en Project for Public Spaces, son los entornos en los que las personas han invertido significado durante tiempo. Un lugar tiene su propia historia, una identidad cultural y social única definida a través de la manera y las personas que lo usan. 

Definen entonces cinco características fundamentales de los lugares de innovación: masa crítica, ventaja competitiva, calidad del lugar, diversidad e inclusión, y cultura de la colaboración. 

La masa crítica se refiere a la densidad suficiente de activos para atraer y retener talento, estimular el desarrollo de actividades y movilizar financiación. La ventaja competitiva supone el aprovechamiento de sus atributos propios incluyendo las fortalezas históricas y la identidad para generar empleo y empresas. La calidad del lugar significa la capacidad de ofrecer experiencias como espacio público:usos y actividades, accesos y conexiones, el confort y la estética, y la sociabilidad. La diversidad e inclusión fomentan y generan oportunidades para todos. Por último, la cultura de la colaboración sirve para conectar las personas, las instituciones, los clusters económicos y los espacios públicos creando sinergías en múltiples escalas y plataformas.

Estas cinco características inspiran también el plan estratégico que estamos implementando en la Marina de València, con un proceso de activación productiva y apropiación ciudadana, que está basado, precisamente, en el refuerzo entre la actividad innovadora y los usos públicos. 

La innovación es el elemento diferencial para una necesaria transformación productiva. La innovación tiende a concentrarse cada vez más en espacios urbanos, como la ciudad de València, que son acogedores, densos y diversos. Como la innovación y la calidad y usos del espacio público han iniciado un romance serio que seguro que acaba en matrimonio es el momento que esta ciudad se vista de gala. 

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