Foto: MIGUEL LORENZO. VALÈNCIA. El Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) está más cerca de recuperar un espacio expositivo que, desde hace un año, se encuentra inaccesible al público. Se trata de la Sala Muralla, que a principios de año bajó la persiana tras detectar distintos problemas que obligaban a una actuación sobre el espacio. Si bien en un primer momento se planteaba como un problema puntual, finalmente se trató de un asunto de mayor calado, un cierre que tuvo como primera ‘víctima’ la exposición Pinazo en el espacio público, que tuvo que trasladarse a otro espacio. Desde entonces la sala ha permanecido dormida, un estado que no se extenderá mucho más en el tiempo. El museo está cerrando la adjudicación de las obras a la empresa Contrafforte Restauro S.L., única candidata en el proceso abierto el pasado mes de noviembre, una adjudicación que se formalizara previsiblemente en estos días y que marca el inicio de la recuperación del espacio para el museo.
El proceso de adjudicación llega, además, con otra noticia clave, pues el centro expositivo ha recibido el permiso del Servicio de Patrimonio para iniciar la intervención arqueológica, un semáforo en verde que permitirá que, una vez se formalice el contrato, comiencen las obras. Con esto, se cumplen los plazos inicialmente previstos por el museo, un inicio de obras que podría llegar tan pronto como el próximo mes de enero, con lo que la sala podría estar abierta al público de cara a la segunda mitad del año, un calendario, claro está, sujeto al desarrollo de unos trabajos que, al actuar sobre elementos protegidos, podrían sufrir algún retraso.
La intervención tiene como objetivo la consolidación de los restos arqueológicos de la muralla, la adecuación del espacio de la sala, la mejora del acceso y la puesta en valor del bien patrimonio, unas obras que tienen como base el proyecto de intervención firmado por el despacho El fabricante de Espheras, una cooperativa valenciana de arquitectura especializada en patrimonio, regeneración urbana y vivienda. El informe apunta a varios puntos que requieren de una actuación inmediata como, en el caso de la muralla, la presencia de algunas grietas o fisuras, aunque “no suponen un problema estructural grave”. De esta forma, en el caso de la muralla, el proyecto plantea una intervención desde un criterio de “consolidación conservativa” de la materia, congelando el estado actual de dichos restos. El proyecto arquitectónico, además, quiere favorecer la visibilidad de la muralla, para lo que se abrirán dos huecos en los muros norte y sur que permitan verla desde el exterior.
También se modificará el “abrupto” acceso mediante una rampa de pendiente inferior al 6%, además de la incorporación de una cubierta ajardinada que introduzca el elemento vegetal en el espacio urbano y una actualización del sistema de iluminación. Otro de los puntos clave del proyecto es la necesidad de solucionar los problemas de filtraciones en la sala, para lo que se levantará parte del pavimento de la plataforma de acceso y se formarán nuevas pendientes de evacuación del agua de lluvia hacia el exterior.
