Dos de las voces más representativas de Nazaret y el Cabanyal, pueblos del mar, dialogan para recordar su historia y esbozar su futuro
VALÈNCIA. València, esto también es València. Quizá la real. Nazaret proyecta cierta sensación de isla confinada. Una herida que no cicatriza. El pequeño pueblo marinero, portuario y huertano que perdió su playa y su huerta ante la fauces productivas del puerto. En Nazaret los contrastes danzan cogidos de la cintura. Hay brisa marina pero no se ve el mar por ninguna parte. Hay rastros de clubs de playa -con Benimar de cuerpo presente- y casas en primera línea haciendo como que miran la arena, pero desde hace más de tres décadas no queda rastro de ella. Unos despistados pasan en coche preguntando por el ferry que les llevará a sus vacaciones. “No, es para allá”. Hay muros pintados de azul con motivos acuáticos y versos marineros de Kavafis (“aquest mar matinal…”) que chocan frente a alambradas más propias del patio de la prisión. Hay una casa que imita la silueta de un barco, como un señal mitológica de quien quiere zarpar pero está encallado. Aquí al lado paraba el tranvía que traía a los habitantes de Russafa al mar. Ahora algunos vecinos pasean a sus perros y el reggaeton estalla desde una radio. Las familias toman la fresca y todo hace indicar, como un ensueño, que este es un pueblo jovial en el que la vida, sin playa, fluye.
En un parque junto a los muros Maite Biosca y Felip Bens se han puesto a conversar por primera vez. Maite es una veterana voz vecinal, un reclamo constante de los derechos de Nazaret. Felip es editor y escritor y ha convertido el litoral y la memoria del Cabanyal en parte primordial de su obra. Han venido a hablar de los pueblos del mar.
Felip Bens: Mis primeros recuerdos de Nazaret son de venir a jugar a fútbol de niño. En el Cabanyal no teníamos nada que se pareciera a un polideportivo y venir aquí era como llegar a Nueva York.
Maite Biosca: Yo recuerdo al llegar a Nazaret, con 18 años, a María la Melonera, una señora que estaba en un rincón en la plaza debajo del puente, ella vendía unos melones buenísimos. Todo esto era playa, la playa de Russafa, lo que pasa es que la carretera partió el barrio en dos… Veníamos en el tranvía, en las jardineras. Era un barrio marinero, hortelano y portuario, los tres oficios fundamentales que teníamos. Y nos robaron la playa y nos robaron la huerta.
-Cómo fue ese tiempo en el que Nazaret se quedó sin playa…
Maite Biosca: Fueron años muy duros. Era el inicio de la democracia, todo lo debía solucionar el gobierno. Nos decían que había que sacrificar el sur para ganar el norte, aunque luego hemos visto que también se querían cargar el Cabanyal. Muchos vecinos luchamos, pero tuvimos la oposición de casi todos. Nos acusaban de estar en contra del progreso, de ser mentes calenturientas.
Felip Bens: Y previamente un proceso de degradación de la playa…
Maite Biosca: ¡Claro! Era programado. Pero playas como Pinedo o la Barceloneta estaban peor que ésta, y se han recuperado, como se podía haber recuperado la de Nazaret.
Felip Bens: Con el pretexto de solucionar lo que se ha degradado se permite cualquier cosa.
Maite Biosca: Al final éramos muy pocos los que defendíamos que no nos quitaran la playa…
Felip Bens: ¿Era por meninfotisme o porque se pensaba que si el puerto se ampliaba iba a dar trabajo a los vecinos?
Maite Biosca: Se crearon las condiciones para ir acallando las críticas. Incluso gente del vecindario nos decían: ¡pero qué queréis si esa playa está hecha un estercolero, de qué vais!
Felip Bens: Exactamente como en el Cabanyal con la zona cero. Imagínate a lo largo de treinta años, una degradación persistente… al final mucha gente que estaba en contra de la prolongación acababa diciendo: que hagan algo, lo que sea pero que hagan algo.
Maite Biosca: Inspiradas en las Madres de la Plaza de Mayo íbamos cada viernes a la plaza del Ayuntamientos con cartelitos. Nos queda eso, la dignidad.
Felip Bens: Pasar el puente para llegar a Nazaret nos daba respeto. Cuando era niño, aunque no nos percatábamos, el Cabanyal era un barrio de gente muy popular, nuestro patio de juegos era la calle y el puerto era parte de ese patio. Íbamos al puerto, nos subíamos a las barcas… A esa edad el Cabanyal, el Grau, era la conquista del mundo. Y Nazaret ya nos comenzaba a sonar a los gitanos, el peligro… Sonaba hard.
Maite Biosca: Las Casitas de Papel, la Macarena…
Felip Bens: Aunque después ibas a València y les decías que eras del Cabanyal y se acojonaban.
Maite Biosca: Aquí los taxis no hace mucho ni entraban. Sin embargo Nazaret es uno de los barrios con menos hurtos y menos delincuencia. Recuerdo que a mi hijo de pequeño le robaron la bicicleta, llegó llorando a casa… ¿Quién ha sido? Y me fui a la casa de quien había sido y le dije a la madre: dame la bici que tu hijo ya ha jugado bastante. Ya está.
Felip Bens: El cambio a uno estadio superior fue la droga.
Maite Biosca: En Nazaret fue de alto standing… Veías al Señor y al Don y unos Mercedes que te cagas. Lo hemos pasado muy mal, se han cargado generaciones, pero hemos sabido responder conjuntamente.
Felip Bens: En el Cabanyal era trapicheo. Coincide también un poco con la Ruta del Bakalao, mucha gente que se iba de fiesta iba al Cabanyal a pillar. Más que tener ocho y diez años y que te ofrezcan droga a la puerta de la escuela, que suena a mito pero sucedía, el problema ha sido el ambiente que se generaba a raíz del trapicheo, que inunda los bares, las calles… la degradación que supone. Una de las cosas que debía haberse hecho desde el minuto uno del cambio de gobierno en el Ayuntamiento era acabar con el tráfico de droga, que es el punto principal de degradación. Sí, se caen casas, se han abandonado calles… pero si vives al lado de un piso en el que va gente a comprar droga, acabas huyendo. Era una de las principales cosas a abordar, y no se ha hecho. Esperaba una gran entente entre los cuerpos de seguridad, las asociaciones de vecinos… todos a una. Pero no.
-¿Cómo se ha notado el cambio político en el Cabanyal y Nazaret?
Maite Biosca: Pienso que hay que hacer estudios, abordar situaciones, pero escucha, que los vecinos llevamos mucho tiempo detectando los problemas, haced caso, no hace falta que cuando estamos pidiendo algo que es clarísimo lo primero que hagas es pedir un estudio para analizarlo porque ya se te ha ido el poco dinero que tienes en hacer el estudio, narices.
Felip Bens: Hay otra milonga que es la de los procesos participativos. Cuando tengas una propuesta si quieres la sometes a una voluntad popular pero no tengas el pretexto de que no avanzas porque como quieres hacer un proceso participativo es muy lento…
Maite Biosca: En Nazaret hemos hecho un proceso participativo que ha salido muy bien, porque claro, llevamos muchos años. Todo muy bien, pero ya hace un año… ¿Qué vas a hacer y cuánto dinero vas a poner? Ya sabemos que las arcas están vacías, pero hemos dado una lista entera de cosas que se pueden hacer que casi no cuestan dinero.
Felip Bens: Creo que ha habido un problema de falta de capacidad de gestión. Voy a ser franco, para algunos de los que entraron al ayuntamiento y a la Generalitat fue una sorpresa entrar. Con lo cual en lugar de elegir a los mejores gestores para gestionar a medio y largo plazo se dedicaron a pagar peajes, gente que ha trabajado para el partido durante años sin nada a cambio… Eso, creo, ha supuesto un déficit en la capacidad de gestión enorme. Al mismo tiempo hemos de ser conscientes de tener al menos una predisposición que no existía.
Maite Biosca: Es la primera vez que un ayuntamiento defiende a Nazaret delante del puerto, la primera vez en toda la historia.
Felip Bens: Hay buena voluntad y falta capacidad de gestión, eso hay que valorarlo. Durante muchos años nos hemos sentido completamente desamparados, ahora se nos escucha pero la frustración es que no hay gestión.
Maite Biosca: Porque ahora ya no basta con que no se nos robe y se sea honrado.
Felip Bens: Dignifica mucho que Salvem y la asociación de vecinos del Cabanyal, sobre los que mucha gente decía que se callarían la boca con el cambio de gobierno, hayan continuado con ese espíritu crítico, pegando cuando toca y donde toca. El gran problema que tenemos en el Cabanyal es de convivencia en la zona cero, algo tan básico que no se entiende que después de dos años y medio no se haya resuelto, no se entiende.
Maite Biosca: En Nazaret es importante este apoyo del ayuntamiento, pero necesitamos ya hechos, ver que se hace realidad, no sólo palmaditas. Ahora resulta que la T2 del metro se reprende y no nos llega, ¡no se puede consentir! Es más, València lo que debe plantearse es: ¿necesitamos más agujeros de metro o podemos conectarnos por vía en superficie? El Cabanyal ya tiene sus vías, haz un poco más y estás conectando Russafa, Cabanyal y Nazaret…
Felip Bens: El pretexto de que no hay dinero suficiente para hacer la T2 hasta Nazaret… pues bien si no hay dinero suficiente hazla de Nazaret hacía allá, es más justo hacerla pensando en los vecinos que en los turistas que tienen que ir a la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Maite Biosca: Ese plan está mal, pues se sentencia y haces otro mejor en superficie, es más barato. Se debe ser más valiente, necesitamos hechos. Ahora está claro que tendremos un parque de desembocadura que conectará el de Capaçalera con el Saler… Está en papel, pero ya no nos basta con que esté en papel.
Felip Bens: Los responsables del puerto tendrían que asumir que con el daño que le han hecho a Nazaret deben reconciliarse con sus vecinos. Es una voracidad…
Maite Biosca: Al final de todo creo que se nos ve como dos barrios con dignidad, que tienen una identidad especial. Aunque Nazaret haya perdido su playa, tiene sus orígenes, un orgullo. Durante 24 años he llevado el centro juvenil del barrio. Los chavales me decían: buah Maite, este fin de semana fuimos a Cánovas y qué pelea, de repente nos juntamos casi cien, y estaban pegando a uno de Nazaret. ¿Pero quién era? Ah, no lo sabemos, pero era de Nazaret y había que salir a defenderlo. Que sirva de anécdota.
Felip Bens: Si perdemos la identidad tendremos problemas para abordar el futuro. Cambiar todo cambia, a veces vivimos con demasiado dramatismo los cambios en las ciudades…
Maite Biosca: … lo importante es hacia dónde cambiamos. La gente en Nazaret todavía salimos a la calle a jugar, a tomar el fresco. Esto es calidad de vida. Yo sé que si aquí me caigo hasta mi enemigo me echará una mano.
Felip Bens: Amigos que estudiaron conmigo en el Cabanyal, el 90% se acabaron marchando. Se planteaban que si se quedaban quizá tenían que estar 20 años con sus casas en danza con la prolongación… y se marcharon fuera, claro. Ha habido un cambio importante de población.
Maite Biosca: Me estoy acordando que un día vino González Lizondo con planos diciendo que tenía la solución: donde ahora está Moreres, que ahí fuera Nazaret, y todo esto que fuera puerto. Yo le dije: pues queremos Moreres y Nazaret.
-Si el puerto gentrificó Nazaret, ¿el Cabanyal qué riesgo gentrificador tiene?
Felip Bens: Veo al Cabanyal a años luz de estar gentrificado… Se está poniendo la tirita antes de la herida. Sin gente nueva que quiera ir al Cabanyal cómo pensamos recuperarlo. Nadie quiere que haya un bar cada dos puertas, pero que haya oferta gastronómica, comercial… En la zona del Cap de França, que es donde yo vivo, el comercio ha desaparecido porque conforme la gente se iba muriendo se iban cerrando sus negocios. Y ahora es un erial. No es que sea un riesgo, es que necesitamos que venga gente joven a vivir, si no no habrá vida, valientes que vengan a reconstruir lo que se ha destruido durante treinta años.
Maite Biosca: ¡Los pueblos del Marítimo podríamos ser una auténtica joya! Una zona litoral que pueda conectar con el río, con un parque natural como l’Albufera… Pues eso, rehabilitar lo que no está en condiciones físicas o personales.
Felip Bens: Hay muchas ciudades que han perdido su fachada marítima por el desarrollismo, pero nosotros conservamos un potencial brutal.
¿Qué es lo que más os gustaba hacer en la playa?
Felip Bens: Ir a la playa de las Arenas con mi hermano pequeño y para no pagar la entrada disimular y evitar a los guardias: ‘no, es que ya estábamos bañándonos y mi madre está dentro…’. Las Arenas estaba muy bien, pero había esa sensación de que por qué esa playa no podía ser de todos, por qué había que pagar. Por eso nos justificábamos para no pagar.
Maite Biosca: Estoy recordándolo, ir a la playa de Nazaret de buena mañana, con esta brisa que hay aquí… Y esa brisa marina sigue, incluso el olor a mar a veces se sigue notando, aunque no tenemos la playa. Queremos hacer una montañita para poder ver el mar.
Dos de los libreros más emblemáticos de la ciudad mantienen una intensa charla sobre libros, robos y motos en la que se define la visión sobre el futuro de librero
Dos destacados activistas por los derechos de quienes siempre son vistos como diferentes se reúnen para hacer memoria y esbozar futuro