En Kaleja como una rosa

Malagueña salerosa y vinosa

Hoy volvemos a viernes de trucutrú, restorán y su sumiller. Con buenos vinos y nombres propios: Málaga, Kaleja y Carlos Buxó.

| 01/07/2022 | 3 min, 16 seg

Escapada justa y necesaria a gonita ciudad que ofrece mucho más de lo que la visitamos. Dispuestos a comer y beber un mundo de riqueces que puntuamos con dieces. Empezando, por supuesto, por lo que nos ocupa en este día, una barra con vistas a cocina donde Dani Carnero ejerce su magia. En un rincón de la judería llenito de ollas a pleno rendimiento y ese servicio de sala que lo da todo para que entres, estés y salgas tan contento. Con una propuesta vinosa que nos acompaña a nosotros y a cada plato para crear una comanda perfecta. Y a tal efecto, al de disfrutar de lo lindo, le vamos dando comienzo con un cóctel a base de vermut, pedro ximénez, vino rancio y zumo de limón. Y a su lado un buñuelo de zurrapa, ahí es nada.

Entramos en materia con el Fino Camborio (Bodegas Juan Piñero) que nos llena de chispa con inteligencia y el saber de los que lo han visto montones de cosas. Fuerza con tensión y sin presión. Que esto va de relajarse con el sonido del mar de fondo y ese salitre que deja su poso. Maravilla que pone todo en su lugar cuando se alía con el calamar kru.

Seguimos con el DB Schmitt Riesling 2019 (Bianka and Daniel Schmitt). Frescura, jovial, divertida y dicharachera. Pero con seriedad, que es seco, seco y de cero antipatía. Con los recuerdos de esa fruta tan necesaria para hacerlo todo posible. Un corre que pilla y no sé si llego a alcanzarte, pero está claro que te atrapa y te deja muy loqui con los puerros escabechados, habitas y queso labneh.

El Lagravera Natural Blanco 2020 (Celler Lagravera) es garnacha blanca que crece en plantaciones de limas gordotas. Mediterráneo de diferencia marina y un poquito de salvaje. Crujiente cual manzanitas a alocadas con su textura relinda. Algarabía, tía, porque nos da realidad de la buena y chaladura absoluta con los maimones de all i pebre de anguila. Platazo del siglo.

Caminando por montañas maestras

Tomamos el Camino de los Arrieros 2018 (Alvar de Dios). Arribes mezcolanza de montones de uvas locales, es un tinto frescales que bien podría ser galo por su galantería. Acidez, poquita capa y se la pone para salir de noche y camelar a las doncellas. Porte que porta con gusto y un fluir con la soltura de una libertad que le pertenece. Y nos convierte en propiedad al traernos    el arroz de encurtidos y coliflor.

Con el Serè 2020 (Bodegas Vendrell-Rived) subimos al Montsant como si las piernas no pesaran. Liviandad, pero con sabrosura, que por aquí nos llama la mesura. Disputas de personalidades cambiantes sin llegar a ponernos los guantes, porque no queremos hacer sangre. Tan sólo albricias en colinas de soñar, contigo y el extraordinario pastel de pularda envuelto en col y trufa.

Pasamos a los dulces, que tampoco demasiado, con el Maestro Sierra Medium (Maestro Sierra). Fuerza y perseverancia. La de la constancia de varias vidas haciendo joyas. Aromas jerezanos entre bodegas y sus botas. Frutos secos suavitos y caramelos que no empalagan con su fondo barnizoso. Ideal con la crema de maíz tostado.

Alcanzamos el final del glorioso menú con el Domaine Muré Gewürztraminer Côte de Rouffach 2017 (Domaine Muré). Alsacia pintada en cuadro de paisaje de rosales sin espina ninguna. Lichis redonditos y azucarados lo justo con profundidad directa y no secante. Porque aquí todo es cercanía y simpatía. El hacer que te sientas tan a gusto mientras mordisqueas las rosquillas de anís. Y meditamos que así, sí, que es para volver muchas veces. Y lo haremos.  

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