Viajar tiene muchas cosas positivas, la ilusión de los preparativos, el nerviosismo que se va despertando a medida que se acerca la fecha… pero tiene un aspecto que, por decirlo de una manera, da pereza: el viaje en avión.
Si ya se hace cuesta arriba un trayecto de tres horas, en el que te descargas películas, series o música y te quedas corto, imagínate en un vuelo largo. Tanto que, cuando con ilusión dices ¡me voy a Ciudad del Cabo! —o cualquier otro destino lejano— la contestación es: “bufff qué pereza”. En mi caso, que volaba con KLM (Valencia Ciudad del Cabo con transbordo en Amsterdam) tenía quince horas de vuelo. Y como vienen viajes largos de cara el verano lo mejor es hacer un manual de cómo sobrevivir a un vuelo tan largo.
Hoy en día muchas compañías aéreas cuentan con un servicio de entretenimiento a bordo, con películas, música… Pero lo mejor es que te lleves tus propios libros y te descargues offline aquello que te guste. Pide otras opiniones para tener cierta variedad y un plan B por si tu primera elección ha fallado. A mí me gusta ambientarme al destino que voy durante el trayecto, así que en mi viaje a Ciudad del Cabo descargué Searching for Sugar Man, Invictus y el documental Nelson Mandela, el padre de una nación. Pero lo cierto es que la sección de entretenimiento de KLM estaba tan bien que no vi nada de lo que me descargué… Lo hice durante el viaje.
Es lo más delicado del viaje así que asegurarte que tienes todos los cables contigo. También de coger el adaptador adecuado del país al que vayas a visitar. Lo peor que te puede pasar es que te quedes sin batería en medio del viaje y… ¡adiós entretenimiento! Además, piensa que en los vuelos de larga distancia a veces tienes la posibilidad de acceder a Wifi gratuita para el envío de mensajes. En el caso de KLM, por ejemplo, los vuelos intercontinentales con acceso a Wi-Fi durante todo el vuelo permiten enviar y recibir mensajes de texto.
Una almohadilla, un antifaz, el cepillo de dientes… Es esencial llevar un kit de supervivencia básico en los aviones. Algunas compañías suelen darlo antes de un vuelo largo pero, por si acaso, no está mal llevárselo de casa. En el caso de KLM y la clase Business te dan un neceser con todo lo que necesitas.
Hoy en día son muchos los que tienen la maleta igual o parecida, así que pon un lazo, parche o cualquier otra cosa para distinguir tu maleta cuando está en la cinta. Además, es recomendable ponerle una etiqueta con tus datos personales, incluso meter dentro de la maleta un papel con todos tus datos. Es una manera de asegurarte que, en caso de pérdida, la compañía pueda identificar a quien pertenece.
Es la única manera de que no te bloquees cuando tu avión ha abierto el embarque y tú estás todavía en la cola o sentado en el asiento del primer avión. El piloto va anunciando las conexiones, pero gracias a las aplicaciones de las compañías aéreas es fácil ver qué puerta de embarque tiene asignado tu próximo vuelo. En el caso de la aplicación de KLM la actualización es instantánea. Además, con la app Airport Maps puedes ver los planos de los aeropuertos Paris-Charles de Gaulle, Amsterdam Schiphol y New-York-JFK y gracias a la geolocalización puedes saber dónde estás y cuánto te queda para llegar a la puerta de embarque.
Una vez en el asiento piensa qué es lo que vas a necesitar para no levantarte cada dos por tres y abrir el compartimento de arriba otras tantas. Coloca la mochila bajo el asiento con todo lo que puedas necesitar. Si viajas en la Clase Business de KLM (llamada World Business Class) te ofrecen tomar algo antes de despegar. Me relajo y empiezo a desplegar todos los gadgets para ver qué veo. Y es genial porque hay conexiones eléctricas y de USB, así que pongo a cargar mi móvil. Por cierto, también hay tomas de corriente en todos los asientos de clase turista en largo radio.
Aunque las películas sean un vicio debes levantarte cada hora o dos para estirar un poco las piernas. Lo cierto es que a veces es difícil, sobretodo si estás en el centro —da un poco de vergüenza pedir que te dejen pasar—. En KLM el espacio es bastante amplio y si vuelas en la Clase Business no tienes problemas del espacio que hay. Lo difícil es moverse del asiento porque es muy cómodo y se puede reclinar por completo (180 grados) por lo que se convierte en una cama… La privacidad en el asiento no es total, pero es bastante aceptable porque, si quieres, entablas conversación con la persona que tienes al lado o no.
Es habitual que en los vuelos de larga distancia las compañías aéreas den servicio de comidas. Según lo tiquismiquis que seas tendrás más o menos suerte. En el caso de la Clase Business de KLM el menú es elaborado por el chef neerlandés Johnnie Boer, con estrellas Michelin. Además, el juego de mesa ha sido desarrollado de manera sostenible por el diseñador holandés Marcel Wanders por lo que comes en las alturas como un hedonista. Además, en caso de tener alguna necesidad dietética (vegetarianos, sin gluten…). KLM ofrece una gran variedad de opciones. Eso sí, hay que pedirla entre 24 y 48 horas antes de la salida del vuelo.
Tantas horas de vuelo hacen que lo tengas todo desperdigado por el asiento. Si tienes papeles y demás dáselo al tripulante de cabina, así facilitas el trabajo de limpieza. Y en esos momentos previos al aterrizaje, si viajas con KLM en Business tienes una pequeña sorpresa: unas casitas de la famosa Porcelana de Delft de los Países Bajos de regalo. Estas casas en miniatura son de cerámica azul de Delft y están llenas de ginebra holandesa. En total hay 103 casas que los viajeros asiduos coleccionan…
Y después de un largo vuelo toca seguir disfrutando del viaje.