VALÈNCIA. La salida de Reino Unido de la Unión Europea suscita muchas dudas en el ámbito empresarial, sobre todo en aquellos que quieren aterrizar en Londres por primera vez. Sin embargo, existen sectores donde se abren oportunidades como las infraestructuras, las energías renovables, las tecnologías de la información y las startups.
Estas conclusiones fueron apuntadas en una jornada celebrada este jueves en Cámara Valencia para analizar las relaciones entre la economía valenciana y el Reino Unido tras su solicitud de salida de la UE. Reino Unido es el tercer cliente de los productos valencianos, después de Alemania y Francia.
En 2016 se exportaron 2.886 millones de euros a Reino Unido, el 10% de las exportaciones totales de la Comunitat Valenciana. Sin embargo, el anuncio del brexit fue evidentente. En el primer semestre las exportaciones valencianas al Reino Unido crecían un 23,6%, en línea con el dinamismo mostrado en 2015, mientras que en el segundo semestre de 2016 retrocedieron un 23,3%, tendencia que continuó en enero de 2017.
Los productos más afectados fueron los vehículos, con una disminución del 30%, la maquinaria, con una descenso del 28%, las frutas, con un descenso del 12%, el calzado, con una disminución del 21% y los metales, alumimio madera y sus manufacturas, con un descenso del 30%.
A pesar de todos estos datos negativos, Reino Unido es una gran opción como escaparate al resto del mundo. Abel Plasencia, responsable de comercio exterior de la Cámara de España en Gran Bretaña, explicaba la ventaja de que en Reino Unido convivan empresas que ofrecen productos de todo tipo y señaló que las principales consecuencias del Brexit estarán en los acuerdos. "Reino Unido es el primer interesado en que los acuerdos sean positivos", apuntaba.
Para entrar con buen pie, primero apuntó a la necesidad de tener en cuenta las diferencias culturales. "Generalmente muestran un nivel de desconfianza bastante alto y siempre hay que intentar contar con el apoyo de las cámaras", señalaba Plasencia. También hay que tener en cuenta el pragmatismo de los británicos. "No pierden el tiempo. Hay que tener muy claro qué se va a ofrecer y por qué te quieres reunir con una empresa y eso en España muchas veces no ocurre".
Entre los riesgos, los altos costes de establecimiento, los recursos caros y una competencia brutal, además de la necesidad de luchar contra la imagen informal de la empresa española. "Hay que invertir en promoción y tener, por ejemplo, una buena página web", apuntaba.
Plasencia destacó algunos sectores como la agrolimentación, donde el producto español es importante. "Está de moda, gusta y se aprecia el valor, además cada vez hay más chef españoles en Londres", señalaba. Sin embargo, destacaba que la competencia es muy grande al ser un sector maduro y sigue condicionando el precio.
También hay una gran concentración en la distribución, por lo que no es fácil acceder. Por este motivo, señaló la importancia de estar presentes en ferias, catas, concurso y organizar misiones inversas. Destacó la construcción como uno de los sectores más importantes a tener en cuenta. "A nivel de edificios están bastante obsoletos y van a invertir".
Además, apuntó a la importancia de las constructoras españolas en Londres. "Las empresas de la construcción sí que están bien reconocidas y también los ingenieros españoles están muy bien considerados".
Igor Urra, secretario general de la Cámara de España en Gran Bretaña, destacaba que al menos quedan dos años por delante de negociación. A partir de ahí puso cinco temas sobre la mesa. Por un lado la factura que tendrá que pagar Reino Unido a la UE por los compromisos ya adquiridos.
Por otro lado, son los británicos que viven en la UE y los que viven: cuatro millones y medio de personas en total. También señaló el control de las fronteras. "Eso y la jurisdicción local británica son los dos puntos que son innegociables para Reino Unido".
Por otro lado, el tratado de libre comercio. "Lo que les interesa es que en ese aspecto cambie todo lo menos posible porque salimos perjudicados todos", aseguraba Urra. Luego está el periodo de transición. "Hay 7.000 normas diferentes que van a verse afectadas por el Brexit".
"España es de los países que más tiene que perder con el Brexit. Las relaciones son muy potentes y con este nivel no las tiene con otro país de Europa", lamentaba. "Cuando en España todo iba bien se hicieron muchas inversiones". No obstante, destacó que no pueden que la inversiones irán a mejor, porque será lo que menos se vea afectado por el Brexit.
Un problema que ya se está dando es la depreciación de la libra. "Tienes que tener recursos y herramientas para protegerte de vaivenes", destacó. También existe la incógnita de si en el sector que opera cada uno habrá aranceles, tarifas, las barreras al comercio reales, explícitas o implícitas.
Miguel Pérez, de Caixabank en Londres, destacaba que el sistema bancario, desde el punto de vista regulatorio, es el primero o segundo del mundo en cuanto estricto. "Es mucho más sencillo crear un negocio en Reino Unido que crear una cuenta en un banco por los requisitos regulatorios".
Asegura que es pesado al principio es cuanto a recabar información, rellenar formularios y es algo que sorprende al cliente español. "A partir de ahí luego es todo mucho más ágil".
Fermín Martín, director Financiero de Grupotec, explicó que empezaron haciendo un cliente desde Valencia tras una larga negociación, concretamente para construir un parque solar.
"El cliente quedó contento. Nos concedieron al siguiente años 6 proyectos y a partir de ahí empezó una mayor relación", destacaba. Sin embargo, demasiados vuelos Valencia-Londres. "Pensaba que era necesaria estar al lado del cliente y en 2011 abrimos en Londres".
Aseguraba que la experiencia fue gratamente positiva. Señala la importancia de tener una abogado que conozca la legislación de Reino Unido, de que los clientes te tengan cerca y darles calidad en el servicio. "Sabemos que es básico y en el Reino Unido es más importante todavía", destacaba.
"El contrato tiene un parte más genérica y luego está la parte técnica. Suelen ser de 300 o 400 páginas y en la parte técnica está calibrado todo, cualquier tornillo o cableado. Si cambia algo hay que hace una adenda al contrato que puede implicar desde un folio a que si supone un mayor coste económico puede llevar meses", señalaba.
Otro aspecto importante que destacó es la flexibilidad. "Hemos notado que las empresas británicas son muy procedimentales a la hora de tranajar. Son más lentas a la hora de reaccionar pero dan más seguridad", explicaba Martín. De ahí que valoren que a los españoles no les importe echar alguna hora más para terminar algo que se debe entregar en una fecha concreta, algo que no hacen los británicos, que se van a casa cuando llega su hora.