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exdirectora del inem y exsecretaria de empleo

Maravillas Rojo: "Mi generación será de las últimas en cobrar la pensión máxima"

5/03/2017 - 

ALICANTE. Maravillas Rojo (Barcelona, 1950) ha pasado por todos los estamentos del Estado que tienen que gestionar el mercado laboral. Ha sido directora del INEM de Barcelona 4 años, y antes fue subdirectora de un organismo que en aquel momento tenía 1.500 personas en plantilla y el presupuesto más alto de la provincia. Teniente de alcalde de Barcelona con el PSOE, encargada de promoción económica y empleo, comercio y turismo. Presidenta de la agencia de desarrollo local de la Ciudad Condal hasta 2007. En 2008 Zapatero la nombró secretaria de Estado de Empleo. Y al regreso de Madrid volvió a la Generalitat a ocupar su puesto como funcionaria de carrera, desde donde ha trabajado para dinamizar programas vinculados a la economía social y cooperativa.

La veterana política, ya retirada, ha pasado esta semana por Alicante para participar en las jornadas 'Mujeres y Economía', organizadas por la Agencia Local de Desarrollo, para abordar la realidad actual de las mujeres en ámbitos como el emprendimiento, la empresa, la salud laboral y el mercado de trabajo. Aprovechando su visita, Alicante Plaza la ha entrevistado para conocer su diagnóstico (y los tratamientos indicados) de la situación del mercado de trabajo y el Estado del Bienestar.

-Las jornadas han abordado la problemática de las mujeres en el mercado de trabajo. ¿Existe esa problemática, siguen teniendo problemas para acceder al mercado de trabajo en igualdad de condiciones con los hombres?

-La situación de la mujer sin duda está avanzando, solo faltaría. Avanza y mucho. No solo por la presencia en el ámbito laboral sino porque somos más visibles en este momento. Pero dicho esto, que es consecuencia de la lucha de muchas personas por mejorar la equidad, y también elementos sociales y legislativos que han contribuido, creo que estamos todavía demasiado lejos de esa equidad. He iniciado mi conferencia con un artículo de La Vanguardia que decía "Las mujeres luchan en el Mobile por ser visibles". Este año esperan conseguir que la presencia de mujeres llegue al 25%. Si en un ámbito de tanta emergencia como este la presencia de mujeres es tan minoritaria, es una muestra de que eso sucede en muchos otros ámbitos. Tenemos una fuerte presencia en muchos sectores, el año pasado hubo más mujeres en la oposición a Notaría, hay más mujeres en la Universidad, mujeres en la Medicina, en la Judicatura... pero dicho todo eso, lo que puedo confirmar con datos bien contrastables es que, cuando subimos en la pirámide, el techo aparece rápido. 

-Se refiere a los puestos directivos.

-En los ámbitos decisorios, y sobre todo en la esfera económica, pero también en otras, la presencia de las mujeres en la toma de decisiones no supera nunca el 20%, e incluso está más cerca del 10%. Hay una excepción, la política. Como consecuencia de las decisiones de los partidos y los cambios legislativos, hoy sin duda hay muchas más mujeres concejales, alcaldesas, en el Parlamento, donde somos algo más del 30%, y el Gobierno llegó a ser paritario. Aun así, la presencia de las mujeres todavía está relacionada con áreas de servicios personales, o de gestión de personas, más que en las finanzas o la gestión económica. Mayoritariamente. Por tanto, hemos avanzado, solo faltaría después de tantos años de lucha. Pero mi percepción personal es que la visibilidad de las mujeres es insuficiente porque no estamos presentes en los ámbitos de poder y de decisión. Y muy especialmente en los económicos.

"la visibilidad de las mujeres es insuficiente porque no estamos presentes en los ámbitos de poder y de decisión"

-Uno de los primeros objetivos que verbalizó la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, cuando llegó al cargo en el verano de 2015 fue aplicar la perspectiva de género de forma transversal a todas las políticas del Consell. ¿Puede ser esa una solución?

-Es una vía. Yo creo que además muy interesante, y venimos aplicándola desde hace tiempo. No se trata solo de que haya cuotas, que en ocasiones es imprescindible porque, si no, no avanzaríamos. Sino de que se tenga presente que existen hombres y mujeres en todos los ámbitos. Voy a ponerle un ejemplo muy habitual: se organiza un coloquio o una ponencia, y casi nunca ocurre que haya tantos hombres como mujeres. "Es que no las encuentro". Porque no las hemos visto. Pienso en la reciente película de 'Figuras ocultas', la historia de las mujeres que hicieron los cálculos para que los astronautas llegaran a la luna. Además eran negras, con lo que eso suponía en Estados Unidos en esos momentos. Creo que en este momento se están descubriendo muchas situaciones similares, de mujeres que pintaban cuadros pero los firmaban los hombres, mujeres que investigaban y nunca salieron a la luz, mujeres que han hecho aportaciones científicas. La visibilidad no está en que no existas, sino en que no se te reconozca. Eso puede cambiar en la medida en que haya más políticas transversales.

-Con la perspectiva de su dilatada trayectoria vinculada a puestos de gestión relacionados con el empleo: ¿hemos mejorado o empeorado en la forma como se afrontan las políticas de empleo?

"El problema no es solo tener un contrato: en España el 15% de los trabajadores son pobres"

-Lo que pienso es que lo que cambia radicalmente es el concepto de empleo. No se si hablar de empleo, trabajo, actividad… Estados Unidos publicó un informe según el cual dentro de tres años (no de 30, de tres) el 50% de la población será autónoma. Los informes de Davos de 2016 y 2017 son una buena muestra de qué está cambiando. Hoy quizá cabría hablar más de 'actividad económica remunerada'. En el mundo hay empleo formal y empleo informal, personas con contrato, o autónomos y freelances. Cada vez más personas organizan su actividad. Y aunque tengas un contrato, hemos de perseguir la dignidad de la remuneración. El problema no es solo tener un contrato: en España el 15% de los trabajadores son pobres. Hemos de ser conscientes de que cada vez más personas se dedican a una actividad económica remunerada, no solo los que tienen contrato. Hemos de conseguir que eso sea digno. Lo que parece muy preocupante es que el mundo padece un proceso de desigualdad galopante y que el axioma de Keynes, que en los 50 era interesante, según el cual "a más crecimiento más nivel de progreso", hoy sabemos que desde los 80 se ha roto. La relación entre crecimiento y progreso no es proporcional. En España llevamos creciendo desde 2014, y al mismo tiempo el índice de Gini, que mide la desigualdad, ha llegado a máximos históricos. 

-Hablamos de un cambio radical en cómo se ha entendido el empleo hasta la fecha, entonces.

-Creo que lo que hemos de analizar es cómo el empleo deja de estar vinculado a un contrato y puede ser una actividad retribuida, y cómo conseguimos que tanto el contrato como la actividad retribuida tengan realmente un reconocimiento digno. En cuanto a la retribución y en cuanto a los contenidos. Los millenials dicen que quieren trabajar en actividades con proyecto. Quieres hacer algo que tenga contenido, que te entusiasme. Eso nos ha pasado a muchos a lo largo de la vida, pero en este momento es mucho más relevante. Porque vivimos en la era de la información, de internet, de situaciones que se llaman 'líquidas' pero que quieren decir 'flexibles'. El perfil profesional tiene que ir mejorando, cultivando no solo las competencias técnicas necesarias, sino trabajar mucho las capacidades clave que tienen que ver con la flexibilidad, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional. Va a tener mucha importancia la capacidad de adaptarse, y la voluntad permanente de aprender. Hay que recordar que en el año 2000 no había teléfonos inteligentes, que en 2015 había 2.000 millones en el mundo, y que ahora son el doble. En 10 años. La manera de trabajar es radicalmente distinta. Hablar de empleo no es por tanto solo hablar de legislación laboral. También de aprendizaje, relaciones sociales, dignidad… es más complicado de organizar que la legislación laboral. Pero en esta transición hemos de conseguir que la legislación reconozca los derechos que hay que reconocer, y la dignidad. Eso es clave.

"Hablar de empleo no es solo hablar de legislación. También de aprendizaje, relaciones sociales, dignidad…"

-¿Está el Estado, que es lento por definición, preparado para adaptarse a esos cambios tan rápidos en la legislación?

-La realidad vital siempre va delante de la normativa, la provoca. Estamos delante de un fenómeno imparable, ojalá que para bien, que es la economía compartida o colaborativa. Un fenómeno con muchos aspectos muy positivos, no solo poner en valor recursos infrautilizados, sino ser capaz de demostrar que los recursos distribuidos y no centralizados tienen capacidad de generar un valor más alto, o que es más importante acceder que tener propiedad, y más interesante colaborar que competir. Estoy convencida de que avanzamos hacia eso. Pero incluso en un ámbito como este, donde no se pueden poner puertas al campo, hay que regular. Por ejemplo, cómo pagamos impuestos. Porque estamos en una economía no monetarizada. Toda la vida hemos compartido coche, o piso, pero antes era entre amigos y ahora es con el mundo. Pasas de uno a millones. Y eso es consecuencia de las plataformas, y habrá que ver cómo se regulan las relaciones entre iguales, porque si unos pagan impuestos y otros no... Seguro que irá teniendo ajustes. Todos sabemos lo que vale AirBnB o Uber, pero también hay mucha plataforma sin ánimo de lucro. El Estado es lento. Pero el Estado, en este caso, es el Congreso, donde por suerte en este momento los diputados y diputadas son mucho más diversos que en otras épocas, no tenemos una mayoría absoluta. Habrá que generar más capacidad de pacto, consensos, para encontrar maneras de regular. La realidad irá avanzando. Lo mismo pasa en el sistema educativo. Por ejemplo en Cataluña hay escuelas públicas y privadas con procesos de innovación interesantísimos, que siempre empujan la realidad de la norma. Eso siempre ha sido así. Le pongo un ejemplo personal: cuando yo era subdirectora del INEM, vinieron los trabajadores de una empresa de punto que cerraba, y ellos querían mantenerla, pero no podían cobrar el desempleo porque es incompatible con seguir trabajando. Y al no tener indemnización, no podían invertir en mantener la empresa. Tuvimos que recurrir a un conjunto de combinaciones en el límite de la ley, sin saltárnosla, y eso provocó una legislación que todavía existe ahora, la capitalización del desempleo para montar un negocio.

-Rajoy aprobó una reforma laboral cuando tenía mayoría absoluta que ahora todos, tanto C's como PSOE, han dicho que quieren derogar o al menos cambiar. ¿El problema y la solución están en esa reforma laboral, o con ese contexto líquido del que hablamos los eventuales cambios van a ser menos decisivos?

-La cuestión laboral es importante porque hoy todavía es el referente básico de millones de personas, y no se puede eludir. Nuestros parlamentarios tendrán que encontrar la manera de que las relaciones laborales sean lo más justas y dignas posibles. Pero discutimos sobre cuestiones que cada vez son más minoritarias, y en cambio otras fundamentales, como son las rentas básicas del trabajo, estamos viendo que se nos escapan. Y a veces estamos garantizando que algunas personas tengan determinadas situaciones, que se merecen, pero por el camino resulta que la inmensa mayoría no entran en esa situación, porque no tienen contrato. Es importante que se analice la cuestión laboral para cubrir los derechos de los trabajadores con contrato, pero no es suficiente para abordar el futuro del empleo. Habrá que tener presentes muchas otras formas de remuneración de la actividad económica, para que con el equilibrio entre todas ellas todos tengamos una situación digna.

-De momento, las cifras del paro dicen que se está creando empleo [mientras realizamos la entrevista, en la televisión a nuestra espalda se está hablando del paro de febrero], aunque sea 'a la antigua'. La oposición y los sindicatos cuestionan que es un empleo de poca calidad. ¿Tiene usted esa sensación?

"el número de contratos no ya de meses, sino de días, es tan alto, que quizá sea ese tipo de contrato el que está en cuestión"

-Cuando hablamos de empleo estadísticamente, nos referimos a altas a la Seguridad Social, pero cuando relacionas esas altas con el tipo de contratación, realmente el número de contratos que tiene no ya meses, sino días, es tan alto, que vuelvo a lo de antes. Quizá haya que pensar si es ese tipo de contrato el que hoy está en cuestión. Habría que ver no solamente los días, sino en qué y cómo se trabaja. La realidad es tozuda, y se empeña en demostrar que cada vez se asocia más el contrato a tiempos reducidos, y a rotaciones. Cuando hablábamos del tipo de empleo y de personas emprendedoras en las jornadas de 'Mujeres y Economía', les decía a las mujeres que una de las habilidades entre las 10 más demandadas en un perfil profesional es la inteligencia emocional. La primera es la capacidad de resolver problemas complejos, estamos condenados a que las cosas no sean sencillas. Debes ser capaz de analizar, observar, tener criterio, y a la vez hacerlo en equipo. La inteligencia emocional está en auge. La manera como procesas tus sentimientos y te relacionas con otros es fundamental al dirigir. Los que estudian la prospectiva añaden una inteligencia apasionante, que es la anímica, la del alma, que tiene que ver en cómo enfocas tu interés particular para compartirlo de manera que generes un bien común. No son solo palabras. Tu no puedes alinear tu interés particular con el interés colectivo para generar bien común si no confías en los demás. La confianza es un elemento clave en el éxito o no de las empresas. ¿Cuántas personas no miran hoy lo que dicen otros para comprar, viajar…? El concepto tiene que ver con trabajar con otras personas por proyectos, compartir. ¿Cómo voy a hacerlo si pienso que me vas a robar? Es una nueva manera de pensar que genera valor económico.

-La última. ¿Cobraré una pensión cuando me jubile? ¿Es partidaria usted de alargar la edad jubilación para garantizar las pensiones?

-Soy pensionista, mi estado civil es 'activamente jubilada', y pienso, y ojalá me equivoque, que seré de las últimas generaciones que cobrará la paga máxima actual, que nos iguala a todos, y que es de 2.000 euros netos. Es probable que en el futuro próximo se garantice una pensión, pero más acercándose a un concepto de pensión básica o asistencial, que una como la que ahora estamos percibiendo. Por el tiempo, por las cotizaciones… no es solo una cuestión de 67 años o 70. La tendencia es que la legislación irá ampliando la edad de jubilación, pero aunque no, la situación global apunta a que se mantenga el concepto de pensión de jubilación, clave en el Estado del Bienestar. Si la perdemos, perderemos una parte importantísima de ese modelo. Pero intuyo y me temo, con las cantidades con que hoy estamos trabajando desde el punto de vista contributivo, que la situación cambiará. Mi generación y las precedentes hemos trabajado muchos años, cotizando por el máximo. Pero los que vienen detrás… La discusión de fondo es si queremos garantizar que todas las personas tengan una renta, aunque sea asistencial. De qué importe. Y cómo se financia esa renta. Hoy se hace con la aportación de los que trabajan, pero también es cierto que hay pensiones asistenciales que también se han pagado con fondos de la Seguridad Social, por lo que se pagaba con la recaudación contributiva pensiones que no lo eran: La alternativa es, cuando se acabe la hucha, que lo que no venga de la Seguridad Social tendrá que venir por la vía de la recaudación. No se si usted o alguien ha inventado otra forma.

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