El exsuegro de Benavent niega que mediara para amañar el 'call center' de la Diputación

VALÈNCIA. El exsuegro de Marcos Benavent, Mariano López, ha asegurado este martes que "jamás" medió en la adjudicación del contrato del servicio de 'call center' de la Diputación de Valencia que la empresa pública Imelsa adjudicó a la mercantil Servimun. Tampoco que recibiera dinero por ese proceso, sino posteriormente por trabajos realizados como asesor externo. 

López ha declarado en el juicio que se sigue por las presuntas irregularidades detectadas en ese proceso, y las cuales forman parte de una de las piezas separadas dentro del caso Taula. La investigación apuntó a que fue amañado y que la adjudicataria –a la que él se encuentra vinculado– percibió de Imelsa 930.000 euros por ese contrato entre 2013 y 2016. En esta causa figuran un total de siete acusados –bien como autores directos o como cooperadores necesarios– por delitos continuados de prevaricación, malversación, falsedad en documento oficial, falsedad en documento mercantil y/o blanqueo de capitales. 

Mariano López ha respondido a las preguntas realizadas por su abogado y por el tribunal, pero ha evitado las de la Fiscalía. Ha afirmado que desconocía la existencia del contrato del 'call center' y que se enteró porque le llamó Fernando Palomares para pedirle ayuda cuando se lo habían adjudicado. "Me llamó por teléfono y me dijo que había sido adjudicatario de un concurso en junio-julio de 2013. Me dijo que necesitaba de mí, porque era de Alicante y no conocía nadie de València. Quería que le gestionara el día a día y la puesta en marcha del servicio", ha detallado.

En este sentido, ha indicado que le hizo una propuesta "interesante", que era que trabajara para él como "técnico externo". "Establecimos un precio y yo me ocupaba de todo, hasta de alquilar un piso", ha señalado. Así, aunque la investigación apunta a que López se encargaba en la sombra de Servimun, él ha comentado que no tenía "nada que ver" porque no era "administrador, ni comercial, ni nada": "Es cierto que cobré de la empresa, pero no por la adjudicación, sino a cambio de trabajos después". 

Tras ello, ha indicado que creó una sociedad (Técnicas Legales Administrativas) y puso como administradora a su cuñada, ya que él tenía deudas y no podía figurar. "La empresa la manejaba yo. Todo. Ella no sabía nada", ha expuesto, aunque ha negado que fuera una empresa pantalla porque sí tenía actividad.

La entrega de los audios: "Lo hice para hacerle mal a Marcos"

Sobre los audios que dieron origen al caso Taula –diez horas de grabaciones que había realizado Benavent a cargos del PP durante su etapa en la Diputación–, ha señalado que se encontraban en un disco duro externo conectado a un ordenador de su propiedad en casa de su hija. La vivienda, ha dicho, pertenecía a ella en el momento de la separación entre ambos. 

"Yo sabía que él estaba haciendo grabaciones porque me lo decía, que estaba grabando a gente. El disco duro externo pertenecía a mi exyerno. Empezó a fallar y salvé lo que pude. Al hacerlo me encontré con audios y pensé que era a lo que se refería cuando me lo contó", ha relatado, a la vez que ha reconocido que los extrajo sin permiso de Benavent. 

Tras la ruptura, ese disco duro perteneciente a su exyerno se quedó en aquella casa. "Mi hija sacó sus trastos y los dejó en la puerta. El disco duro no estaba entre esos trastos, pero yo no negué la entrada a nadie", ha indicado López. 

Posteriormente, le entregó los audios a la actual consellera Rosa Pérez, a la que había conocido previamente y que en aquel momento se encontraba en la Diputación. "Lo hice para hacerle mal a Marcos", ha admitido. "Contacté con Rosa. Le conté cosas que no se creía. Quedé con ella en la sede de Esquerra Unida en Catarroja para demostrarle que era verdad. Se los puse para que los escuchara y luego su asesor se los volcó en un pendrive. Se lo grabó todo porque querían ver si era ilícito penal", ha señalado. 

Su sorpresa fue que el fiscal pidió hablar con él porque había escuchado las grabaciones. Nadie, ha apuntado, le solicitó el disco duro. Ni la Fiscalía ni la Guardia Civil. "Al revés, me dijeron que me olvidara. No quisieron saber nada del disco duro", ha remarcado.