VALÈNCIA. El número de personas que residen en alguna de las áreas que resultaron inundadas en mayor o menor medida por la Dana del pasado 29 de octubre se cuenta por varios cientos de miles. En concreto, se estima que más de 306.000 habitantes repartidos en más de 65 localidades vivirían en una zona afectada por la peor catástrofe natural en décadas de la Comunitat Valenciana, una cifra que representa a casi el 12% de las personas que cuentan con domicilio en la provincia de Valencia.
No obstante, y como sucede con otros tantos indicadores, los números son todavía más demoledores en la conocida como ‘zona cero’ de la Dana. En estas localidades, casi el 78% de sus habitantes residiría en un punto azotado por la fuerza del temporal, y en algunos municipios, como es el caso de Paiporta, Algemesí, Catarroja o Massanassa, se considera que toda su población residente al completo habría quedado afectada.
Así se desprende del informe sobre el 'Alcance económico de la Dana del 29 de octubre en la provincia de Valencia', presentado este viernes por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). En él, además de cuantificar en al menos 17.000 millones de euros los daños de la riada en activos públicos y privados, como edificios, viviendas o comercios, se delimita y analiza la zona afectada en base a las imágenes de satélite difundidas por el Servicio de Gestión de Emergencias de Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, lo que permite estimar el número de residentes damnificados.
De este modo, y según el desglose por municipios proporcionado a Valencia Plaza, se observa que prácticamente la totalidad de los residentes de hasta diez localidades, ocho de la comarca de l'Horta Sud y dos de la Ribera Alta, habitarían en zonas que resultaron en menor o mayor medida inundadas por la Dana. Solo en estas poblaciones, entre las que también se encuentran Picanya, Sedaví o Alfafar, el número de personas afectadas ya ascendería a más de 130.000. En el caso de las quince localidades incluidas en la conocida como 'zona cero', son más de 201.600 las personas residentes afectadas, un 7,8% del total de los habitantes censados en la provincia de Valencia.
Entre los municipios más afectados, además de la decena cuya población al completo vive en un área dañada por la riada, se encuentran aquellos donde el porcentaje de habitantes afectados roza la totalidad, como es el caso de l’Alcúdia, donde el 99% de sus residentes -esto es, 12.066 personas- habrían padecido las consecuencias directas de la Dana. En Castelló, Guadassuar y Rafelguaraf, el impacto se situaría entre el 97% y el 92%, lo que evidencia que la fuerza del temporal devastó casi por completo estas localidades de la Ribera Alta.
Algo similar sucede en Xirivella y Aldaia, dos grandes municipios de l’Horta Sud, con porcentajes de población afectada del 88% y 86%, respectivamente, lo que equivaldría a más de 50.000 personas en total. En el caso de las pedanías del sur de València, entre las que figuran La Torre, Castellar-l'Oliveral y Forn d'Alcedo, el porcentaje desciende ligeramente al 71%, lo que equivaldría no obstante a más de 14.000 habitantes. Mientras tanto, el dato arrojado en Albal, con un 58% de su población damnificada, refuerza la magnitud de la catástrofe en esta comarca.
La intensidad del impacto disminuye en otras localidades más alejadas de la 'zona cero'. De este modo, Polinyà de Xúquer (48%), Quart de Poblet (38%) y Torrent (6%) muestran un descenso progresivo en el número de habitantes afectados, aunque continúan siendo cifras significativas si se consideran los miles de residentes que habrían sufrido de forma directa e indirecta las consecuencias de las inundaciones.
En el extremo opuesto, municipios como Alzira, Almussafes o Picassent apenas han experimentado daños relacionados con la Dana, con cifras que no superan el 1% de su población afectada. Este contraste refuerza la percepción de un fenómeno meteorológico tan irregular como devastador, con un alcance que se distribuye de manera desigual entre las diferentes zonas de la provincia.
Por comarcas, las cifras reflejan igualmente cómo l'Horta Sud vuelve a ser la zona más perjudicada, ya que en su conjunto en torno a 214.500 personas vivirían en áreas que habrían sido dañadas en mayor o menor grado por la Dana. Una cifra que representaría al 70% de todos los residentes de la provincia damnificados y contabilizados por el Ivie, además de a casi la mitad de la población que vive en l'Horta Sud.
Tras ella, casi el 23% de la población afectada de Valencia se concentraría en La Ribera Alta, con cerca de 69.500 personas. Además, también habrían resultado perjudicadas personas que residen en áreas inundadas de otras seis comarcas, como son València, La Ribera Baixa, La Plana de Utiel-Requena, El Camp de Túria, la Hoya de Buñol y Los Serranos.
Asimismo, los datos del Ivie no solo subrayan las consecuencias humanas y sociales de este dantesco episodio de lluvias, sino que también ofrece una serie de recomendaciones para mitigar futuros desastres. Una de las principales sugerencias es la necesidad de incrementar y agilizar las ayudas destinadas a la reconstrucción del tejido productivo, ya que, según el director del Ivie, Francisco Pérez, las subvenciones aprobadas hasta el momento "solo cubren una fracción de los daños estimados".
Además, los autores del estudio destacan la importancia de aprovechar la estrategia de recuperación para modernizar y mejorar el tejido productivo valenciano, así como la urgencia por invertir en infraestructuras hidráulicas preventivas y en la ogranización de respuestas eficaces ante emergencias.
Por otro lado, el informe del Ivie subraya también que la Dana ha afectado al 11,6% de la superficie total de los 89 municipios declarados como perjudicados, lo que equivale a 561 kilómetros cuadrados de terreno. Este impacto resulta especialmente significativo en la comarca de l'Horta Sud, donde el 31,1% de su territorio ha quedado sumergido bajo el agua, lo que refleja la alta concentración de población y activos en una zona de gran vulnerabilidad natural.
En la conocida como 'zona cero', que incluye a los 15 municipios más golpeados por esta catástrofe, el porcentaje de superficie afectada asciende al 21%, un dato que contrasta con el promedio provincial, ya que apenas alcanza el 5,2%. Así, las cifras evidencian cómo la ocupación intensiva del suelo en áreas históricamente inundables, con usos en su mayoría artificiales y de alta densidad, incrementa la exposición al riesgo.
Por último, los mapas georreferenciados empleados en el estudio muestran cómo la expansión urbana y el aumento de superficies impermeables han amplificado los efectos de las inundaciones. Esta realidad plantea la necesidad de rediseñar estrategias urbanísticas e infraestructuras que reduzcan la vulnerabilidad de las zonas habitadas frente a fenómenos climáticos extremos.