VALÈNCIA. La última vez que Maurice Reyna estuvo en València, el hotel Astoria aún se llamaba así, la plaza redonda aún conservaba los puestos que la hicieron tan característica y en el antiguo cauce del río Túria no había más que flora salvaje. Fue en 1960, en el rodaje de una película rodada en la ciudad, El chico que robó un millón, una producción grande de origen británico que no se pudo ver en el lugar que le sirvió de escenario hasta más de medio siglo después.
Reyna ha vuelto porque se ha empezado a rodar El Pequeño Ladrón, un documental dirigido por la productora Nuria Cidoncha que explora la historia del rodaje de esta película que es uno de los documentos más completos de la vida de València en la década de los 60. Fue Ana Ramón Rubio la que propone un guion sobre las incógnitas que suscitaba la película: ¿Por qué una superproducción decide rodarse en València? ¿Por qué no se estrenó en España? ¿Por qué acabó siendo una película invisible? “Llevamos más de cuatro años de producción, con una labor de investigación muy exhaustiva, en la que además de la financiación, hemos tenido que hablar con la productora original”, resume Cidoncha en conversación telefónica.
“La película retrata los lugares más icónicos de València, pero nunca se pudo ver”, cuenta la también co-productora. “El rodaje está siendo muy bonito. Recorreremos los lugares donde se rodó la película, y podremos ver los cambios urbanísticos, sociales y arquitectónicos que han sucedido”, añade.
El chico que robó un millón, dirigida por Charles Crichton (conocido especialmente por la comedia Un pez llamado Wanda), cuenta la historia de un niño que roba un millón de pesetas para ayudar a su padre a pagar las reparaciones de su taxi. Ahí entra en juego Maurice Reyna, venezolano de origen, que llegó a la película por pura casualidad: “Yo vivía en Londres y un cazatalentos me descubrió en el metro, cuando iba con mi hermana. Me preguntó justo al salir en la estación de Notting Hill. Tuve que darle mi número con los dedos a través de la ventana. No recibía una llamada y mi familia ya empezó a pensar que solo había sido un pervertido. Pero a los quince días me llamaron para hacer una prueba”, relata Reyna.
En los estudios Pinewood, hizo el casting para una película a la que se presentaron otros 400 niños. Al final, fue a él a quien le dieron el papel. Tras el rodaje y la post-producción, la película tiene un relativo éxito en Australia, Canadá, Gran Bretaña y otros países de la Commonwealth. ¿Por qué no en España? “La película tiene un contenido que a Franco no le convenía enseñar: un niño trabajando en un banco, una población en pobreza severa, las entidades bancarias y la policía demostrando ineficacia para parar el robo, etc.”, cuenta el actor.
Tal y como contó Eugenio Viñas en un reportaje a raíz de su primera proyección en València, el rodaje se hizo en su práctica totalidad en exteriores de la ciudad en un momento crucial de cambio de ciclo: “apenas unos meses después de haberse sacudido la crisis de la Gran riada y apenas unos meses antes de que el desarrollismo impactara de manera irreversible sobre su aspecto y su sociedad”. “Había mucho control en lo cultural. Estoy seguro que, o les dieron un guion diferente al que filmaron para que les autorizaran, o simplemente no se dieron cuenta de lo que estábamos rodando. Si lo hubieran sabido, nos hubieran censurado. Pero pasó todo lo contrario: la policía nos ayudó mucho a cortar las calles y la gente de València se quedaba pasmada porque una filmación era un gran acotencimiento para ellos”.
Reyna será tan solo una de las voces del documental, que también reunirá niños y niñas que tenían su edad en el momento del rodaje pero eran valencianos. También un abanico de voces autorizadas en la historia en minúsculas y en mayúsculas de cine: el periodista Tomás Gorria; el crítico de cine Daniel Gascó, propietario del video club Stromboli y uno de los promotores de la recuperación de la cinta de Crichton; el pediatra Jaime Boscá y el librero e investigador Rafael Solaz, que estuvieron presentes siendo niños en algunas escenas del rodaje; el jefe de Programación de La Filmoteca Valenciana, José Antonio Hurtado; la jefa de Recuperación, Inma Trull; la técnica de La Filmoteca Valenciana, Áurea Ortiz; la responsable de Valencia Film Office de Visit Valencia, Pepa Jordá; la profesora de Comunicación Audiovisual del CEU San Pablo, Begoña Siles; y el profesor de Historia Contemporánea de la Universitat de València, Germán Ramírez.
Producida por Nuria Cidoncha para When Lights are Low y Óscar del Caz para Digital Cine Media, El pequeño ladrón cuenta con las ayudas a la producción del Institut Valencià de Cultura (IVC). El asesor del proyecto ha sido el cineasta Carlos Ibáñez que, desde su puesta en marcha, ha estado colaborando tanto en la investigación histórica como en la gestión de aspectos específicos, como la participación de Maurice Reyna.
El equipo técnico se completa con Agustín Solsona-Rodrigo, director de fotografía; Cristina Vivó, directora de producción; Sonia Monllau, directora de arte; Vane Ribera, maquillaje y peluquería; Xavi Mulet, sonido y edición de diálogos, y Laura Mezzelani, ayudante de dirección.