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València a tota virolla

Max Aub en la era trap: Por qué ya es la hora del icono olvidado

Del fular de Aub a una pose intensita pasando por una ristra de motivos para proclamar como símbolo al icono más irrelevante para los valencianos

31/08/2019 - 

VALÈNCIA. Posiblemente cuando hay que esperar a una efeméride para recordar una vigencia emocional es que la sentencia del olvido es irreversible. Con Max Aub, que hace unos días cumplía su 50 aniversario del regreso a su ciudad mental, València, en una visita desaborida y carente por completo de pompa, sucede todavía peor: una efeméride es el gancho primario para reivindicar lo que ni por asomo está vindicado.

Como un Melville, podría imaginarse que lo nuestro con Aub se resolvería después de muerto y que la fama en casa (adoptiva) se resolvería a golpe de memoria póstuma. Por supuesto, no. Hay un velo cubriendo a Max Aub que en realidad -allí la trampa- no lo esconde a él sino a nosotros, desnudando en cambio nuestras taras como sociedad. Más tarde, algunas líneas después, una de las voces desfilando dirá que cómo es que una patria urbana que fue tuétano de ideas de Blasco Ibáñez y Aub no ha sabido sacar partido de ellos, sino más bien ha fomentado con crueldad el olvido. La orfandad guiando a un pueblo carente de simbolismos emocionales.

"No es hombre de mar, tampoco de tierra, sino de orillas”, se leerá también. Max Aub en el exilio perpetuo y la mejor definición de cómo blandir la identidad a partir de una ausencia que, visto lo visto, tiende a eterna.

Extraño, porque Aub, fular en vano, posee todas las condiciones para posicionarse en el imaginario colectivo como un icono de un tiempo en trap. En el caso de que existiera imaginario y si existiera colectivo. Porque Aub habla de la desafección, de los laberintos, de las anestesias, del dolor en su versión de desamor patriótico. De la crueldad.


Y para ti… ¿por qué Max Aub?

Por su cuento (Eva Muñoz Rosúa, periodista y patronista)

“Por cuentista, porque además de una extensa obra que recorre poesía, ensayo, dramaturgia o novela, Max Aub fue un fabuloso fabulador. Su prosa es ingenio, ritmo, y dominio absoluto del lenguaje. Un malabarismo de mazas (las palabras vivas) que trazan figuras exactas, en el aire, y siempre caen bien para volver a impulsarse. "No es hombre de mar, tampoco de tierra, sino de orillas", escribe en uno de sus magnéticos cuentos y sus palabras bien podrían describirle: siempre en arriesgado equilibrio, transitando por el filo de su propia fortuna”.

Foto: MIGUE MARTÍ

Pelt teu fulard, Aub (Migue Martí, ilustrador)

“El vaig dibuixar per a Valencians il•lustrats. Amb el seu rostre molt característic per tindre un front prominent, llavis i orelles grans, sempre amb ulleres de muntura basta. Principalment els trets dels seu rostre eren molt marcats, sobretot la segona etapa de la seua vida.  A més, el seu nom també fou molt estètic. Alguns fins i tot rumorejaven que podia tindre un parentiu amb el filòsof Karl Marx. Tot açò sense cap prova.  Imagine que per a la societat valenciana d'aquella època aquest erudit podia ser un personatge cultural amb cert exotisme. A moltes fotografies portava possat un fulard al coll”.

Por el antidoto (Rafa Lahuerta, autor de La balada del Bar Torino)

“Max Aub es el gran escritor valenciano del exilio. Me quedo sobre todo con La Gallina Ciega. Capta a la perfección la miseria moral del franquismo y sus consecuencias: el embrutecimiento, el miedo, la sumisión. Son consecuencias que de alguna manera seguimos purgando. Percibe con claridad el verdadero drama de una sociedad anestesiada por la mejora de las condiciones económicas y lo que en el futuro eso conllevará”.

Por su laberinto (Nacho Larraz, President del Gremi de Llibrers de València)

"El laberinto mágico es la gran obra literaria sobre la guerra. Creo que es necesario que los valencianos la leamos para poder construir nuestra memoria histórica y sepamos de dónde venimos, quienes somos y hacia dónde vamos. A los españoles se nos ha estado negando el ejercicio tranquilo y sosegado de poner la dictadura franquista en su sitio, imponiendo primero y manteniendo después, una telaraña de silencio que dura hasta nuestros días. Siendo un país tan desmemoriado necesitamos reconocer la figura y la obra de Max Aub y no hay mayor reconocimiento que leerlo."

Foto: KIKE TABERNERPor lo de Blasco y tú (Josep Lizondo, diseñador)

“Me parece suficiente que en València surgieran en un corto espacio de tiempo dos personajes literarios y políticos de categoría universal como Blasco y Aub. Tan distintos y tan iguales a la vez. En cualquier otro lugar, vamos con la llagrimeta, sería motivo de orgullo local contar con dos figuras de ese tamaño. Pero aquí de uno no se acuerda casi nadie, y al otro no lo conoce casi nadie. Me parece triste que Aub tenga el bombo que tiene en Madrid mientras València le sigue ignorando de esa manera.

Perquè no recordem (Carles Fenollosa, escriptor)

“Supose que hi ha moltes raons per recuperar Aub, i totes seran molt legítimes i raonables, per primera la seua qualitat literària. En el meu cas, però, és molt més senzill: he llegit només La gallina ciega, aquell “dietario español” de quan va vindre però no va tornar de l’exili, el 1969, perquè només va estar unes setmanes, i pense que eixe llibre val més per a comprendre l’Espanya d’aleshores i l’actual que totes les tertúlies i columnes prefabricades, de segona o tercera mà, idealitzades estúpidament, que digerim ara cada dia. “Ya no recuerdan nada”, repeteix, i nosaltres tampoc recordem res. Només per això, per recordar, per entendre, val la pena recuperar-lo. I no dic que el record, el testimoni, agradarà a tots, al contrari: a alguns -entre el valencianisme, sobretot, que és el que a mi m’interessa- els farà veure més clar d’on venim i com hem sigut vistos”.

Porque no idealizas, Aub (Josep Lizondo, diseñador)

“Con esa honestidad narrativa tan suya, con su enorme capacidad crítica, reflejada en La Gallina Ciega (explicando la transición y la democracia desde 1969) relata nuestro presente desde el pasado. En estos tiempos de propaganda es imprescindible leer a Aub para entender las claves. Porque en La Gallina Ciega entiendes muchas cosas, desde la València desmemoriada y obtusa a los recelos a atender denuncias tras 40 años de democracia. Imprescindible.

Aspectos que también encuentras en la saga de Campo, que ojalá alguien me hubiera obligado a leerla en secundaria. Con Aub vives la pérdida salvaje de la València viva, reivindicativa y orgullosa que desapareció tras la guerra. En esas páginas aporta una visión en primera persona describiendo con crudeza los desmanes de aquello. La crudeza del exilio. O su tenaz crítica, como muchos autores de su generación, a los errores cometidos por la República. Es lo bueno de Aub, que no cae en la trampa de la idealización. Su obra es el remedio a lo falsario de ese debate contaminado por los extremos al que asistimos cada día. Expone recorriendo aquellas calles, bajo el rostro de aquellas personas, lo bueno y lo malo de todo lo que amó. Sin tapujos. Pero por encima de eso, reivindicar a Aub es reivindicar la València que siempre quisimos tener y que nunca nos dejaron construir. Su acérrima defensa, como profesor de literatura que fue, de la educación pública universal como elemento transformador de la sociedad es un motivo más para reivindicar su figura ahora que lo público está más en entredicho que nunca”.

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