VALÈNCIA (EFE). El mecanismo ibérico, más conocido como tope al gas, cumplirá la próxima semana un año desde que entró en vigor, lo que ha permitido reducir el precio de la luz cerca de un 15 %, aunque en los últimos tres meses y medio no haya sido necesaria su aplicación por la caída del gas.
Según los datos recopilados por EFE, desde el pasado 15 de junio de 2022 la luz ha marcado en el mercado mayorista un precio medio de 154,2 euros el megavatio hora (MWh), lo que supone una cifra cerca de un 15 % inferior en comparación con los 182,2 euros/MWh que se habrían alcanzado si no estuviese en funcionamiento el tope al gas.
Estas cifras ponen de manifiesto la eficacia que ha demostrado esta herramienta, pactada por los Gobiernos de España y Portugal con la Comisión Europea en el primer semestre de 2022, cuando la invasión rusa de Ucrania estaba provocando una escalada sin precedentes en los mercados energéticos.
En este sentido, el tope al gas, que solo se aplica en España y Portugal debido a los bajos niveles de interconexión que hacen de la penínisula ibérica una "isla energética" dentro de Europa, ha permitido que en los últimos doce meses el precio de la luz haya sido notablemente más bajo en comparación con los países del entorno.
Así, desde que entró en vigor el tope al gas, Italia ha registrado un precio medio de 258,6 euros/MWh, un 68 % más que el precio español, con picos de 740 euros/MWh en el pasado agosto.
Francia, afectado por el prolongado parón de su parque de generación nuclear, ha pagado una luz un 48 % más cara que la de España, con una media de 227,5 euros/MWh, lo que le ha llevado a aumentar exponencialmente sus intercambios a través de los Pirineos.
Por su parte, Alemania, que tradicionalmente ha sido la potencia europea con los precios más bajos, ha visto como su dependencia de los combustibles fósiles rusos le ha llevado a pagar una electricidad a un precio medio de 202,9 euros/MWh, un 32 % más que España.
Aunque en términos generales el tope al gas ha tenido unos efectos muy positivos a la hora de contener el precio de la luz y mandar señales a los mercados energéticos, en los últimos meses ha tenido un efecto residual, ya que no ha sido necesaria su aplicación por la caída del gas.
Por esta razón, el tope al gas encadena 104 días sin aplicarse y suma 119 días desde que entró en vigor, ya que la cotización de esta materia prima en el Mercado Ibérico del Gas (Mibgas) se ha mantenido en todo momento por debajo del precio máximo establecido por el Gobierno, que comenzó en los 40 euros/MWh y actualmente se sitúa en los 58,3 euros/MWh.
El mes en el que más efecto tuvo el tope al gas fue el pasado diciembre, cuando redujo el precio de la luz cerca de un 35 %, con una media de 134,6 euros/MWh frente a los 207,6 euros/MWh que se habrían pagado sin esta herramienta.
Pese a que no ha sido necesario activar el tope al gas durante los últimos tres meses y medio, el Gobierno y la Comisión Europea pactaron su prórroga hasta el próximo 31 de diciembre con el objetivo de contar con una "red de seguridad" para los consumidores en el caso de que su precio repunte en los próximos meses.
La caída del gas, además de provocar que el mecanismo ibérico haya sido innecesario en los últimos 104 días, ha permitido que el mercado mayorista de la luz se sitúe en sus niveles más bajos de los últimos dos años.
Tanto en enero como en abril y mayo, el precio medio rondó los 70 euros/MWh, lo que supone uno de los precios más bajos de los últimos 24 meses, desde mediados de 2021.
Además, los precios actuales se encuentran muy lejos del máximo histórico de 308,6 euros/MWh que se alcanzó en agosto de 2022, el mes más caro hasta la fecha, afectado por la invasión rusa de Ucrania y las altas temperaturas del verano anterior.